En los últimos tiempos se ha abierto el debate sobre el patrimonio industrial. ¿Qué hacer con él? ¿Qué conservar? ¿Cómo hacerlo? Desde Nuestra Historia El Bierzo y Laciana ya intervinimos en esta discusión allá por el 2020 con el artículo “El movimiento obrero, el gran olvidado en el patrimonio industrial de El Bierzo y Laciana” donde planteábamos que las reconstrucciones industriales no son asépticas, son memoriales, tanto por lo que enseñan, cómo por lo que ocultan. La mayoría, centradas en la parte productiva, que evoca la parte empresarial y/o los adelantos tecnológicos, pero ocultan a la clase trabajadora, especialmente en su faceta organizada, sus sindicatos y reivindicaciones.
A juzgar por el número de visitas, fue un artículo que despertó gran interés. Hoy queremos continuar con esta temática y nos proponemos exponer algunos ejemplos y propuestas de las políticas de memoria en distintos puntos.
Las autoridades, desde
el Estado a la Junta de Castilla y León, desde los ayuntamientos al Consejo
Comarcal de El Bierzo deberían hacer un esfuerzo por promover grupos que se encarguen
de estudiar, recuperar, conservar y difundir la memoria, los recuerdos, los
sonidos, los objetos materiales, las imágenes, los vídeos, los olores, los
saberes, los documentos y cualquier otro elemento relacionado con la cultura
del trabajo, especialmente del producto más genuino de este, el movimiento
obrero.
Es preocupante
la falta de una política pública para la conservación del patrimonio industrial
inmaterial. Como decíamos, existen distintas iniciativas, desde Fabero, quizás
el municipio que más ha avanzado, hasta el ENE Museo en Ponferrada (muy alejado
del resto, por su titularidad estatal o la más reciente Térmica Cultural), pero
incluso en ellas la memoria obrera y sindical suele ser anecdótica. En el Pozo
María, clave para entender esta historia de lucha obrera y democrática, se
proyecta un aséptico Archivo Histórico de las Familias Mineras y en El Bierzo
Alto destaca el proyecto de la Fundación Cultura Minera ligada al grupo
empresarial Viloria.
Es importante
aprovechar y ligar la musealización con el estudio de la historia local y
comarcal. El Bierzo y Laciana deben poner en marcha una política de
conservación de la memoria pública. Crear un archivo histórico, videoteca,
recopilar la documentación empresarial y sindical, fotográfica y escrita,
hemerotecas de prensa, panfletos, carteles, publicaciones periódicas,
estadísticas, documentos de empresas, planos de edificios o de labores y explotación.
Catalogación de
restos industriales, poblados mineros, estatuas, monolitos. Organizar una red
de historiadores, geógrafos, archiveros, museógrafos. Debemos historizar,
contextualizar y explicar los restos industriales. Conservar y promover una
experiencia sensorial, olores, sonidos industriales, de los martillos, del
cable de la maniobra, de las salas de calderas, de los talleres, los lavaderos,
las oficinas, el bullicio de los vestuarios.
Las políticas
públicas de memoria deben desarrollar actos de reconocimiento social, de
recopilación de la historia oral, de conservación y grabación de canciones,
saber hacer, expresiones, culturas.
Es fundamental un
archivo de la memoria oral. Esto debe ser un esfuerzo público, no algo
vinculado al interés concreto de historiadores. Cómo vivieron, como sufrieron.
Sus respuestas no serán agradables, quizás rebajen el tono épico, resulten
duras, traumáticas, dejen al descubierto cicatrices, pero son imprescindibles
para hacer una lectura común de lo que sucedió y enfocarnos al futuro.
Ayuntamientos,
Diputación, organizaciones sociales y sindicales, deben promover estos
esfuerzos, vídeos, publicaciones, publicarlo en páginas web´s, etc. Las
organizaciones sindicales y las corporaciones municipales, más cercanas a
quienes vivieron, sufrieron y protagonizaron los hechos, son quienes deben preservar
la memoria obrera. Ni el Estado, ni empresarios privados están interesados en mostrar
la asociación de la organización y lucha de los trabajadores en sus centros de
trabajo con las conquistas sociales, pues suponen una referencia para otros
asalariados.
A la hora de
ponerse manos a la obra es fundamental huir del adanismo y conocer otras
experiencias, más o menos exitosas, que se han desarrollando en otras zonas. En
este caso nos centraremos en museos, archivos digitales, rutas, archivos de
fuentes orales y alguna propuesta pedagógica.
En España son
escasos los esfuerzos para enlazar las políticas públicas de atracción del
turismo con las de memoria, a pesar de que la escasez de estas formas de
musealización las convierte en una oportunidad.
El Museo del
Movimiento Obrero ubicado en la Casa del Pueblo
de la UGT de Cáceres, pionero en España y
el tercero de estas características en Europa, fue un ejemplo. El futuro
Museo de
Historia Industrial y Memoria Obrera del Puerto de Sagunto (Valencia),
surgido al calor de la movilización vecinal, otro. También fracasos como el museo del
Movimiento Obrero en Asturias, proyectado en 2002 y abandonado por el
desinterés de entidades públicas y privadas cuando estaba casi terminado de
construir. Otros proyectos interesantes son el Museu d´Història
de Barcelona (MUHBA) y sus “Relats de feina” (Relatos de trabajo) o el Centro de
interpretación del trabajo y la ciudad.
El cierre de las
explotaciones y sus consecuencias, también deben ser abordados en las
instalaciones museísticas. En este sentido dotar de salas para la
interpretación del proceso de desindustrialización, sus luchas y sus efectos
cómo el paro y la emigración sería fundamental. Lo reciente del hecho nos
permitiría reflejarlo en testimonios, gráficos e imágenes, para preservar la
memoria y denunciar la situación social, pues si la reconversión fue
conflictiva, sus consecuencias son dramáticas, a la par que profundamente
injustas.
En el plano
digital comenzaremos presentando la web “Patrimoniu Industrial”, en Asturias
impulsada por los creadores del exitoso documental “Remine. El último movimiento obrero” y que obtuvo el premio Hispania Nostra
2020.
Un ejemplo de recuperación del patrimonio inmaterial asturiano y su divulgación
a través de más de 1000 vídeos, mapas y fotografías en distintos idiomas. Uno de sus impulsores, Marcos M.
Merino afirma que “se puede retratar esto aún en
vida, hablando con los trabajadores de las minas y las fábricas, mientras que
en otros lugares los espacios y los testigos de esta historia hace 30 años que
no existen”.
También en esta
región encontramos el Archivo de Fuentes Orales para la
Historia Social de Asturias (AFOHSA), impulsado por la Fundación Juan Muñiz
Zapico de las CCOO de Asturias y la Universidad de Oviedo. A nivel
internacional hay ambiciosos proyectos, como el archivo del Laboro en Italia.
Existen
experiencias de grabación, conservación y divulgación de biografías
obreras, principalmente vinculadas al sindicato CCOO y a sus distintas
fundaciones. Algunas, han desarrollado webs de difusión como Arguments de la nostra historia de la Fundación
Cipriano García de Cataluña.
Recoger estos
testimonios es volver a una época en la que el trabajo manual era una fuente de
respeto y tenía un reconocimiento social ganado mediante la lucha y no un
estigma.
En lo referente
a la documentación, existen proyectos iniciales, pero interesantes, como el Archivo de la
Minería de CCOO de Castilla y León, situado en Fabero, que recoge la
documentación sindical y que habrá de completarse con la recopilación de
historias de vida de militantes obreros.
Algunas
iniciativas sencillas que podrían desarrollar los ayuntamientos serían la
creación de archivos municipales de documentación de trabajadores, sindicatos y
empresas, que en algunos casos ya se ha comenzado. Recopilación, conservación y
digitalización de fotografías, periódicos, panfletos, carteles, vídeos o
publicaciones. También la promoción de archivos orales que recojan testimonios,
canciones, expresiones y otros elementos del patrimonio inmaterial.
A nivel estatal,
estaría bien ligar la protección de este patrimonio inmaterial con las
políticas de su conservación. Ejemplos los encontraríamos en Sesto, “La
Stalingrado de Italia”, galardonada por su resistencia al fascismo. También
particulares cómo los reconocimientos a la resistencia francesa o a quienes
atentaron contra Hitler en Alemania.
La señalización y adecuación de los espacios,
contextualizándolos, y la creación de rutas que aprovechen los medios digitales
contribuirían a la
revalorización del patrimonio industrial recuperado y sería una forma enlazar las políticas públicas de atracción
del turismo con las de memoria. Este patrimonio industrial unido al intangible
nos hablaría así de valores sociales y democráticos. En los últimos años se han
desarrollado varias experiencias en este sentido. Señalaremos algunos, pero no
es difícil encontrar otros a lo largo y ancho de España, promovidos por
ayuntamientos o Conserjerías de Memoria Democrática en algunas comunidades.
La web Senderos de memoria es un esfuerzo de Asociaciones y Foros por la Memoria que recopila rutas
como una forma de establecer “camino hacia la verdad justicia, reparación y
garantía de no repetición”. En ellas se
proponen poner en valor la cultura, la protección de la naturaleza y en algunos
casos generar
recursos a partir de la divulgación de la memoria y la historia. Algunas
destacables son las puestos en marcha por la asociación de la Comisión para la Recuperación de la Memoria
Histórica de Coruña, la ruta por
la memoria histórica de Getafe, el ‘Ferrol
Rebelde’ un mapa para divulgar la historia obrera de la ciudad o las rutas
de la memoria obrera y democrática de Alcoi.
Existen ejemplos
de todo tipo, desde rutas por barrios obreros,
como el de la Victoria en Huelva a reportajes que proponen una ruta “por las joyas
industriales que agonizan en Bizkaia”, cuyo autor, Solange Vázquez, afirma
que es "un paseo por la decadencia y el abandono". Precisamente es en
el País Vasco, donde se han creado los itinerarios de
Lucha Obrera de la Fundación “José Unanue” de las CCOO del País Vasco, una
iniciativa que también cuenta con largo recorrido por su homóloga asturiana, la
FJMZ, con su "Ruta de la
Revolución de 1934 en Oviedo" que se han replicado en otros
puntos.
Ejemplos de valorización
turística, que puede ser una forma de atracción y de mejora del patrimonio,
ayudando a su divulgación, aportando más calidad a la visita turística.
Por
último, y sin querer seguir extendiéndonos, hablaremos de las actividades
didácticas de la antedicha Fundación Juan Muñiz Zapico para aplicar en los
institutos. Una Guía
Didáctica sobre el papel de la Clase Obrera en La Transición y varios
documentales como "La lucha de las mujeres obreras en los
barrios de Gijón en el final de la dictadura años 60 y 70 del siglo XX", "1937-1977. El movimiento obrero
antifranquista en Asturias. Una memoria rebelde", Hay una Luz en Asturias... Testigos de las huelgas
de 1962.
La memoria del
trabajo, de la industria y de la organización obrera sigue inspirando
manifestaciones sociales y culturales. La promoción cultural de estos espacios
también es una forma de fomentar nuevos usos que involucren a las poblaciones y
palíen la subjetividad de la derrota tras el declive industrial.
¿Por qué reflexionar
hoy sobre la vinculación del patrimonio industrial y las luchas que se dieron
en él? Entre otras razones, porque la historia social puede actuar cómo una
brújula para un presente y un futuro inciertos. Reivindicar ese pasado, esa
memoria, puede ser un mapa para el futuro. En el primer artículo comenzábamos
con una cita de Toni Mora en el libro “Restos y rastros. Memorias obreras,
patrimonio y nuevos usos de los espacios industriales”. En este caso concluimos
con otra que reivindica “Un país más justo, un país que recuerda sus orígenes y
honra a la clase trabajadora, la principal riqueza de cualquier sociedad”.
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