Este es el título que el Nº 7 de Laciana Actualidad, un periódico local de la época, dio en su número de septiembre sobre los hechos acaecidos, y los que no pudieron ser, en las fiestas de San Roque 1985 en Villablino.
Esta es la segunda entrega tras el reportaje “Las fiestas de Villablino 1985, las llamadas a romper el “maleficio” de las fiestas que caen en 5” en el que dimos algunas pinceladas de la programación festiva y dejábamos caer lo que sucedió. Para escribirlo hemos utilizado las páginas del periódico que recoge en varios números análisis de un tema que coleó en la sociedad lacianiega durante tiempo. Aprovechando, y animando, a nuestras lectoras y lectores a que nos cuenten sus recuerdos, impresiones y sensaciones de aquellas fiestas que pudieron ser, y no fueron.
En las páginas del periódico se
describe, al margen de las pérdidas y no ganancias, para ayuntamiento y
hosteleros, lo aciago que fueron aquellos “días festivos, en los que los
centros de trabajo cerraron, supusieron que los lacianiegos tuvieron o bien que
quedarse en casa o bien limitarse a salir a los bares”.
Llegados hasta aquí, veamos, ¿Qué es lo que pasó?
Muchos eran los problemas que
desde los meses y años anteriores estaban sucediendo en distintas pedanías y
barrios de Villablino con la distribuidora eléctrica La Prohida. El Ayuntamiento "ya tenía la mosca detrás
de la oreja por lo ocurrido en la edición anterior". Lo cierto es que el
25 de enero de 1983 el Pleno del Ayuntamiento había aprobado el proyecto de
urbanización de la avenida de Constantino Gancedo, tras su exposición pública y
cumpliendo los trámites legales, que contemplaba que el suministro del
alumbrado se conecte en el centro de transformación de la calle Vega del Palo.
La compañía alega que
“estaba saturado”, aunque no es así para enganchar la obra de Horacio Hernández
Rico. Cuando el consistorio pide a la empresa que le facilite los centros para
las conexiones de las actividades de las fiestas. La compañía señala el centro de “Las Malvinas”. El popular
nombre con el que se conoce a la urbanización de las 104 viviendas de
protección social de la calle Serafín Morales de Villablino.
“Cabe preguntarse si se
hizo inocentemente o con premeditación... (…) ¿Qué se está pretendiendo con
esta actitud? ¿Provocar la pelea callejera? ¿Desestabilizar la Institución
Municipal? ¿O simplemente que siga imperando la voluntad caciquil de los dioses
de este Valle?”, se cuestiona la pieza informativa.
La situación estaba que “echaba chispas” y se complicó cuando vecinos y
niños de “Las Malvinas” provocaron distintos desperfectos materiales en la instalación.
Alegaban que ellos eran los únicos propietarios del transformador.
La Prohida no desmintió el rumor de que el transformador era propiedad de los
vecinos alimentando la polémica.
A este contexto hay que añadir
que, como nos explican algunas fuentes, por entonces Barrero era “todopoderoso”
en el Valle, con dificultades para aceptar las críticas, incluso de su propio
partido y con cierta prepotencia, de ahí el sobrenombre del “Zar Rojo de
Laciana”.
Así que unos días
antes de las fiestas se reproduce el conflicto. El enganche provisional para el
polideportivo – el lugar donde estaban previstas las actuaciones
musicales- es arrancado y,
posteriormente, se impidió su nueva colocación.
A su vuelta de vacaciones en Francia, la
noche del jueves 8 de agosto el alcalde de Villablino, Manuel Eliecer
Rodríguez Barredo, formalmente incluido en el grupo comunista, pero con graves
tiranteces con su propio partido, suspendió los festejos a causa de los
enfrentamientos que se estaban generando. El regidor acusó al PSOE de intentar
“politizar las fiestas patronales de la localidad”, que debían iniciarse el
siguiente domingo día 11.
Ahí no quedó la cuestión, sino
que un “minoritario grupo de vecinos del barrio de “Las Malvinas”, deseoso de
prolongar el conflicto surgido con motivo de la celebración de las fiestas
patronales, interpuso por vía judicial INTERDICTO DE OBRA NUEVA”, según recogen
la crónica de la época en el citado periódico.
Así la situación se repitió en
el otoño impidiendo el enganche de suministro de fluido eléctrico al Instituto
Obispo Argüelles lo que días antes del inicio de las clases, estuvo a punto de
retrasarlas, o con la paralización de la urbanización de la avenida Constantino
Gancedo.
El conflicto terminará en los
tribunales, que finalmente dictan sentencia que desestima la pretensión de los
vecinos denunciantes y absuelve al ayuntamiento. “¿Quién ha sido el instigador
de tanta violencia? ¿Qué fines se perseguían con ella?. Esos son los
interrogantes” que se preguntaba en el nº 10 de Laciana Actualidad Mario León.
Un litigio en medio de
acusaciones por haber utilizado fondos de varias comunidades de vecinos y haber
solicitado derramas (“si bien es cierto que no tenían carácter obligatorio.”),
para sufragar los gastos judiciales. Con el fin del proceso judicial no se
cerraría la herida que dejó una profunda huella en la capital del Valle de
Laciana.
Así que desde Nuestra Historia, El Bierzo y Laciana, deseando que en este 40 aniversario no se repitan estos desgraciados hechos, aprovechamos para desearles. ¡Felices Fiestas!
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