Presentación

Nuestra historia, a modo de presentación

miércoles, 17 de mayo de 2023

[Poema] “Huelga del 62”de José Antonio Martínez Diez

El año pasado dedicamos varios artículos a las huelgas de 1962 en El Bierzo y Laciana, hablando de su contexto y significado o presentamos un informe clandestino de la época. También nos hicimos eco de las actividades de conmemoración impulsadas por la Fundación Jesús Pereda de CCOO de Castilla y León o de los reportajes de prensa que surgieron en conmemoración del 60 aniversario. Hoy presentamos una de sus repercusiones culturales, pues el movimiento obrero se ha distinguido siempre por ser creador de derechos, de conciencia y de cultura.

En concreto nos referimos al poema  “Huelga del 62”de José Antonio Martínez Diez reflejado en su obra “Entre el Cúa y el Sil. Coplas a Fabero y su cuenca minera”, publicado en 2009.

Cómo explica el profesor Benigno Delmiro Coto en su artículo “La huelga de 1962 en la literatura española”, por lo general los poemas que se crean al calor de las huelgas tienen como eje central la esperanza, que se expresa a través de una semántica clara: levantarse, resurgir, confianza, verde alma, la savia renacida o primavera vivida. Y esta obra no podía ser menos.

La labor del historiador es ser precisos con las fuentes históricas, contrastarlas y verificarlas. En la memoria social, en los testimonios de los protagonistas, en la poesía o en la literatura, el relato no siempre coincide con la fidelidad histórica, aunque tampoco es su labor. Aunque el poema deje algunas sombras en cuanto a la veracidad histórica de todos los hechos, lo cierto es que es un destello cultural de una brillante lucha, y por tanto, la labor del historiador hoy, no es otra que invitar a leer y disfrutar de los siguientes versos.

 

Huelga del 62

En víspera del verano

del año sesenta y dos,

una huelga estremeció España,

que en Asturias comenzó.

 

Una huelga de mineros

en plena época franquista

que al régimen denunciaba

y animaba a comunistas.

 

De Asturias saltó a León,

a las cuencas mineras,

entre ellas la de Fabero,

en las luchas la primera.

 

Se encerraron los mineros,

en el pozo Vertical,

protestando por los sueldos,

negándose a trabajar.

 

Luchaban por sus salarios,

por un trabajo más digno,

por su propia identidad

y por el pan de sus hijos.

 

El pozo Julia tenía

cuatro cientos metros de hondo

y más de dos mil mineros

trabajando el negro oro.

 

El encierro en este pozo

la cuenca entera paró,

uniéndose a la gran huelga

que a España paralizó.

 

Para sofocar la huelga,

desde León nos mandaron

a unos veinte policías

“los de la porra” llamados.

 

Se aplicó estado de sitio

y también toque de queda,

pa´control de la situación

y abortar así la huelga.

 

Desde la diez de la noche

a las nueve la mañana,

estaba todo cerrado

no se movía ni un alma,

 

por miedo a “los de la porra”

y a la propia benemérita

que atizaban de lo lindo

a todo el que se moviera.

 

Teniendo yo aún cinco años,

contemplé como a una madre

le daban la gran paliza

benemérita y gendarmes.

 

Ella iba a comprar pan

pa´que comieran sus hijos,

pero las nueve no eran

y le dieron con ahínco.

 

Como era la dictadura,

al final la huelga acabó,

por la falta de recurso

y una brutal represión.

 

Pero el germen se quedó,

empezando Comisiones,

que seguiría creciendo

a pesar de los galones.

 

Tras muchos años de lucha

la Dictadura cayó

y a la ansiada democracia,

el sindicato accedió.

 

José Antonio Martínez Diez

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