A comienzos de los 50 se comienzan a explotar los cotos férricos Wagner y Vivaldi con una producción orientada a la exportación. Para “el rico Rhur leonés que es El Bierzo”, como lo definía el diario Proa, quedaba reservada una función similar al sector termoeléctrico, la de drenar riqueza en bruto a otras zonas del país.
Si
en lo referente a su producción, la minería férrica en El Bierzo ha quedado en
un segundo plano, su movimiento obrero todavía más. Sin embargo, tuvieron un
papel destacado en la gran huelga general de 1962, “la huelgona” o la “huelga
del silencio”.
Siguiendo la estela del resto de
obreros bercianos, entre el 14 y el 16 de mayo, en las minas de hierro el Coto
Wagner, entre Onamio y Paradasolana, y Vivaldi, en San Miguel de las Dueñas,
unos 1.500 mineros “están completamente paralizados”, relatan las crónicas
cladestinas de la época.
Además
de la solidaridad con el resto de trabajadores, el sindicato vertical analiza
que en este sector se da la doble circunstancia de “jornales bajos” y
“suficiente oferta de trabajadores”.
El jueves 17 los
vocales del Coto Wagner trasladan sus reivindicaciones al Jurado de empresa.
Denuncian que su forma de remuneración, el destajo, no cotiza a efectos de
Seguros Sociales ni del Mutualismo Laboral, con lo cual se ven perjudicados en
caso de baja de enfermedad o jubilación. Los mineros reivindican que se busque
la fórmula para su cotización, que se pague por unidades realizadas y se tomen
medidas para hacer frente a la “carestía de la vida” como pagas extras y la
bajada de los precios de los productos de los economatos por debajo de los del
comercio convencional. Además, plantean mejoras sociales como la ampliación de
las vacaciones, su gratificación y equiparación con las minas de carbón, o el
establecimiento de una consulta médica en el poblado minero de Onamio, situado
a 5 km de Molinaseca.
Si los mineros del
carbón vieron sus reivindicaciones plasmadas en el BOE y en la nómina, las
mejoras sociolaborales también se hicieron palpables en la minería metálica. En
los Coto Wagner y Vivaldi consiguen unos salarios de entre 100 y 120 pts.
diarias para peones y oficiales del exterior, y de 170 pts. para interior. Al
tiempo reivindican mejoras para los oficiales de exterior y se pone en marcha
un Convenio Colectivo que equiparase los derechos laborales con la minería del
carbón. Además los trabajadores
consiguen que las empresas habiliten consultorios médicos en los poblados
mineros y la apertura de economatos.
Sin embargo, con la llegada del otoño se presenta un
expediente de crisis por el Coto Vivaldi por las inundaciones del pantano de
Bárcena que se une a una crisis en la industria nacional de hierro, que
dificultó la colocación de las producciones. La demanda se reduce y los precios
ofertados por las siderúrgicas bajan. Circunstancia a las que se le añade unos
transportes a Vigo, Coruña y Gijón caros, y el invierno centro-europeo, que con
la congelación de muchos puertos, se impiden las exportaciones.
La empresa Coto Vivaldi presenta un expediente de
crisis para 200 operarios. El propio sindicato Vertical se ve obligado a
intervenir para intentar que la empresa mantenga “parte” de los “beneficios acordados
durante los conflictos laborales” e intenta evitar la huelga que los
trabajadores amenazan ante la incertidumbre laboral. Las empresas entran en una
crisis en las que aun produciendo por debajo de su capacidad, van acumulando stocks.
Las posibilidad de establecer un convenio se
desvanece, ante tal situación la OSE lo descarta y la incertidumbre se apodera
del sector. Los trabajadores trasladan al Delegado Provincial la necesidad de
instalación en El Bierzo de una fábrica siderúrgica como única posibilidad de
mantener la actividad, absorber la producción y mantener el empleo. Unos
obreros que plantean planes industriales y de desarrollo, como hemos visto en
otras ocasiones, que se ven frustrados por los intereses de los capitalistas y
gobernantes ajenos a los intereses de la comarca.
Entre El Bierzo y
Laciana en torno a 20.000 obreros llegan a intervenir en el movimiento
huelguístico de 1962. Una oleada que supuso el impulso a la oposición
antifranquista que ahora se renueva con nuevas generaciones y métodos de lucha
y construirán estructuras que harán inviable un franquismo sin Franco cuando el
dictador fallezca en 1975. Entre ellos hay que poner en valor a los 1.500 mineros
del sector férrico que protagonizan luchas a “prueba de hierro”.
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