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miércoles, 29 de mayo de 2024

“No sois terroristas, sois cojonudos”, el encierro en el Pozo Julia. Una amplia crónica en el 45 aniversario

Una amplia crónica en el 45 aniversario

1979 será recordado cómo el año en que Fabero no tuvo Fiestas del Corpus Christi. La primera, y única vez que tenemos constancia -incluida la guerra civil- hasta 2020, con el coronavirus. ¿Qué pasó? Uno de los encierros más importantes de la historia de la cuenca. El segundo match tras las grandes movilizaciones de 1978, por los salarios, el cumplimiento de los acuerdos y frente a la liquidación de la gran empresa, Antracitas de Fabero.

Desde abril el Comité de Empresa lleva denunciando incumplimientos por parte de la compañía. En mayo sindicatos y patronal exigen a Endesa compras de mineral para evitar nuevos expedientes de crisis. La eléctrica pública había recibido un crédito de 18.000 millones de pesetas, pero gran parte de los fondos los tiene comprometidos para otros menesteres, como la construcción de los nuevos grupos de Compostilla II.

La difícil situación que vive la minería berciana es advertida en mayo por el secretario provincial de CCOO, José Rodríguez, al diputado comunista y secretario general de las Comisiones Obreras Marcelino Camacho, para que lo traslade al Congreso en el marco de la discusión del nuevo Plan Energético Nacional.

El martes 11 de mayo 12.000 personas venidas en autocares de todos los pueblos mineros de la comarca se manifiestan por las calles de Ponferrada ante la negativa empresarial de hacer frente a los salarios de abril. 7.500 obreros de 48 empresas respaldan la huelga.

El sábado 2 de junio las cuencas mineras desayunan con la noticia de que el Consejo de Ministros anticiparía 800 de los 3000 millones que ENDESA adeuda por los stocks de carbón. Ese día una asamblea de delegados de CCOO en Ponferrada valora el acuerdo, no se fían, en abril la administración había prometido al sindicato el pago en días. La tensión se palpa en el ambiente, casi se corta, es un ambiente viciado, poco oxígeno y mucho metano, falta una chispa.

El viernes 8 de junio César Moro, director de la explotación, Hernán Massip, de la Jefatura Provincial de Minas, Luis Otero Fidalgo y Joaquín Otero Fernández, facultativos de AFSA visitan el Pozo Julia para elaborar el informe para el expediente de crisis. La desesperación obrera ante los impagos salariales estalla. 94 mineros impiden la salida a los técnicos. A las 17:20 los encerrados comunican por el teléfono interno que no van a salir hasta que haya una solución concreta a sus salarios. A las 18 hablan con dos miembros del Comité y les piden que vayan a León a hablar con la primera autoridad civil.

La empresa había tomado a los trabajadores como rehenes frente Endesa, ahora la situación se invierte y son los trabajadores quienes retienen a representantes de la empresa y la administración. Siguen el ejemplo de Minas de Figaredo que en otoño del 78 habían obligado al dueño de la empresa a acompañarles durante el encierro.

Los sindicatos asumen el liderazgo de una acción espontánea que les había desbordado, toman la dirección de la protesta, de la jaula, organizan una comisión y evitan acciones incontroladas. Los mineros no dejan entrar a nadie, solo al médico para atender al Jefe de Minas, Hernán Massip que es diabético. “Al paisano había que tenerlo como oro en paño”, para evitar represalias mayores, explica Honorino de la Concepción, delegado de CCOO encerrado.

Fermín Carnero, secretario provincial de UGT, declara públicamente estar en contra de la medida. CCOO y UGT, no apoyan el secuestro, pero tampoco lo condenan explícitamente para evitar la ruptura con los trabajadores encerrados. Los sindicatos responsabilizan a la propia empresa de los hechos y a César Moro, ingeniero director, que es acusado “de provocar el incidente” por las deudas, mientras deja el economato sin existencias. Honorino justifica la respuesta violenta ante el resquemor, el abandono y el avasallamiento que sufrían, incluso el agravio comparativo con la minería asturiana.

En el exterior se vuelcan con los encerrados, los acontecimientos se suceden de forma frenética. Los comerciantes cierran y escriben una carta al rey señalando que “la situación económica de todos los habitantes (…) es gravísima”. Los vecinos se organizan y recaudan más de un millón de pts. entre dinero y alimentos y la alcaldía comunista realiza gestiones a todos los niveles. En la Jarrina de AGSA, en MSP y en Hijos de García Simón se producen encierros a partir del lunes 11 que paran el resto de empresas de la cuenca. Durante el fin de semana el Comité viaja a Madrid para reunirse en la sede de la empresa. Un periodista de la revista Crash (cercana al PCE (r) y los GRAPO), Andrés Sánchez, se cuela en el encierro entre el rechazo de los sindicatos que temen que grupos minoritarios traten de radicalizar el conflicto. Y para rematar, la Asociación Nacional de Ingenieros de Minas, anuncia en boca de su presidente, Alfonso Hevia, que valoran la presentación de una demanda judicial contra los trabajadores encerrados.

En el castillete una pancarta reza “Encerrados: no sois terroristas. Sois Cojonudos”. La firma el pueblo. Las fiestas de Corpus se suspenden. Los parlamentarios leoneses del PSOE y UCD se reúnen con gobierno y empresas. En el interior, el médico, Claudio Peláez Vega, que atiende al ingeniero de la Jefatura Provincial de Minas, Hernán Massip, considera que no presenta problemas graves.

Las noticias y acusaciones en la prensa local y nacional se suceden. Massip afirma en una entrevista para la emisora local que el trato es correcto. Por su parte, los mineros declaran a la prensa que “Total, tanto nos da morir de hambre en el pozo, como morir de hambre arriba, por falta de pago”.

El lunes 11 dos mineros son heridos (con pronóstico grave) por la violenta intervención de la Guardia Civil que intercepta en Vega de Espinareda a 300 trabajadores que se dirigen a Ponferrada para manifestarse. Los sindicatos acusan al Gobierno Civil de reducir el conflicto a una cuestión de orden público, y a la patronal de fomentar la crispación. Ese mismo día Marcelino Camacho envía un telegrama al Comité de Empresa. Lamenta la “SITUACIÓN PORFALTA de POLÍTICA RESPONSABLE HACÍA CARBÓN QUE DA LUGAR HECHOS DESESPERADOS POR TRABAJADORES. INFORMAMOS HAY SOLUCIONES EN MARCHA PARA COBRO SALARIOS ANTRACITAS FABERO Y RESTO MINEROS LEONESES”. Tiene un compromiso del gobierno de pagar el miércoles y el Ministro de Trabajo ya les ha enviado una carta explicativa.

El martes 12 llegan los 800 millones que Endesa adeuda. Una reunión en el Gobierno Civil de León concreta las cuantías que las empresas abonarán a sus trabajadores a partir del día 13.

El jueves 14 de junio, Corpus Christi, los mineros de Fabero madrugan, pero no van a la procesión. A las cinco de la madrugada finaliza el encierro. Los trabajadores aceptan la promesa de la Administración de hacer efectivos al día siguiente los salarios de abril y mayo con cargo al Fondo de Garantía Salarial, la de marzo se había empezado a pagar ya. Cuentan, además, con la promesa, tanto de la empresa (AFSA se compromete con un escrito, firmado por Manuel Delgado Calvete, Director Gerente, que no habría represalias) como del Gobierno Civil, de no emprender ningún tipo de acción judicial.  

Enfrente de la jaula un doble cordón humano espera y escolta a los encerrados hasta las duchas. La salida se produce en silencio ante la mirada de 200 personas, principalmente mineros, que contienen las lágrimas. La guardia civil estaba esperando al periodista Andrés Sánchez, pero este hace cómo que se va a duchar y escapa.

Los encerrados en solidaridad en Antracitas de Gaiztarro y la Minero Siderúrgica de Ponferrada también comienzan a salir. La medida resultó exitosa, pues contribuyó al pago de las nóminas en otras empresas a las que Endesa también adeudaba dinero. Los sindicatos saben que es un “parche”, una patada adelante. No se equivocan. Han ganado  una batalla, queda otra, la más importante, la de mantener los puestos de trabajo. Los rumores apuntan a que la empresa está dispuesta a cerrar sin más. Los trabajadores plantean que es un contrasentido cerrar explotaciones mineras cuando la crisis energética está en ciernes.

El viernes 15 de junio calles y bares recobran vida a pesar de haberse suspendido las fiestas. "Sólo la FELE [Federación Leonesa de Empresarios] (...) mantenía sus espadas en alto" pidiendo intervención judicial. Olvidaban, como recuerda MO, que debería haber actuado meses atrás para evitar la situación: "El delito social también existe". Corren rumores de cierre, y la FEM de Comisiones cree que la solución de minas de Figaredo, la nacionalización, es “una conquista” aplicable a este problema.

José Antonio López González, “Míster”, explica que en ese momento se encuentran ante “un problema que no sabemos afrontar”, pues hasta entonces las reivindicaciones “eran para pedir”, pero ahora se ven ante la tesitura de movimientos defensivos, de mantener el puesto de trabajo.

Una semana después, pasada la euforia de la victoria, comienzan las primeras citaciones judiciales. Los trabajadores saben que la justicia depende de las correlaciones de fuerzas, hacen una asamblea, paralizan la producción y algunos trabajadores van a Ponferrada y declaran voluntariamente. Honorino de la Concepción recuerda que tuvieron que “avasallar los juzgados, porque estaban citando a 3 o 4 todos los días”. La medida tiene éxito y se resuelve sin sanciones. La intensidad que alcanza el conflicto obrero hace que sea recordado como una de las grandes movilizaciones, los inicios de la lucha frente a la reconversión. Algo que hace que no podamos olvidar que hoy el Pozo Julia es más que piedras y hierro, es testigo mudo de luchas por el pan y la libertad.

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