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sábado, 10 de junio de 2023

La amnistía no llega a Fabero. Primavera de 1936

La victoria del Frente Popular en febrero de 1936 supondrá la conquista de la amnistía para los trabajadores encarcelados por participar en las revoluciones de 1933 y 1934, como habían prometido en su programa electoral. También la readmisión de aquellos cuyo “despido hubieran sido fundados en un motivo político social”. El Frente Popular arrasa en Fabero con un 60,21% de los votos frente al 37,12% de la Coalición de Derechas.

Las cárceles se vaciarán de presos políticos y los mineros encarcelados por los sucesos de 1932, 1933 y 1934 regresarán “indigentes, famélicos y harapientos” a las cuencas. Sin embargo, pronto pasarán de la alegría por la amnistía a la lucha por la readmisión y contra los cierres patronales.

La Ley de Amnistía también tiene su correlato en lo laboral. Las empresas tienen la obligación de restablecer en sus plantillas a los despedidos y encarcelados por las insurrecciones. Sin embargo, no lo harán sin resistencias y subterfugios. O incluso, las compañías mineras de Fabero se negarán a readmitir a 150 trabajadores que se encontraban en esta situación y se saltan incluso las resoluciones de la Comisión Mixta Arbitral Minera que así lo reconocía.

El Ayuntamiento de Fabero se ve obligado a intervenir, elevando en marzo una protesta ante el Ministerio de la Gobernación. El libro de actas recoge que:

“viendo la actitud de intransigencia en que se colocan los patronos mineros negándose a la readmisión de los seleccionados desacatando el fallo de la Comisión arbitral, dando lugar con semejante actitud a que puedan producirse disturbios y alterarse la tranquilidad pública, la Corporación por unanimidad acuerda elevar su más enérgica protesta al Excmo. S. Ministro de la Gobernación, Delegado de Trabajo y Gobernador civil, interesándoles obliguen a dichas Empresas a cumplir el Fallo de la Comisión Arbitral”. 

Un mes después y ante la falta de soluciones el Sindicato Único de Mineros de Fabero trata de buscar apoyos políticos. Salustiano Quintela envía una carta al diputado del Partido Comunista de España Vicente Uribe. Solicita que se hagan todas las gestiones posibles para lograr la readmisión de los despedidos por los sucesos revolucionarios de 1933.

4 días después el diputado comunista les contesta comprometiéndose a defender sus derechos en el Parlamento y les solicita la relación de trabajadores y las empresas, para “exigir al Ministro su cumplimiento”.

La lista de 56 aprobados por la Comisión Arbitral, de los hasta 150 mineros de las explotaciones de Diego Pérez, Miguel Huerta y Maximino Moro será remitida al congresista. El 27 de abril Uribe remite una denuncia al ministro de Trabajo Enrique Ramos. También advierte al SUM que de no dar resultado, llevaría el asunto ante el Parlamento.

El 30 de abril, el Ministerio de Trabajo dicta una Disposición de Ley en la que se ordena que se aplicasen sanciones a los patronos que se negasen o resistiesen a cumplir las resoluciones de las Comisiones Especiales para la readmisión de los despedidos. El Decreto es saludado con una última carta en la que el diputado comunista se felicita porque sus protestas han facilitado la vuelta a sus puestos de otros trabajadores de toda España.

Los trabajadores deberán hacer frente a un proceso creciente de cierres patronales, insubordinación y desestabilización al gobierno democrático que había comenzado a finales de 1935 ante el previsible triunfo del Frente Popular. En respuesta, en mayo estallará una huelga general en la minería de León que obligará al gobierno a promulgar un Decreto el 9 de junio que intentará paralizar los lock outs e intervenir en caso de que así sucediese.  

Los mineros de Fabero se dieron cuenta que llegar al gobierno no es tener el poder, existían fuerzas económicas que obstruían el camino. La amnistía se desarrolló allí donde la clase trabajadora tenía capacidad para imponerla, a pesar de su carácter de ley desde febrero. En la cuenca del Cua con sus luchas en distintos frentes los trabajadores impondrán brevemente su readmisión. 2 meses después, tras el golpe de Estado frente a la legalidad republicana, dejarán la pica nuevamente para coger el fusil.

 

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