Presentación

Nuestra historia, a modo de presentación

miércoles, 10 de mayo de 2023

A vuelta con la musealización de los restos industriales


En los últimos tiempos se ha abierto el debate sobre el patrimonio industrial. ¿Qué hacer con él? ¿Qué conservar? ¿Cómo hacerlo? Desde Nuestra Historia El Bierzo y Laciana ya intervinimos en esta discusión allá por el 2020 con el artículo “El movimiento obrero, el gran olvidado en el patrimonio industrial de El Bierzo y Laciana” donde planteábamos que las reconstrucciones industriales no son asépticas, son memoriales, tanto por lo que enseñan, cómo por lo que ocultan. La mayoría, centradas en la parte productiva, que evoca la parte empresarial y/o los adelantos tecnológicos, pero ocultan a la clase trabajadora, especialmente en su faceta organizada, sus sindicatos y reivindicaciones.

A juzgar por el número de visitas, fue un artículo que despertó gran interés. Hoy queremos continuar con esta temática y nos proponemos exponer algunos ejemplos y propuestas de las políticas de memoria en distintos puntos.

Las autoridades, desde el Estado a la Junta de Castilla y León, desde los ayuntamientos al Consejo Comarcal de El Bierzo deberían hacer un esfuerzo por promover grupos que se encarguen de estudiar, recuperar, conservar y difundir la memoria, los recuerdos, los sonidos, los objetos materiales, las imágenes, los vídeos, los olores, los saberes, los documentos y cualquier otro elemento relacionado con la cultura del trabajo, especialmente del producto más genuino de este, el movimiento obrero.

Es preocupante la falta de una política pública para la conservación del patrimonio industrial inmaterial. Como decíamos, existen distintas iniciativas, desde Fabero, quizás el municipio que más ha avanzado, hasta el ENE Museo en Ponferrada (muy alejado del resto, por su titularidad estatal o la más reciente Térmica Cultural), pero incluso en ellas la memoria obrera y sindical suele ser anecdótica. En el Pozo María, clave para entender esta historia de lucha obrera y democrática, se proyecta un aséptico Archivo Histórico de las Familias Mineras y en El Bierzo Alto destaca el proyecto de la Fundación Cultura Minera ligada al grupo empresarial Viloria.

Es importante aprovechar y ligar la musealización con el estudio de la historia local y comarcal. El Bierzo y Laciana deben poner en marcha una política de conservación de la memoria pública. Crear un archivo histórico, videoteca, recopilar la documentación empresarial y sindical, fotográfica y escrita, hemerotecas de prensa, panfletos, carteles, publicaciones periódicas, estadísticas, documentos de empresas, planos de edificios o de labores y explotación.

Catalogación de restos industriales, poblados mineros, estatuas, monolitos. Organizar una red de historiadores, geógrafos, archiveros, museógrafos. Debemos historizar, contextualizar y explicar los restos industriales. Conservar y promover una experiencia sensorial, olores, sonidos industriales, de los martillos, del cable de la maniobra, de las salas de calderas, de los talleres, los lavaderos, las oficinas, el bullicio de los vestuarios.

Las políticas públicas de memoria deben desarrollar actos de reconocimiento social, de recopilación de la historia oral, de conservación y grabación de canciones, saber hacer, expresiones, culturas.

Es fundamental un archivo de la memoria oral. Esto debe ser un esfuerzo público, no algo vinculado al interés concreto de historiadores. Cómo vivieron, como sufrieron. Sus respuestas no serán agradables, quizás rebajen el tono épico, resulten duras, traumáticas, dejen al descubierto cicatrices, pero son imprescindibles para hacer una lectura común de lo que sucedió y enfocarnos al futuro.

Ayuntamientos, Diputación, organizaciones sociales y sindicales, deben promover estos esfuerzos, vídeos, publicaciones, publicarlo en páginas web´s,  etc.  Las organizaciones sindicales y las corporaciones municipales, más cercanas a quienes vivieron, sufrieron y protagonizaron los hechos, son quienes deben preservar la memoria obrera. Ni el Estado, ni empresarios privados están interesados en mostrar la asociación de la organización y lucha de los trabajadores en sus centros de trabajo con las conquistas sociales, pues suponen una referencia para otros asalariados.

A la hora de ponerse manos a la obra es fundamental huir del adanismo y conocer otras experiencias, más o menos exitosas, que se han desarrollando en otras zonas. En este caso nos centraremos en museos, archivos digitales, rutas, archivos de fuentes orales y alguna propuesta pedagógica.

En España son escasos los esfuerzos para enlazar las políticas públicas de atracción del turismo con las de memoria, a pesar de que la escasez de estas formas de musealización las convierte en una oportunidad.

El Museo del Movimiento Obrero ubicado en la Casa del Pueblo de la UGT de Cáceres, pionero en España y el tercero de estas características en Europa, fue un ejemplo. El futuro Museo de Historia Industrial y Memoria Obrera del Puerto de Sagunto (Valencia), surgido al calor de la movilización vecinal, otro. También fracasos como el museo del Movimiento Obrero en Asturias, proyectado en 2002 y abandonado por el desinterés de entidades públicas y privadas cuando estaba casi terminado de construir. Otros proyectos interesantes son el Museu d´Història de Barcelona (MUHBA) y sus “Relats de feina” (Relatos de trabajo) o el Centro de interpretación del trabajo y la ciudad.

El cierre de las explotaciones y sus consecuencias, también deben ser abordados en las instalaciones museísticas. En este sentido dotar de salas para la interpretación del proceso de desindustrialización, sus luchas y sus efectos cómo el paro y la emigración sería fundamental. Lo reciente del hecho nos permitiría reflejarlo en testimonios, gráficos e imágenes, para preservar la memoria y denunciar la situación social, pues si la reconversión fue conflictiva, sus consecuencias son dramáticas, a la par que profundamente injustas.

En el plano digital comenzaremos presentando la web Patrimoniu Industrial”, en Asturias impulsada por los creadores del exitoso documental “Remine. El último movimiento obrero” y  que obtuvo el premio Hispania Nostra 2020. Un ejemplo de recuperación del patrimonio inmaterial asturiano y su divulgación a través de más de 1000 vídeos, mapas y fotografías en distintos idiomas. Uno de sus impulsores, Marcos M. Merino afirma que “se puede retratar esto aún en vida, hablando con los trabajadores de las minas y las fábricas, mientras que en otros lugares los espacios y los testigos de esta historia hace 30 años que no existen”.

También en esta región encontramos el Archivo de Fuentes Orales para la Historia Social de Asturias (AFOHSA), impulsado por la Fundación Juan Muñiz Zapico de las CCOO de Asturias y la Universidad de Oviedo. A nivel internacional hay ambiciosos proyectos, como el archivo del Laboro en Italia.

 

Existen experiencias de grabación, conservación y divulgación de biografías obreras, principalmente vinculadas al sindicato CCOO y a sus distintas fundaciones. Algunas, han desarrollado webs de difusión como Arguments de la nostra historia de la Fundación Cipriano García de Cataluña.

Recoger estos testimonios es volver a una época en la que el trabajo manual era una fuente de respeto y tenía un reconocimiento social ganado mediante la lucha y no un estigma.

En lo referente a la documentación, existen proyectos iniciales, pero interesantes, como el Archivo de la Minería de CCOO de Castilla y León, situado en Fabero, que recoge la documentación sindical y que habrá de completarse con la recopilación de historias de vida de militantes obreros.

Algunas iniciativas sencillas que podrían desarrollar los ayuntamientos serían la creación de archivos municipales de documentación de trabajadores, sindicatos y empresas, que en algunos casos ya se ha comenzado. Recopilación, conservación y digitalización de fotografías, periódicos, panfletos, carteles, vídeos o publicaciones. También la promoción de archivos orales que recojan testimonios, canciones, expresiones y otros elementos del patrimonio inmaterial.

A nivel estatal, estaría bien ligar la protección de este patrimonio inmaterial con las políticas de su conservación. Ejemplos los encontraríamos en Sesto, “La Stalingrado de Italia”, galardonada por su resistencia al fascismo. También particulares cómo los reconocimientos a la resistencia francesa o a quienes atentaron contra Hitler en Alemania.

La señalización y adecuación de los espacios, contextualizándolos, y la creación de rutas que aprovechen los medios digitales contribuirían a la revalorización del patrimonio industrial recuperado y sería una forma enlazar las políticas públicas de atracción del turismo con las de memoria. Este patrimonio industrial unido al intangible nos hablaría así de valores sociales y democráticos. En los últimos años se han desarrollado varias experiencias en este sentido. Señalaremos algunos, pero no es difícil encontrar otros a lo largo y ancho de España, promovidos por ayuntamientos o Conserjerías de Memoria Democrática en algunas comunidades.

La web Senderos de memoria es un esfuerzo de Asociaciones y Foros por la Memoria que recopila rutas como una forma de establecer “camino hacia la verdad justicia, reparación y garantía de no repetición”. En ellas  se proponen poner en valor la cultura, la protección de la naturaleza y en algunos casos generar recursos a partir de la divulgación de la memoria y la historia. Algunas destacables son las puestos en marcha por la asociación de la Comisión para la Recuperación de la Memoria Histórica de Coruña, la ruta por la memoria histórica de Getafe, el ‘Ferrol Rebelde’ un mapa para divulgar la historia obrera de la ciudad o las rutas de la memoria obrera y democrática de Alcoi.

Existen ejemplos de todo tipo, desde rutas por barrios obreros, como el de la Victoria en Huelva a reportajes que proponen una ruta “por las joyas industriales que agonizan en Bizkaia”, cuyo autor, Solange Vázquez, afirma que es "un paseo por la decadencia y el abandono". Precisamente es en el País Vasco, donde se han creado los itinerarios de Lucha Obrera de la Fundación “José Unanue” de las CCOO del País Vasco, una iniciativa que también cuenta con largo recorrido por su homóloga asturiana, la FJMZ, con su "Ruta de la Revolución de 1934 en Oviedo" que se han replicado en otros puntos.

Ejemplos de valorización turística, que puede ser una forma de atracción y de mejora del patrimonio, ayudando a su divulgación, aportando más calidad a la visita turística.

Por último, y sin querer seguir extendiéndonos, hablaremos de las actividades didácticas de la antedicha Fundación Juan Muñiz Zapico para aplicar en los institutos.  Una Guía Didáctica sobre el papel de la Clase Obrera en La Transición y varios documentales como "La lucha de las mujeres obreras en los barrios de Gijón en el final de la dictadura años 60 y 70 del siglo XX""1937-1977. El movimiento obrero antifranquista en Asturias. Una memoria rebelde"Hay una Luz en Asturias... Testigos de las huelgas de 1962.

La memoria del trabajo, de la industria y de la organización obrera sigue inspirando manifestaciones sociales y culturales. La promoción cultural de estos espacios también es una forma de fomentar nuevos usos que involucren a las poblaciones y palíen la subjetividad de la derrota tras el declive industrial.

¿Por qué reflexionar hoy sobre la vinculación del patrimonio industrial y las luchas que se dieron en él? Entre otras razones, porque la historia social puede actuar cómo una brújula para un presente y un futuro inciertos. Reivindicar ese pasado, esa memoria, puede ser un mapa para el futuro. En el primer artículo comenzábamos con una cita de Toni Mora en el libro “Restos y rastros. Memorias obreras, patrimonio y nuevos usos de los espacios industriales”. En este caso concluimos con otra que reivindica “Un país más justo, un país que recuerda sus orígenes y honra a la clase trabajadora, la principal riqueza de cualquier sociedad”.

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