Medio siglo es una distancia suficiente para reflexionar y ver cómo era y cómo ha cambiado la comarca de El Bierzo en este tiempo. Para ello desde Nuestra Historia rescatamos una serie de 8 reportajes que bajo el título “La carrera del Bierzo” recorren distintos pueblos y que el periodista Álvaro Rubio realizó en 1970 para el periódico La Vanguardia Española. En los próximos meses iremos publicándolos de forma intercalada con otros artículos.
Conocer cuál era el estado de nuestros pueblos, los sectores económicos principales y las orientaciones, expectativas y aspiraciones que tenían hace medio siglo, pueden servirnos para ver el grado de cumplimiento de esos proyectos a día de hoy.
Un recorrido entre la historia y la crónica de época que nos aporta muchas claves para comprender nuestro pasado y presente. Este primer reportaje acerca de los Cotos Wagner y Vivaldi se centra en la minería metálica y los siempre pospuestos proyectos de realización de una siderurgia en la comarca. Comenzando por el proyectos de Juan Manuel Munárriz publicado en 1808. Un documento poco conocido sobre las posibilidades de la Somoza berciana, que publicaremos próximamente, y que proyectaba implantar “los últimos adelantos metalúrgicos”, adelantándose al famoso sueño del empresario vasco de crear una nueva Vizcaya. Sin embargo, la “invasión francesa truncó esta alegre perspectiva y cambió la suerte del Bierzo.”
Merece la pena
resaltar, e incluso reflexionar, sobre párrafos como el siguiente:
“Cosa chocante: el país
berciano atesora ingentes yacimientos de mineral de hierro, carbón y otros
metales, posee las presas del Sil y las ingentes centrales térmicas, pero no
fue capaz de izar una siderúrgica y se limita a exportar las riquezas del
subsuelo. Uno se muere de risa, como aquel hombre que se escachaba contemplando
a un asno entregado la pitanza de higos.
En estos momentos el centralismo esta esterilizando las energías españolas.”
Otras sobre las famosas
tres siglas de la MSP, la empresa que no hacía honor a su nombre, son
especialmente incisivos. “La explotación del coto Wagner comenzó en 1952 y es
propiedad de la empresa Minero-siderúrgica de Ponferrada. La compañía tiene un
titulo altisonante y falso ya que, por ahora, sólo se dedicó a la minería del
hierro y del carbón. El negocio, montado antes que nada para la exportación,
baila al son que le tocan desde el exterior”.
El periodista gallego describe
el coto Vivaldi entre Molinaseca y Congosto y el proyecto de planta de
Pellitización, así como otras minas de hierro que recorrían la geografía
berciana, Chana, Sobrado o Paradasolana y que hacían de El Bierzo “la reserva
europea de mineral de hierro.”
El proyecto de planta
de “pellest” de hierro, la primera de España, contaba con terrenos y una
inversión de las concesionarias de los cotos y el Instituto Nacional de
Industria. No faltaban en la época quienes dudaban que la planta fuese
levantada, incluido el propio autor. Parece que “los burlones” que advertían
que “la cosa quedará en nada”, tenían razón.
Y la “La obrería” que vacilaba entre “largarse a buscar faena en otras tierras
o esperar la planta redentora”, ha tenido que optar por la primera ante la
ausencia de la segunda.
Hoy las altas
expectativas que describían para los 70 ya se pasaron. La minería del hierro es
un recuerdo sin museo. Pasada por alto, prácticamente olvidada. La
desindustrialización un hecho grabado a hierro en la conciencia de la sociedad
berciana, que la asume como inevitable.
Y medio siglo después, “así
discurren los meses y los años. Se palpa en la calle una cierta inquietud ante
el futuro.” Un futuro que ya ha llegado, que ya está aquí y un tren, el de la (re)industrialización,
que parece no tener parada en la comarca.
Los Cotos Wagner y Vivaldi
“SAN Miguel de las
Dueñas es famoso por su convento de monjas benitas y por su estación
ferroviaria, donde se carga el mineral de hierro de los cotos Wagner y Vivaldi.
El convento, llamado antaño de San Miguel de Almázcara, es una fundación del
siglo X, erguido en el valle, a la vera del rio Boeza, que susurra mansueto
entre el arbolado. Al abrigo del monasterio hubo de surgir un poblado que se
llamó San Miguel de las Dueñas, en honor de las religiosas de la clausura
benedictina. El pueblo es un aduar, de aire opaco, y triste, cuyas casas, de
cubiertas pizarrosas, manchan razos de un color ácido la tupida fronda. En las
agujas de la estación sé alzan los tinglados metálicos de los cargaderos. El
monasterio es una mole apaisada, de estilo renaciente, rodeado de una vasta
huerta. Por las vertientes montañeras crecen plantaciones pinariegas. Las
repoblaciones son recientes y se dice que ellas y los pantanos propincuos
alteraron el clima, haciéndolo más benigno de calores y fríos. Cruzan el valle
los cestos de los teleféricos que conducen el mineral de los cotos a los
embarcaderos. Se hace difícil comprender que esta encañada bucólica, donde las
vacas pacen en las folgadas, guarde en sus entrañas la mayor reserva de hierro
de Europa. Las explotaciones mineras no han destruido el paisaje y los pozos y
lavaderos se integraron en él, y son entrevistos entre las masas forestales.
EL HIERRO DEL BIERZO
Don César Garnelo y don Pedro Barrio,
descubridores del coto Vivaldi, redactaron en 1953 una monografía en torno a
las riquezas bercianas. No ha salido a la luz este documento. Recuerdan Garnelo
y Barrio que el mariscal de campo don Juan Manuel Munárriz, especialista en
Química Metalúrgica, fue comisionado para instalar en el Bierzo la fábrica de hierro
de Somoza, mandada construir por R. O., del 6 de abril de 1805. El mariscal
dejó un manuscrito inédito, fechado en 1808, donde dice que desde remotos
tiempos había en la comarca siete herrerías: la de Valcarce, sita en el camino
real para La Coruña y a orillas del rio del mismo nombre; la de Ponti- Petri,
en las misma aguas; la del Puente Nuevo, a la entrada del valle de Valdeorras y
en aguas del riachuelo Casayo; la de Tejedo, en el valle y aguas de Ancares; la
de San Vicente de Lera; la de Pombriego, en las aguas del río Cabrera, y la de
Linares en las aguas del rio Oza. Cuenta Munárriz que las tres últimas son
propiedad de los monjes benedictinos y las otras cuatro de particulares. Estas
herrerías llevaban una vida precaria y utilizaban el horno a la catalana.
Producían sobre 8.000 arrobas de hierro que encontraban rápida y fácil salida
en los mercados de Portugal y Castilla.
La Real Fábrica de la Somoza es ya una obra de
ilustrados, que supera el primitivismo de las antiguas herrarlas. Ocupaba una
superficie de 6,190 pies cuadrados, fue construida cerca de Villafranca y
contaba con yacimientos en su circundo. No dudaba Munárriz que llegaría a ser
algo de prestancia nacional, pues iba a implantar en El Bierzo los últimos
adelantos metalúrgicos «que ya tenían por base la obtención de hierro fundido y
acero, por los procedimientos iniciados en Alemania y que repercutían en
España, principalmente en Bilbao» Está fábrica —en opinión de Gamela y Barrios—
hubiese llegado a ser un centro industrial, y la comarca hubiera sido preferida
años más tarde, por el gran artillero, general Elorza, para fundar un horno
alto, a semejanza de lo que hizo en Trubia, la Felguera y el Pedroso, pero la
invasión francesa truncó esta alegre perspectiva y cambió la suerte del Bierzo.
No creo que esto sea rigurosamente cierto. Lo que se perdió en la guerra de la
Independencia fue el espíritu de la Ilustración, derrotado por el centralismo,
el fanatismo y la ignorancia. Cosa chocante: el país berciano atesora ingentes
yacimientos de mineral de hierro, carbón y otros metales, posee las presas del
Sil y las ingentes centrales térmicas, pero no fue capaz de izar una siderúrgica
y se limita a exportar las riquezas del subsuelo. Uno se muere de risa, como
aquel hombre que se escachaba contemplando a un asno entregado la pitanza de higos. En estos momentos el
centralismo esta esterilizando las energías españolas.
EL ZAHORI MELÓMANO
El descubrimiento de los grandes yacimientos
de hierro del Bierzo se efectuó a finales del siglo pasado. En 1890 aparece en
Ponferrada un sujeto misterioso al que envían en misión de descubierta de
mineral para sus factorías unos industriales bilbaínos. Este personaje se llamó
don Julio Lazurtegul y era admirador de Ricardo Wagner. Lazurtegui no era un
ingeniero titulado, sino uno de esos temperamentos extraños que barruntan en la
soledad de los paisajes la palpitación de los metales en el subsuelo, don Julio
pateó los montes del país y denunció vastísimas pertenencias a los que endosó
el sugestivo nombre de Wagner.
Creía Lazurtegui que el
germanismo de Wagner era el motor musical del porvenir, cosa por otra parte que
no se recataron en afirmar innúmeros críticos y melómanos. Y asoció el nombre
del compositor a un coto minero cuajado de futuridad.
La explotación del coto
Wagner comenzó en 1952 y es propiedad de la empresa Minero-siderúrgica de
Ponferrada. La compañía tiene un titulo altisonante y falso ya que, por ahora,
sólo se dedicó a la minería del hierro y del carbón. El negocio, montado antes
que nada para la exportación, baila al son que le tocan desde el exterior.
Conoció años de esplendor y otros de penuria. El coto Wagner se explota por el
sistema de cámaras y actualmente, vencida una de tantas depresiones, da trabajo
a más de trescientos obreros. El mineral es porteado por dos teleféricos a San
Miguel de las Dueñas y de allí por ferrocarril al cargadero de Rande en la ría
de Vigo. También envía trenes a la planta siderúrgica de Avilés, pero menguados
cargamentos, porque en Avilés prefieren otro mineral menos aprovistado de
fósforo. El fósforo lastra la producción berciana. Los siderúrgicos europeos
rechazan este mineral y sólo lo adquieren en casos de necesidad, lo que
acontece en estos momentos. Se ha hablado mucho de montar en San Miguel ce las
Dueñas unas instalaciones para desfosforizar el hierro, pero hasta atora «M
planta es una vaga ilusión del espirita.
EL COTO VIVALDI
El coto Vivaldi fue
descubierto y registrado en 1951. Los que denunciaron este criadero no eran
wagnerianos. Para ellos Wagner era mera arqueología y devotos de Antonio
Vivaldi decidieron recordar al maestro italiano. En el fondo ambos yacimientos son
uno mismo. Vivaldi está ubicado en los términos de Congosto y Molinaseca —por
estos pueblos cruza ti camino de la romería santiaguista—, tiene una superficie
de 1158 hectáreas, algo menos que e l coto Wagner, y una longitud de doce
kilómetros.
La capacidad de la mina
se cifra en diecisiete toneladas por obrero, es decir, 4.000 toneladas diarias
en sus dos pozos. Vivaldi, igual que Wagner, tuvo sus años de apogeo y otros de
decadencia. Uno de estos períodos de crisis está en estos momentos vencido,
pues uno de sus pozos conoció la paralización por falta de mercado. Ahora la
mina funciona a pleno rendimiento. El futuro asoma al parecer cuajado de venturas.
Los expertos vislumbran una gran demanda de mineral para esta década de los
setenta y se espera que Vivaldi - y naturalmente Wagner- trabajen a plenitud.
El coto Vivaldi carga
su mineral en San Miguel de las Dueñas, con embarcadero propio, y utiliza para
la exportación el cargadero vigués de Rande, propiedad de la
Minero-Siderúrgica. Las relaciones entre Wagner y Vivaldi son cordiales y se
conjugan para la comercialización. Cavilo que si Wagner y Vivaldi fuesen
contemporáneos estarían a matar, y no por culpa del alado compositor, sino
seguramente por culpa del genio teutónico, quien tenía la manía de enfadarse
con todo bicho viviente. Se irritó lo mismo con Luis, el monarca orate de Baviera,
Federico Nietzsche o cualquier instrumentista de su orquesta.
La producción de hierro
del Bierzo no se limita solamente a estos cotos famosos, sino que hay otra
minas en Chana, Sobrado, Paradasolana y muchas más explotaciones pequeñas que
convierten el Bierzo, como decía arriba, en la reserva europea de mineral de
hierro. No se trata de una novedad. La noticia está registrada incluso en los
libros de uso escolar.
LA PLANTA DE
PELLITIZACJON
El mineral berciano
necesita ser tratado en una planta de pellitización. Se pretende concentrar el
mineral al 65 por ciento, que ahora está en un 53 por ciento de ley y rebajar
el fósforo y la alúmina. La planta asegurarla la normalidad en la producción y
permitiría tratar 3.000.000 de toneladas en lugar de 1.000.000 que extrae
actualmente de los cotos Wagner y Vivaldi. Con la planta de pelliiización el
rendimiento seria triplicado.
El procedimiento ha
sido estudiado por los técnicos estatales y las empresas interesadas. Sería la
primera planta de «pellest» de España, los terrenos están escogidos y se prevé
una inversión de cuatro mil millones de pesetas. La financiación será realizada
por el I.N.I. y las empresas propietarias de Wagner y Vivaldi.
Perfectamente. Esto se
dice muy pronto y se viene repitiendo desde hace largos años sin resultados
positivos. Los entendidos aseguran que sin estas instalaciones, la producción
de mineral de hierro sufrirá de continuo escasez de demanda. Han caducado los
hermosos tiempos en que todo se vendía sin que nadie pusiese reparos a la
calidad de los productos.
Ahora, si el género, no
es bueno, los compradores del exterior hacen caso omiso de nuestras apetencias
comerciales. Naturalmente, ignoro si la planta de pellitización será levantada.
Por aquí se dice que la cosa está para caer y las ilusiones renacen una vez
más. Se rumorea que la reciente crisis ministerial, con la salida del señor
López Bravo del Departamento de Industria, ha demorado la aprobación del
proyecto. Los burlones claman que la cosa quedará en nada. Pero la duda
repercute en toda la comarca, bastante sangrada por la emigración. La obrería vacila
entre largarse a buscar faena en otras tierras o esperar la planta redentora.
Y así discurren los
meses y los años. Se palpa en la calle una cierta inquietud ante el futuro. Y
hasta alguien, con buen sentido, comenta que cabe en lo posible un extraño
acontecimiento: levantar las instalaciones de polinización y que rematadas las
obras el procedimiento de concentración y eliminación del fósforo y la alúmina
haya dejado de tener utilidad, por invención de otros sistemas. Me hablan de
estas cuestiones mientras por el paisaje de San Miguel de las Dueñas navegan
los tazones de los teleféricos y me señalan los terrenos de la futura planta.
Un tren corre echando chispas entre las tolvas del mineral. En la tarde
enervante irisan los cables del tranvía aéreo.
ALVARO RUIBAL
Ponferrada Julio.”
Muy interesante. No conocía la existencia de tantas reservas de hierro en la zona del Bierzo. Lamentablemente, no se montó ninguna industria potente alrededor de ellas, y no parece que se vaya a hace, ni con el hierro ni con nada. La pregunta es, hay posibilidad de reindustrializar la comarca, la provincia o incluso el país? No parece, ni siquiera ante un cambio de paradigma tan grande como el que estamos viviendo, que haya ninguna intención de llevar a cabo nada por el estilo.
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