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martes, 15 de julio de 2025

Las fiestas de Villablino 1985, las llamadas a romper el “maleficio” de las celebraciones que caen en 5

Las fiestas de Villablino en 1985 estaban llamadas a romper el “maleficio” de las celebraciones que caen en 5, pero no. ¿Qué pasó? Pues que se continuó la racha de 1965 y 1975 en que las fiestas de San Roque acudieron fieles a sus citas de no aparición, de suspensión por distintitos motivos. Si bien, en esta ocasión variaron los motivos, no el resultado. Este año se cumplen 40 años de aquella cita, recuperamos aquel episodio.

El cartel elegido llevaba por lema "Villablino estalla en fiestas", obra del profesional Toño. Casi una premonición de lo que iba a pasar, pues ese estallido, fue lo que provocó que no hubiera festejos. Como curiosidad, un joven Manuel Sierra, recibió un accésit en el concurso.

"Mens sana, corpore sano", decía el aforismo latino, y reproducían los anuncios de las actividades deportivas, que insistían en que será preciso el deporte para mantener el tipo y aguantar “con fuerza, con ganas. Y con buena cara”. Sin embargo, la cara, el gesto se agrió cuando faltaba poco.

La completa programación incluía un pregón que correría a cargo de José María Villot y Villot. Periodista y director de Radiocadena Española en León, un informador que con verbo ágil e irónico, invitaba a olvidar preocupaciones y vivir la fiesta como un respiro necesario.

No faltarían a la cita de actividades concursos como el de la Reina y las Damas de la fiesta. El honor principal recaería en la jovencísima Belén Marqués Álvarez, de18 años, quien fue la reina en el año en que tras terminar el COU se disponía a estudiar Informática.

El cartel musical, además de orquestas, o los locales Piñón Fijo (tras su éxito nacional llamados a ser “profetas en su tierra”), incluía artistas de primer nivel como Loquillo y Los Trogloditas, Joaquín Sabina y Javier Krahe, de los que se decía que eran “dos músicos compositores ácidos y corrosivos,”, y el grupo gallego Milladoiro con su música celta.

La revista Laciana Actualidad afirmaba en su editorial “San Roque 85
paréntesis festivo estival”, “las fiestas son, además de períodos de diversión, un momento de fusión.” Y no le faltaba razón. En lo segundo, más que en lo primero.

Las actividades incluían un repertorio para todas las edades, incluida la inauguración el Hogar del Pensionista en las instalaciones del antiguo Colegio Carrasconte, para el deleite de la tercera edad.

Mientras la creatividad estaba llamada a desbordarse en la muestra de pintura mural infantil y en la exposición y desfile de carrozas llenas de música y disfraces, el fervor y la diversión en la solemne marcha atlética nocturna con antorchas al Santuario de Carrasconte. Quedó en llamada. Las también tradicionales sopas de ajo solo pudieron ser una metáfora de lo que se repetía no era el sabor de la hortaliza, sino el de la desdicha. Por terminar con esta crónica de la programación citaremos al teatro que daría otro toque cultural de la mano del Grupo Cambaleo y su “Teatrillo”, algo de lo que también tuvo esos días de agosto en la capital lacianiega.

Sin embargo, y en conclusión las fiestas de Villablino de 1985 parafraseando al periódico local mencionado “fueron, pues, más que la semana grande, la semana larga.” Cuestión que explicaremos en la segunda parte, pasando de lo que pudo ser a lo que (no) fue.

 

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