Martes. 14 de marzo de 1944. Edificio de la Presidencia del gobierno. Madrid. 18:20 horas. Comienza una reunión del Consejo de Administración del INI. Preside Juan Antonio Suanzes Fernández. Tras debatir y aprobar el “Plan Nacional de combustibles líquidos y lubricantes partiendo de materias primas nacionales” y el viaje a la Alemania nazi de una comisión de la Empresa Nacional Calvo Sotelo, se pasa a aprobar el tercer punto del orden del día: “Central Térmica de Ponferrada”.
Tras examinar los distintos estudios se da viabilidad a la iniciativa de creación de la “Central Térmica en Ponferrada y sus líneas de enlace con las provincias de Zamora y Asturias”. Proyecto que llevaba tiempo preparado.
El estudio recoge la
puesta en marcha de una “gran Central Térmica que utilice las antracitas de la
región leonesa, sirva de fuente de energía a industrias ya en creación –fábrica
de la Empresa del Aluminio- y a otras que proyecta el Instituto en la región
del Bierzo”. Y que sirva de enlace con los Saltos del Duero en Zamora y otras
de Asturias y Galicia.
El acta también hace
referencia al proyecto y sus dificultades. Entre ellos el suministro de agua,
que afirma haber sido resuelto de forma “original y práctica”, así como el uso
de los combustibles locales y las comunicaciones ferroviarias.
Se calcula que los
precios del kilovatio pueden oscilar entre los 4 y los 13 céntimos, según distintas
hipótesis. Las obras se presupuestan en 137 millones de pesetas. 80.553.270
corresponden al edificio y sus servicios. 3.339.100 pts. a la hidroeléctrica de
la Fuente del Azufre y 53.107.630 para
las líneas de enlace. Sin duda una inversión multimillonaria para las estrecheces
que atraviesa la España de la época, marcada por la autarquía y el hambre de
postguerra.
En la misma reunión se
habló de los proyectos del Consejo Técnico de Electricidad para la instalación
de centrales en Teruel, Puertollano y Puentes de García Rodríguez por parte de
la Empresa Nacional “Calvo Sotelo”. En ese estudio se informa “favorablemente”
sobre la ejecución del proyecto ponferradino y sus líneas de enlace y se
acuerda elevar la propuesta al gobierno y redactar el Decreto. Se sientan las
bases para la creación de Endesa.
Finalmente el “DECRETO
de 3 de junio de 1944 sobre la central térmica de Ponferrada” se publica en el
BOE del día 7. Tras una justificación que alude a los mitos franquistas más
destacados y en las que se defiende por las “insuficiencias” de las fases de
producción. En el apartado técnico explican que:
“Las grandes centrales
eléctricas en bocamina, utilizando menudos o combustibles de inferior calidad,
y establecidas en vértices fundamentales de la red eléctrica Racional,
constituyen una vieja y razonada aspiración no satisfecha, que siendo
indispensable en el proceso de racionalización en gran escala de la producción
de energía eléctrica, vendrán a resolver al mismo tiempo una serie de problemas
conexos -y, entre ellos, el más característico de la revalorización dé nuestros
combustibles-, problemas que en muchos casos sólo podrán ser resueltos por la
entidad que, por razón de otros montajes industriales, se encuentra en
condiciones de establecer organizaciones complejas de tipo minero-
transformador, obedeciendo a concepciones económicamente viables y estables.”
Lo cierto es que los
menudos de la antracita venían siendo un problema en las primeras décadas de su
producción en la comarca. La friabilidad del carbón y la falta de
aprovechamiento hacía que se tuviesen que extraer dos toneladas por cada una
que se aprovechaba. Sin embargo, el fin principal “ha de atender al importante
y perentorio suministro de energía a la «Empresa Nacional del Aluminio»” que se
establecería en Valladolid. Fijando así, negro sobre blanco, el papel reservado
a la comarca berciana. Una economía de enclave cuyo objetivo es abastecer a otras
regiones industriales y drenar riqueza hacia los bolsillos de los grandes
capitalistas a través de la banca.
El mismo Decreto
“encomienda al Instituto Nacional de Industria la creación de una Empresa de
producción, transporte y suministro de energía eléctrica, cuya finalidad más
inmediata será la de la instalación de una central termo-eléctrica en la zona
de Ponferrada”.
El 18 de noviembre de
ese mismo año Juan Antonio Suanzes Fernández, en representación del INI,
realiza la Escritura de Constitución del INI en la notaría de Rafael López de
Hario y Moya, en Madrid. Inscribe la “EMPRESA NACIONAL DE ELECTRICIDAD S.A.”
con domicilio en Madrid y 137 millones de pts de capital (los mismos en los que
estaba valorada la construcción de Compostilla I) y emite 10.000 acciones por
valor de 5 millones de pts, que son desembolsados por el INI en la Caja Social.
El primer Presidente será Esteban Terradas Ylla.
La decisión la cerró el
INI en su reunión del 9 de octubre en la que acuerda crear la empresa que tiene
por objetivo la “producción, transporte y suministro de energía eléctrica y
como finalidad inmediata la instalación y explotación de una Central
termoeléctrica en la zona de Ponferrada”.
Nuevamente Madrid.
12:30 h. 23 de noviembre. Edificio del INI. Se produce la primera reunión de la
recién creada ENDESA, su presidente no puede asistir y es Mayoral,
vicepresidente, quien preside la reunión. Acuerdan emprender acciones para
adquirir maquinaria, terrenos, tramitar en el Ministerio de Obras públicas la
concesión de agua para la refrigeración “y saltos de pié de la presa de la
Fuente del Azufre y en el Ministerio de Industria y Comercio del ramal del
ferrocarril minero de Villablino”. Las gestiones para la compra de las calderas
las realizan con la Casa Sulzer a través del “Sr. Brandt”, su representante en
España.
En la capital de El
Bierzo, el 28 de julio de 1949 Franco inaugura la central de Compostilla, a
escasos metros de la MSP, como una “muestra del resurgir de España”. En su
construcción además de trabajadores asalariados se utiliza mano de obra
forzada, presos políticos republicanos. Sus grandes chimeneas rivalizan con la
basílica de la Encina, como punto más alto de la ciudad. El progreso de la
industrialización, incluso a cualquier precio, compite con los edificios
eclesiásticos, como una especie de fe pagana.
Los Estatutos de la
recién creada Empresa Nacional de Electricidad S.A fijan su carácter de empresa
pública, la prohibición expresa de que las 3 cuartas partes sean transferidas a
extranjeros y el objetivo de crear una central en Ponferrada. Hoy,
curiosamente, ni es pública, ni su propiedad española, ni posee centrales
activas en Ponferrada.
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