Presentación

Nuestra historia, a modo de presentación

viernes, 6 de septiembre de 2024

“Una victoria de la Clase Obrera en Ponferrada”, 1965

En 1958 el régimen franquista promulga la Ley sobre “Convenios Colectivos Sindicales”. Una medida que busca aumentar la productividad pero sin la participación de los trabajadores, lo que resulta perjudicial para sus intereses. El estrecho control que la dictadura ejercía sobre la clase obrera no se liberaliza a pesar del Plan de Liberalización de 1959, que solo liberaliza algunos aspectos de la economía. Además, el Plan viene acompañado de una nueva Ley de Orden Público, que oficializa el miedo.

Los convenios colectivos, a pesar de la retórica oficial, sin instrumentos para negociarlos, no mejoran la situación. La forma en la que se tratan, con un poder que favorecía al lado empresarial, daba muestra de su resultado. Toribio Fuentes, militante del PCE en Ponferrada, denuncia en una carta a la Pirenaica en 1963 que el Convenio del grupo Compostilla I de ENDESA “da mucho que hablar y deja mucho que desear.” Lo califica de vergüenza porque les quedaba una miseria de sueldo. Suponiendo un agravio comparativo frente a directivos e ingenieros, los cuales, además, tenían un trato despótico con sus subordinados, impidiéndoles parar a lavarse las manos, incluso hablar entre ellos.

Cuando hablamos de la lucha obrera durante el franquismo, principalmente nos hemos centrado en la minería. Pero más allá de este sector, tradicionalmente combativo, van emergiendo otros sectores laborales que se incorporan al nuevo movimiento obrero que se opone a la dictadura desde lo sociolaboral.

Uno de los sectores que vivirán un mayor desarrollo del antifranquismo militante será el termoeléctrico, donde sus trabajadores irán ganando capacidad de organización. Un ejemplo lo encontramos en un conflicto en Compostilla en 1965 que mereció un explícito titular de Mundo Obrero: “Una victoria de la Clase Obrera en Ponferrada”.

El artículo del periódico comunista (que reproducimos íntegro al final) se hacía eco de la huelga de brazos caídos y la negativa de los obreros a hacer horas extraordinarias en mayo de 1965. Exigían aumentos salariales, participación obrera en la adjudicación de categorías y la firma del nuevo convenio. Las presiones de la Guardia Civil no impiden la continuación de la huelga y cuatro días después, el director se presenta en las instalaciones para mantener una reunión con los trabajadores. El plante supuso un avance para las remuneraciones, con adelantos de 4000 pts., satisfechos al día siguiente, la reanudación de las negociaciones del convenio, eliminando de él las propuestas que una consultora externa había hecho a la empresa y un acuerdo para que se les consulte para valorar las categorías profesionales.

A pesar de que el acuerdo establecía el 1 de julio como fecha para tener resuelto el convenio, las deliberaciones se prolongarán durante dos años.  Las reivindicaciones de los 1200 obreros de la eléctrica pública iban desde aumentos salariales a los calendarios de descansos. Las discrepancias terminarán con la imposición de una Norma de Obligado Cumplimiento en ausencia del convenio colectivo. La comisión obrera de Endesa presiona a todos los niveles con reuniones con el Sindicato Provincial, la Dirección General de Trabajo hasta llegar a Madrid.

La Pirenaica y Mundo Obrero se convertirán en receptores y altavoces de las denuncias laborales, a través de una amplia correspondencia. En esta ocasión concluyen con una buena noticia. “Unidos los obreros y los administrativos de la Térmica han vencido”.

 

“UNA VICTORIA DE LA CLASE OBRERA EN PONFERRADA

El sábado 8 de mayo, los trabajadores de la Central Térmica de Compostilla, empresa del I.N.I., se declararon en huelga de brazos caídos durante toda la jornada. Obreros y administrativos, con ejemplar unanimidad, realizaron esta protesta, iniciada en Compostilla 2, y el paro alcanzó a un total de 800 hombres. Fue una simple advertencia y la empresa tuvo que entrar en razón y prometer que en el plazo de dos días daría respuesta a las; justas demandas de los trabajadores. Pedían éstos:

— que se les entregaran 6000 ptas. a cuenta de los aumentos de sueldo que debían haber tenido lugar en enero, ya que el anterior convenio caducó el pasado diciembre.

— que en el nuevo convenio se tuviera en cuenta la opinión del personal respecto a la valoración de puestos de trabajo, pues la empresa venía tratando todos estos meses de imponer su criterio; un criterio que, basándose en supuestas necesidades técnicas, tiende a crear divisiones y rencores entre los trabajadores.

— que el nuevo convenio se firme en seguida sin más excusas ni demoras.

La dirección, naturalmente, trató de mover sus peones. Se puso al habla con la Guardia Civil y movilizó a algunos chivatos. Todo inútil, pues se encontró con un movimiento tan unánime y tan coordinado que, a pesar de las seguridades que le daba el jactancioso capitán de la Guardia Civil, tuvo que aceptar una reunión con los trabajadores. Y en esa reunión se impusieron la razón y la justicia que, naturalmente, estaban de parte del personal.

El miércoles, pues, vino el director y celebró une reunión con los trabajadores. Se había conseguido que la empresa escuchara al personal. Y al personal auténtico, no sólo a los enlaces sindicales. En esa reunión se habló claro y se le dijo al director por qué no se firmaba de una vez el convenio, aunque de sobra se sabía por qué: porque la empresa quiere imponer un proyecto en el que se gastó cuatro millones de ptas., pagando para hacerlo a otra empresa que se dedica a esa especialidad, y lo que ha salido es una valoración de los puestos de trabajo completamente inaceptable. Una valoración en la que no se tiene en cuenta la categoría profesional de cada trabajador y en la que sólo hay unos cuantos puestos privilegiados para los paniaguados y los demás puestos están muy mal pagados. Una valoración que sería una magnífica arma para la dirección, porque le bastaría con cambiar de puesto a un trabajador poco conformista para hundirle económicamente y hacerle entrar por el aro. Un proyecto de convenio, pues, que la empresa se empeña en imponer y que es inaceptable. Todo esto se dijo en esa reunión, valientemente. Y así, los trabajadores de la Térmica de Compostilla han obtenido:

— que inmediatamente se reanuden las negociaciones y que se dé una respuesta antes del 1º de julio,

— que se tenga en cuenta su opinión en contra de la valoración de los puestos de trabajo hecha por la dirección y a favor de un sueldo igual para cada categoría profesional,

— que se les pagaran inmediatamente 4 000 ptas. a cuenta del convenio nuevo (el jueves 13 ya las habían cobrado).

Unidos los obreros y los administrativos de la Térmica han vencido.”

Mundo Obrero, 15 de junio de 1965, Nº 13.

 

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