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Nuestra historia, a modo de presentación

viernes, 22 de agosto de 2025

Las casas clandestinas de Víctor Bayón en El Bierzo y Laciana, los hogares del antifranquismo

Víctor Bayón y el aparato de propaganda del PCE fueron los dos elementos más cotizados por la dictadura desde la segunda mitad de los 60 en León. “Prácticamente si estudiáis la Historia no hay ninguna provincia en España, ninguna donde el aparato de propaganda no haya caído, y en León hemos tenido la suerte en la calle “, presumía el propio Víctor.

En abril de 1965 Víctor Bayón, el minero comunista asturiano, obligado a pasar a la clandestinidad por sus detenciones y participación en las huelgas, llegará a la provincia de León, para desarrollar su trabajo como instructor del PCE. Solamente cuenta con 2 contactos, que trae apuntados en su memoria, cosas de la clandestinidad. Gerardo Pertejo de Villacedré y Valerio de la Sierra ejercía en Lillo del Bierzo. En 1964 había participado con ellos en un curso de formación política en la República Democrática Alemana (RDA). Estos dos militantes del interior, sabían que un instructor contactaría con ellos, sin embargo desconocían quien era por motivos de seguridad. Más si cabe, con la repercusión que había sufrido y cuyas torturas llevaron a la muerte a Tina, su mujer.

El proceso de reconstrucción organizativa que emprende Bayón comenzará a partir de los núcleos comunistas de las cuencas mineras de El Bierzo y Laciana, y otros contactos en la cuenca oriental y la capital. Se constituirá un Comité Provincial con mayoría berciana.

Para el desarrollo de su actividad, Carlos, nombre clandestino en el interior de Víctor Bayón, va tejiendo una red de contactos y pisos francos para alojarse y reunirse en sus frecuentes viajes. En Ponferrada la casa de María Teresa y Sergio, así como su comercio y la tapicería de Pepe eran lugares de reunión comunista a nivel provincial, local y comarcal. En la capital berciana, su residencia se encontraba en la de Carmina y Alfredo. Este minero había huido de Asturias por su implicación en las huelgas, afincándose en Caboalles de Arriba en 1959. Allí participará en distintas luchas hasta su retiro por silicosis, cuando se mudan a Ponferrada, donde complementa su exigua pensión con chapuzas y posteriormente trabajando de conserje en un edificio.

El ático que le asignan como trabajador de la portería sería clave en el aparato clandestino del PCE. Sirve como alojamiento de Bayón y los contactos que la dirección comunista envía de Francia. También como centro logístico donde se ubica el aparato de propaganda, buzón para los contactos e imprenta, una vietnamita, para reproducir y distribuir la propaganda. El matrimonio finalmente cambiaría su residencia a León donde también serviría como centro para editar la propaganda para el PCE, la UJCE, las CCOO y las organizaciones estudiantiles de toda la provincia.

Víctor describe a Alfredo como un “ejemplo de comunista (…) camarada sencillo, honrado, solidario, valiente, discreto, modesto, luchador y generoso y profundamente firme en sus creencias e ideales (…) y sobre todo el camarada Alfredo era una buena persona y gracias a hombres como él, hoy otros podemos disfrutar de la libertad en democracia”.

También las casas de dios sirvieron para refugiar a los militantes comunistas. En la sacristía de la iglesia de San Antonio en Ponferrada, cedida por Beltrán, o en los locales de la HOAC, se producían reuniones.

En sus viajes a Laciana se desplaza en el tren minero, siempre en el vagón de la Guardia Civil como un seguro anti-sospecha. Sin embargo, cuando lo fichan tendrá que cambiar su forma de transporte. Una vez en El Valle, el encargado del aparato clandestino paraba en la casa de Saturno y María. Allí, además, se guardaba la propaganda que el matrimonio previamente se encargaba de recoger desplazándose a los puntos que le decía el partido. Otro centro será la casa y tienda de Ramiro Pol y Maruja en Villablino.

En la cuenca de Fabero, el refugio sería la casa y el bar que Valerio de La Sierra regenta en Lillo, que a su vez servía como lugar de reuniones clandestinas. Allí cuenta con la colaboración de su madre y el resto de la familia que se implicaban “como una piña”.

Durante este periodo de dura clandestinidad, hasta comienzos de los 70 Villablino y Fabero (Lillo del Bierzo) son las excepciones en toda la provincia, “donde prácticamente podíamos tener reuniones en casas de algunos camaradas (…) siempre un tío vigilando fuera, claro porque el coger a alguien en la que estuviera yo aunque era un insignificante minero, pero para ellos era el contacto con la dirección del partido y con la base, todo lo que más buscaba la policía era a lo que llamaban instructor que nos daban el nombre de instructores y a la máquina de reproducción eso era lo que más buscaban y lo que más seguro teníamos que tener”.

Bayón salía a Francia, de forma clandestina, cada dos o tres meses para reunirse con la dirección del partido o asistir a las reuniones del Comité Central, donde se le conocía como Antonio Álvarez. Una vez al mes recogía la situación del PCE y el análisis de la situación política en informes que remitía a Santiago Carrillo e Ignacio Gallego.

Con el contacto regular con la dirección central se estabiliza el reparto de propaganda y se consolidan las estructuras, llegando a conformar en León la organización comunista más grande de la meseta, con la lógica excepción de Madrid. Aun así el camarada Carlos matiza que “No fue un ejército, sino una organización de grupos limitados que actuaban organizadamente por las distintas zonas de la provincia, fundamentalmente de las zonas mineras”. En este proceso las casas del antifranquismo fueron un hogar para las luchas por las libertades.

 

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