En junio de 1978 AFSA, la tercera empresa carbonífera de la provincia de León, presenta un expediente de crisis para 763 de sus 840 trabajadores. Los sindicatos exigen a las autoridades que lo rechacen por ficticio, una “coartada para prescindir de parte de la plantilla”. La producción de carbón se dobla en 1978 y, a pesar de ello, es el sector que más expedientes presenta ese año.
UGT denuncia que
el expediente es injustificado y que AFSA no invirtió nada durante los años de
“vacas gordas” mientras sacaba los “beneficios fuera de la localidad y de las
minas hacia otros sectores que ofrecían beneficios fáciles”.
El Director
General de Antracitas de Fabero escribe una carta al Director del periódico La
Hora Leonesa contestando a una previa de CCOO y UGT. Justifica legalmente el
expediente y señala que los asesores de las centrales no han aportado solución
alternativa. Acusa a los sindicatos de querer desestabilizar a la empresa.
Estos responsabilizan a AFSA de poner “en peligro el proceso democrático” con
su despido colectivo injustificado. Proponen la cogestión de la empresa, ayudas
públicas y la nacionalización de la empresa.
Lo cierto es que
las centrales sindicales se tienen que enfrentar a los primeros compases de la
crisis de la antracita sin apenas experiencia ni referencias previas. José Antonio López “Mister” de CCOO lo
explica así:
“Teníamos un problema que no
sabíamos afrontar (…) Es la primera vez que vemos que las movilizaciones no son
solo reivindicativas (…) Hasta entonces (...) todas las movilizaciones eran
para pedir (…) en aquel momento se plantea que estamos en crisis y que las
minas se pueden cerrar y que podemos quedarnos en la calle”.
A propuesta de
la Sección Sindical de AFSA la Federación Sindical Minera de CCOO elabora un
Estudio Socio-Económico del municipio de Fabero y su entorno que publican en
agosto de ese mismo año. Demuestra de forma exhaustiva la deficiente
organización empresarial y plantea un plan de viabilidad.
El domingo 3 de
septiembre 10.000 personas, con autobuses llegados de todo León y otras
provincias mineras (Asturias, Navarra, Sevilla, Santander y Galicia), se
manifiestan en Fabero convocadas por CCOO y UGT. El lema escogido es “Contra el
paro movilización. Por la solidaridad con: El pueblo de Fabero. La minería
Leonesa. Por la conservación de los puestos de trabajo de todos los leoneses”.
Los sindicatos rechazan los expedientes de AFSA y Marrón (190 despidos) y la
descapitalización del sector que conduciría a “una nacionalización a costa de
los contribuyentes”.
La movilización
produce avances y se plantea la reconversión de parte de la plantilla de
exterior al interior para elevar la producción. A pesar de ello se vive un clima de
enfrentamiento entre las centrales que se reproduce en la prensa provincial.
UGT propone un
debate público entre la empresa y los sindicatos. Temen que el expediente sea
el paso previo al cierre. El sindicato socialista hace público un estudio
comparando los datos de AFSA con otras empresas del sector y acusa a la empresa
de “falseamiento de cifras” y otras “irregularidades”. Incide en las
expectativas favorables del sector y que el cierre de AFSA supondría el “caos
económico” en Fabero.
A comienzos de
octubre Comisiones Obreras presenta un informe técnico ante la Delegación de
Trabajo en relación a la viabilidad de AFSA. UGT lo tilda de sindicato
“efectivista” y lo acusa de estar en consonancia con la empresa. CCOO contesta
al sindicato socialista defendiendo su
posición “absolutamente unitaria” y le recuerda que en la concentración de
septiembre trataron de monopolizar y pudo dar lugar a un enfrentamiento que
evitaron. El sindicato liderado por Marcelino Camacho reprocha que un
comunicado UGT-CCOO aparezca en prensa como propio de UGT y PSOE y que UGT ha
dejado de asistir a reuniones conjuntas y los llama a abandonar “posturas
sectarias” y “divisionistas”.
Finalmente se
consigue un acuerdo para llegar al punto muerto para que la compañía no tenga
pérdidas. Con el pacto acuerdan productividad por salarios. Las negociaciones
son “muy fuertes y muy duras” porque obviamente, explica el sindicalista Honorino de la Concepción, “si producimos más, hay que ganar más”.
El diario de
sesiones del Congreso de los Diputados, en octubre del 79, pocos días después
del accidente del Pozo María de MSP y 4 meses después del encierro en el Pozo
Julia, el diputado comunista Horacio Fernández Inguanzo, el Paisano, recuerda que el plan de AFSA elaborado por las
Centrales Sindicales elevó la producción un 29% y redujo el absentismo en un
12% de octubre del 78 a marzo del 79. Los trabajadores cumplen. La empresa no.
Los problemas no hacen más que empezar. Los conflictos a surgir. Y el pacto a
vivir una continua revisión ante una empresa más interesada en cerrar que en
continuar.
En noviembre de
1978 Endesa suspende la adquisición de carbones en la central de Compostilla,
en los meses siguientes las empresas antraciteras empezarán a sufrir las
consecuencias. En 1979 la situación se vuelve crítica cuando los impagos se
vuelven moneda corriente en las empresas mineras de El Bierzo y Laciana. El 8 de
junio la desesperación obrera ante los impagos salariales estalla. 94 mineros
se encierran en el Pozo Julia reteniendo a 4 directivos de AFSA y de Minas,
exigen una solución concreta a sus salarios. Será la segunda gran batalla.
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