Una amplia crónica en el 45 aniversario
1979 será recordado cómo el año en que Fabero no tuvo Fiestas del Corpus Christi. La primera, y única vez que tenemos constancia -incluida la guerra civil- hasta 2020, con el coronavirus. ¿Qué pasó? Uno de los encierros más importantes de la historia de la cuenca. El segundo match tras las grandes movilizaciones de 1978, por los salarios, el cumplimiento de los acuerdos y frente a la liquidación de la gran empresa, Antracitas de Fabero.Desde abril el
Comité de Empresa lleva denunciando incumplimientos por parte de la compañía. En mayo
sindicatos y patronal exigen a Endesa compras de mineral para evitar nuevos
expedientes de crisis. La eléctrica pública había recibido un crédito de 18.000
millones de pesetas, pero gran parte de los fondos los tiene comprometidos para
otros menesteres, como la construcción de los nuevos grupos de Compostilla II.
La difícil
situación que vive la minería berciana es advertida en mayo por el secretario
provincial de CCOO, José Rodríguez, al diputado comunista y secretario general
de las Comisiones Obreras Marcelino Camacho, para que lo traslade al Congreso en
el marco de la discusión del nuevo Plan Energético Nacional.
El martes 11 de
mayo 12.000 personas venidas en autocares de todos los pueblos mineros de la
comarca se manifiestan por las calles de Ponferrada ante la negativa
empresarial de hacer frente a los salarios de abril. 7.500 obreros de 48
empresas respaldan la huelga.
El sábado 2 de
junio las cuencas mineras desayunan con la noticia de que el Consejo de
Ministros anticiparía 800 de los 3000 millones que ENDESA adeuda por los stocks
de carbón. Ese día una asamblea de delegados de CCOO en Ponferrada valora el
acuerdo, no se fían, en abril la administración había prometido al sindicato el
pago en días. La tensión se palpa en el ambiente, casi se corta, es un ambiente
viciado, poco oxígeno y mucho metano, falta una chispa.
El viernes 8 de
junio César Moro, director de la explotación, Hernán Massip, de la Jefatura
Provincial de Minas, Luis Otero Fidalgo y Joaquín Otero Fernández, facultativos
de AFSA visitan el Pozo Julia para elaborar el informe para el expediente de
crisis. La desesperación obrera ante los impagos salariales estalla. 94 mineros
impiden la salida a los técnicos. A las 17:20 los encerrados comunican por el
teléfono interno que no van a salir hasta que haya una solución concreta a sus
salarios. A las 18 hablan con dos miembros del Comité y les piden que vayan a
León a hablar con la primera autoridad
civil.
La empresa había
tomado a los trabajadores como rehenes frente Endesa, ahora la situación se
invierte y son los trabajadores quienes retienen a representantes de la empresa
y la administración. Siguen el ejemplo de Minas de Figaredo que en otoño del 78
habían obligado al dueño de la empresa a acompañarles durante el encierro.
Los sindicatos
asumen el liderazgo de una acción espontánea que les había desbordado, toman la
dirección de la protesta, de la jaula, organizan una comisión y evitan acciones
incontroladas. Los mineros no dejan entrar a nadie, solo al médico para atender
al Jefe de Minas, Hernán Massip que es diabético. “Al paisano había que tenerlo
como oro en paño”, para evitar represalias mayores, explica Honorino de la
Concepción, delegado de CCOO encerrado.
Fermín Carnero,
secretario provincial de UGT, declara públicamente estar en contra de la
medida. CCOO y UGT, no apoyan el secuestro, pero tampoco lo condenan explícitamente
para evitar la ruptura con los trabajadores encerrados. Los sindicatos responsabilizan
a la propia empresa de los hechos y a César Moro, ingeniero director, que es
acusado “de provocar el incidente” por las deudas, mientras deja el economato
sin existencias. Honorino
justifica la respuesta violenta ante el resquemor,
el abandono y el avasallamiento que sufrían, incluso el agravio comparativo con la
minería asturiana.
En el
exterior se vuelcan con los encerrados, los acontecimientos se suceden de forma
frenética. Los
comerciantes cierran y escriben una carta al rey señalando que “la situación
económica de todos los habitantes (…) es gravísima”. Los vecinos se organizan y
recaudan más de un millón de pts. entre dinero y alimentos y la alcaldía
comunista realiza gestiones a todos los niveles. En la Jarrina de AGSA, en MSP y en Hijos de
García Simón se producen encierros a partir del lunes 11 que paran el resto de
empresas de la cuenca. Durante el fin de semana el Comité viaja a Madrid para
reunirse en la sede de la empresa. Un
periodista de la revista Crash
(cercana al PCE (r) y los GRAPO), Andrés Sánchez, se cuela en el encierro entre
el rechazo de los sindicatos que temen que grupos minoritarios traten de
radicalizar el conflicto. Y para rematar, la Asociación Nacional de Ingenieros
de Minas, anuncia en boca de su presidente, Alfonso Hevia, que valoran la
presentación de una demanda judicial contra los trabajadores encerrados.
En el castillete
una pancarta reza “Encerrados: no sois terroristas. Sois Cojonudos”. La firma el pueblo. Las fiestas de Corpus se suspenden.
Los parlamentarios leoneses del PSOE y UCD se reúnen con gobierno y empresas. En
el interior, el médico, Claudio Peláez Vega,
que atiende al ingeniero de la Jefatura Provincial de Minas, Hernán Massip,
considera que no presenta problemas graves.
Las noticias y
acusaciones en la prensa local y nacional se suceden. Massip afirma en una
entrevista para la emisora local que el trato es correcto. Por su parte, los
mineros declaran a la prensa que “Total, tanto nos da morir de hambre en el
pozo, como morir de hambre arriba, por falta de pago”.
El lunes 11 dos
mineros son heridos (con pronóstico grave) por la violenta intervención de la
Guardia Civil que intercepta en Vega de Espinareda a 300 trabajadores que se
dirigen a Ponferrada para manifestarse. Los
sindicatos acusan al Gobierno Civil de reducir el conflicto a una cuestión de
orden público, y a la patronal de fomentar la crispación. Ese mismo día Marcelino
Camacho envía un telegrama al Comité de Empresa. Lamenta la “SITUACIÓN PORFALTA
de POLÍTICA RESPONSABLE HACÍA CARBÓN QUE DA LUGAR HECHOS DESESPERADOS POR
TRABAJADORES. INFORMAMOS HAY SOLUCIONES EN MARCHA PARA COBRO SALARIOS
ANTRACITAS FABERO Y RESTO MINEROS LEONESES”.
Tiene un compromiso del gobierno de pagar el miércoles y el Ministro de
Trabajo ya les ha enviado una carta explicativa.
El martes 12 llegan los 800 millones que Endesa adeuda. Una reunión en el
Gobierno Civil de León concreta las cuantías que las empresas abonarán a sus
trabajadores a partir del día 13.
El jueves 14 de
junio, Corpus Christi, los mineros de Fabero madrugan, pero no van a la
procesión. A las cinco de la madrugada finaliza el encierro. Los trabajadores aceptan
la promesa de la Administración de hacer efectivos al día siguiente los
salarios de abril y mayo con cargo al Fondo de Garantía Salarial, la de marzo
se había empezado a pagar ya. Cuentan, además, con la promesa,
tanto de la empresa (AFSA se compromete con un escrito, firmado por Manuel
Delgado Calvete, Director Gerente, que no habría represalias) como del Gobierno
Civil, de no emprender ningún tipo de acción judicial.
Enfrente de la jaula un doble
cordón humano espera y escolta a los encerrados hasta las duchas. La salida se
produce en silencio ante la mirada de 200 personas, principalmente mineros, que
contienen las lágrimas. La guardia civil estaba esperando al periodista Andrés
Sánchez, pero este hace cómo que se va a duchar y escapa.
Los encerrados en solidaridad en
Antracitas de Gaiztarro y la Minero Siderúrgica de Ponferrada también comienzan
a salir. La
medida resultó exitosa, pues contribuyó al pago de las nóminas en otras
empresas a las que Endesa también adeudaba dinero. Los sindicatos saben que es un
“parche”, una patada adelante. No se equivocan. Han ganado una batalla, queda otra, la más importante,
la de mantener los puestos de trabajo. Los rumores apuntan a que la empresa está
dispuesta a cerrar sin más. Los
trabajadores plantean que es un contrasentido cerrar explotaciones mineras
cuando la crisis energética está en ciernes.
El viernes 15 de
junio calles y bares recobran vida a pesar de haberse suspendido las fiestas.
"Sólo la FELE [Federación Leonesa de Empresarios] (...) mantenía sus
espadas en alto" pidiendo intervención judicial. Olvidaban, como recuerda
MO, que debería haber actuado meses atrás para evitar la situación: "El
delito social también existe". Corren rumores de cierre, y la FEM de
Comisiones cree que la solución de minas de Figaredo, la nacionalización, es
“una conquista” aplicable a este problema.
José Antonio López
González, “Míster”, explica que en
ese momento se encuentran ante “un problema que no sabemos afrontar”, pues
hasta entonces las reivindicaciones “eran para pedir”, pero ahora se ven ante
la tesitura de movimientos defensivos, de mantener el puesto de trabajo.
Una semana después, pasada la euforia de la victoria, comienzan las primeras citaciones judiciales. Los trabajadores saben que la justicia depende de las correlaciones de fuerzas, hacen una asamblea, paralizan la producción y algunos trabajadores van a Ponferrada y declaran voluntariamente. Honorino de la Concepción recuerda que tuvieron que “avasallar los juzgados, porque estaban citando a 3 o 4 todos los días”. La medida tiene éxito y se resuelve sin sanciones. La intensidad que alcanza el conflicto obrero hace que sea recordado como una de las grandes movilizaciones, los inicios de la lucha frente a la reconversión. Algo que hace que no podamos olvidar que hoy el Pozo Julia es más que piedras y hierro, es testigo mudo de luchas por el pan y la libertad.
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