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sábado, 11 de febrero de 2023

1978, los inicios de la lucha para salvar Antracitas de Fabero

Antracitas de Fabero fue el buque insignia de la minería en la localidad que le dio su nombre. Con su mejor estado de salud la curva poblacional del pueblo creció, con sus achaques empezó a estancarse y con su declive una caída en picado. La crisis se forjó por la forma en que se desarrollaron las empresas mineras durante el franquismo, pero en 1978 se manifiesta de su forma más cruda con la amenaza de despidos masivos. Hechos quizás menos conocidos que el famoso encierro de 1979 ante una situación que había surgido el año anterior.

En junio de 1978 AFSA, la tercera empresa carbonífera de la provincia de León, presenta un expediente de crisis para 763 de sus 840 trabajadores. Los sindicatos exigen a las autoridades que lo rechacen por ficticio, una “coartada para prescindir de parte de la plantilla”. La producción de carbón se dobla en 1978 y, a pesar de ello, es el sector que más expedientes presenta ese año.

UGT denuncia que el expediente es injustificado y que AFSA no invirtió nada durante los años de “vacas gordas” mientras sacaba los “beneficios fuera de la localidad y de las minas hacia otros sectores que ofrecían beneficios fáciles”.

El Director General de Antracitas de Fabero escribe una carta al Director del periódico La Hora Leonesa contestando a una previa de CCOO y UGT. Justifica legalmente el expediente y señala que los asesores de las centrales no han aportado solución alternativa. Acusa a los sindicatos de querer desestabilizar a la empresa. Estos responsabilizan a AFSA de poner “en peligro el proceso democrático” con su despido colectivo injustificado. Proponen la cogestión de la empresa, ayudas públicas y la nacionalización de la empresa.

Lo cierto es que las centrales sindicales se tienen que enfrentar a los primeros compases de la crisis de la antracita sin apenas experiencia ni referencias previas. José Antonio López “Mister” de CCOO lo explica así:

“Teníamos un problema que no sabíamos afrontar (…) Es la primera vez que vemos que las movilizaciones no son solo reivindicativas (…) Hasta entonces (...) todas las movilizaciones eran para pedir (…) en aquel momento se plantea que estamos en crisis y que las minas se pueden cerrar y que podemos quedarnos en la calle”.

A propuesta de la Sección Sindical de AFSA la Federación Sindical Minera de CCOO elabora un Estudio Socio-Económico del municipio de Fabero y su entorno que publican en agosto de ese mismo año. Demuestra de forma exhaustiva la deficiente organización empresarial y plantea un plan de viabilidad.

El domingo 3 de septiembre 10.000 personas, con autobuses llegados de todo León y otras provincias mineras (Asturias, Navarra, Sevilla, Santander y Galicia), se manifiestan en Fabero convocadas por CCOO y UGT. El lema escogido es “Contra el paro movilización. Por la solidaridad con: El pueblo de Fabero. La minería Leonesa. Por la conservación de los puestos de trabajo de todos los leoneses”. Los sindicatos rechazan los expedientes de AFSA y Marrón (190 despidos) y la descapitalización del sector que conduciría a “una nacionalización a costa de los contribuyentes”.

La movilización produce avances y se plantea la reconversión de parte de la plantilla de exterior al interior para elevar la producción. A pesar de ello se vive un clima de enfrentamiento entre las centrales que se reproduce en la prensa provincial.

UGT propone un debate público entre la empresa y los sindicatos. Temen que el expediente sea el paso previo al cierre. El sindicato socialista hace público un estudio comparando los datos de AFSA con otras empresas del sector y acusa a la empresa de “falseamiento de cifras” y otras “irregularidades”. Incide en las expectativas favorables del sector y que el cierre de AFSA supondría el “caos económico” en Fabero.

A comienzos de octubre Comisiones Obreras presenta un informe técnico ante la Delegación de Trabajo en relación a la viabilidad de AFSA. UGT lo tilda de sindicato “efectivista” y lo acusa de estar en consonancia con la empresa. CCOO contesta al sindicato socialista  defendiendo su posición “absolutamente unitaria” y le recuerda que en la concentración de septiembre trataron de monopolizar y pudo dar lugar a un enfrentamiento que evitaron. El sindicato liderado por Marcelino Camacho reprocha que un comunicado UGT-CCOO aparezca en prensa como propio de UGT y PSOE y que UGT ha dejado de asistir a reuniones conjuntas y los llama a abandonar “posturas sectarias” y “divisionistas”.

Finalmente se consigue un acuerdo para llegar al punto muerto para que la compañía no tenga pérdidas. Con el pacto acuerdan productividad por salarios. Las negociaciones son “muy fuertes y muy duras” porque obviamente, explica el sindicalista Honorino de la Concepción, “si producimos más, hay que ganar más”.

El diario de sesiones del Congreso de los Diputados, en octubre del 79, pocos días después del accidente del Pozo María de MSP y 4 meses después del encierro en el Pozo Julia, el diputado comunista Horacio Fernández Inguanzo, el Paisano, recuerda que el plan de AFSA elaborado por las Centrales Sindicales elevó la producción un 29% y redujo el absentismo en un 12% de octubre del 78 a marzo del 79. Los trabajadores cumplen. La empresa no. Los problemas no hacen más que empezar. Los conflictos a surgir. Y el pacto a vivir una continua revisión ante una empresa más interesada en cerrar que en continuar.

En noviembre de 1978 Endesa suspende la adquisición de carbones en la central de Compostilla, en los meses siguientes las empresas antraciteras empezarán a sufrir las consecuencias. En 1979 la situación se vuelve crítica cuando los impagos se vuelven moneda corriente en las empresas mineras de El Bierzo y Laciana. El 8 de junio la desesperación obrera ante los impagos salariales estalla. 94 mineros se encierran en el Pozo Julia reteniendo a 4 directivos de AFSA y de Minas, exigen una solución concreta a sus salarios. Será la segunda gran batalla.

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