El Sindicato Único Minero de Fabero (SUM), adscrito a la CNT, constituyó mucho más que un sindicato económico-profesional, fue la organización que nucleaba la vida de los trabajadores del Fabero de los años 30. Parte de las necesidades e intereses de la clase trabajadora y suple aquellos aspectos que ni la débil política social gubernamental, ni la deficitaria política de paternalismo empresarial, cubren.
El SUM de Fabero se legaliza el 9 de Julio de 1932, figurando como presidente Clemente Aparicio y Cesar Terrón como secretario de Organización. Este movimiento obrero nucleado en torno al SUM crea un Ateneo, biblioteca, escuela racionalista, Juventudes Libertarias (con sede propia), cuadro artístico, cooperativa de consumo, Liga de Inquilinos y hasta una mina en colectividad en Bárcena de la Abadía.
El Ateneo estaba dirigido por Jacinto Rueda Pérez “Prices”. En este centro social, además de una intensa actividad sindical, se llevaba a cabo una gran labor de creación y difusión cultural. Estaba ubicado en la carretera de Otero y se construyó con una peonada de cada trabajador.
Las personas asociadas podían leer, comprar libros y consultar las principales publicaciones de la prensa libertaria de la época, que según Eloy Terrón serían La Novela Ideal, La Revista Blanca, Estudios de Valencia o Tierra y Libertad.
La actividad literaria no se limitará a la recepción de las cabeceras estatales sino que impulsarán diversas iniciativas. Las Juventudes Libertarias de Fabero contribuyen a la “Comisión Pro-Periódico Juvenil” que impulsaba esta organización en toda la península. Además, el SUM intenta sacar una publicación propia denominada “Aurora Libre”. El semanario anarcosindicalista estaba previsto que viese la luz en mayo de 1936. Sin embargo, retrasos en la edición, unidos al estallido de la guerra, pudieron ser la causa de que este periódico local no llegase a ser editado.
Como era costumbre en las casas sindicales del momento, la actividad cultural trascendía lo meramente sindical, organizando excursiones o representaciones teatrales a través del cuadro artístico. Desde el Ateneo, con el apoyo de los sindicatos de Fabero y Páramo del Sil, surge la idea de poner en marcha una “escuela racionalista”. Institución a la que exhortaban a asistir a “todos los campesinos bercianos [que] adolecen de este sentimiento rebelde” y enviar a sus hijos para formarse y crear “hombres libres”.
La actividad sindical era ferviente, en febrero de 1932, Federica Montseny (primera mujer que llegaría a ser ministra en España, de Sanidad y Asistencia Social) y Buenaventura Durruti, realizaron un mitin en este Ateneo.
La Liga de Inquilinos, promovida por los sindicalistas luchaba por la bajada de los precios de los alquileres y frente los desahucios. También la mina gestionada por los propios mineros en Bárcena de la Abadía funcionó hasta el golpe de Estado de 1936, intentando demostrar con sus prácticas que era posible gestionar las empresas sin capitalistas, reforzando las posiciones ideológicas revolucionarias entre su base social.
Lo más destacado es que Fabero es la única cuenca anarcosindicalista de España. Es una anomalía entre el proletariado minero, donde predominaba el sindicalismo ugetista, el SOMA o el SMC. En comarcas mineras cómo la del Nalón, serían los trabajadores de superficie, como los metalúrgicos de La Felguera, quienes formen parte de la CNT.
En Fabero no hubo presencia del sindicalismo católico y el Sindicato Minero Castellano de la UGT si bien no desaparece, queda reducido en gran medida ante la pujanza de la CNT.
El sindicalismo revolucionario
anarquista buscaba organizar a la clase trabajadora en torno a tres pilares, la
acción directa, el boicot y la huelga general insurreccional. En Fabero, como hemos señalado en
otros artículos, tiene su máxima expresión en la revolución de 1933.
En el congreso
de mayo de 1936, la CNT de Fabero cuenta con 1.500 afiliados, de los 2.900
militantes que registra por entonces la CNT leonesa. Es decir, más de la mitad
de la provincia y contando con 600 afiliados más que la capital
provincial.
Fabero servía
como eje difusor de la acción sindical cenetista en El Bierzo. Hubo importantes
secciones en los vecinos pueblos de Sorbeda (desde febrero de 1932), Berlanga
del Bierzo (liderada por Gabriel Guerra Berlanga “Pesetas”, que llegó a sumar
unos 45 afiliados), Vega de Espinareda y Matarrosa del Sil
(donde contaba con un local y unos 200 afiliados, liderados por Miguel
Lozano.) Los cenetistas de Fabero apoyan las huelgas de los trabajadores del
cemento en Toral de los Vados o las peticiones para desarrollar nuevas
secciones sindicales en otras localidades.
Las relaciones con otros los sindicalistas de UGT son muy conflictivas,
llegando a enfrentamientos físicos, que terminaron incluso con muertes en
Matarrosa del Sil.
Como hemos visto, el Sindicato Único de Mineros es más que un sindicato gremial o de clase, es sociopolítico. Aunque su función es la organización y defensa de los trabajadores en las minas, organiza redes de solidaridad, apoyo mutuo y cultura obrera, lo que lo convierten en el eje central de la cuenca del Cua.
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