En 1962 María dio origen a la huelgona. En 1979 este pozo emblemático será testigo de un acontecimiento más luctuoso. El miércoles 17 de octubre a las 19:45 en la capa 13 del pozo minero, y no en la planta 14, fueron 10 hombres, y no 3, los que no volvieron. Pero cómo en la canción de Víctor Manuel, hubo sirenas, lamentos/ acompasados ayes/ a la boca del pozo. CCOO y UGT convocan una huelga general en la minería en señal de duelo. Más de 15000 personas asistieron al entierro.
Con esta introducción presentamos una
serie de 4 artículos en los que abordaremos este accidente desde 4 puntos de
vista. Empezamos con una visión general y la versión que dieron la empresa y
las autoridades. La segunda y tercera entrada la dedicaremos a desgranar los
informes que el SOMA-UGT y la FSM de CCOO elaboran.
La tragedia de María sigue despertando interés de investigadores, vecinos, familiares e incluso artistas. El año pasado se presentaba el libro “1979, octubre negro” en el que Manuel Blanco realiza una serie de entrevistas a familiares directos de los fallecidos y en 2018 Álvaro Caboalles estrenaba su obra “Carbón. Negro”, que comienza con este accidente. Es por ello que dedicaremos la cuarta entrega al poema “La mina y la tragedia”, del dirigente sindical y político Javier Rubio Fernández.
Volviendo al
lugar del crimen, y no es una figura retórica, podemos ver que la MSP no espera
ni a sus propias investigaciones y trata de eludir responsabilidades desde el
principio. El viernes 19, una fuente “relacionada con la empresa”, declara al periódico El País que
“hasta el momento no había indicios de que este [accidente] se debiera a
deficiencias de seguridad o de los materiales empleados en las galerías, por
cuanto éstos son controlados periódicamente por la inspección.” Atribuyen el
accidente a un derrabe
de carbón.
Comisiones Obreras le recuerda que
el Comité había presentado “quejas sobre los sistemas de ventilación de las
galerías”.
Las autoridades políticas también lo atribuyen a un derrumbamiento de carbón a
pesar de que 5 cadáveres presentan quemaduras.
Ricardo
Quintana, secretario provincial de minería de CCOO, confirma que hay claros
indicios de explosión de grisú, versión que ratifica el alcalde de Villablino,
Manuel Rodríguez, que afirma que la chispa se originó en una máquina locomotora
y que los equipos de rescate trabajan con materiales “vergonzosos”. Los
periodistas de El País recogen lo que ya era un clamor a pesar del silencio y los intentos de taparlo por
parte de MSP y Jefatura de Minas: “Lo único que parece seguro, por el momento,
es que el accidente se debió a la explosión de una gran bolsa de grisú,
escuchada en el resto de la mina, y no a corrimientos de tierra o a cualquier
otra causa.”
A las pocas
horas del accidente, el jueves 18, el diputado comunista Horacio Fernández
Inguanzo, el Paisano, reprocha la
intervención de Fernández Arias, diputado de UCD por León, de cuyas palabras se
desprende que muchos accidentes en la mina son provocados por los propios trabajadores.
El sábado 20 nos
encontramos con nuevas informaciones que recogen que los trabajadores que participan
en el rescate, testigos
presenciales, señalan que los mineros perecieron abrasados por el fuego.
Empresa y autoridades lo niegan, hablan de accidente “completamente fortuito”. De
ser así, MSP y Delegación de Industria, por falta de medidas de seguridad y de
fiabilidad de las inspecciones, respectivamente, serían responsables. El Comité
recuerda dos pequeñas explosiones previas y que ya habían denunciado “la deficiente ventilación” y “la
inexistencia de controles” de grisú.
Los primeros informes de la Delegación de Industria
inciden en que no hubo explosión, sino rotura de una bolsa de gas. El ministro
de Industria, Carlos Bustelo, respalda esta versión tras la reunión del Consejo
de Ministros. Pedro Fernández, secretario de organización de la UGT de la
minería, insiste en que es “evidente” la explosión de grisú iniciada por una chispa de la máquina.
Extremo que niegan los investigadores gubernamentales pues afirman que de haber
explosión “no hubiera salido nadie vivo de toda la mina” y niegan que hubiera
cadáveres carbonizados, a diferencia de lo que apuntan los mineros.
Durante semanas continuarán las
investigaciones. Los sindicatos y sus equipos técnicos tratan de examinar las
causas del accidente ante una MSP que adopta una posición obstructiva impidiendo el acceso al lugar del accidente, revisar la locomotora eléctrica o la
documentación sobre ventilación y visitas de la Jefatura de Minas. Tampoco se les facilita el informe del
médico forense para “conocer no
solamente el estado de los cadáveres, sino también las causas exactas del
fallecimiento de cada uno de ellos”, como denuncia en noviembre CCOO.
El 15 de noviembre la sección de minas del Ministerio
de Industria termina su investigación en la que participan técnicos de la
Delegación de León y del Ministerio en Madrid. El balance es presentado el día
21, aunque no publicado, alegan que no quieren interferir en la investigación
judicial.
En la rueda de prensa, celebrada en el Gobierno Civil de León, participan el
gobernador provincial, Luis Cuesta, y el responsable de la Delegación
Provincial de Industria, Miguel Casanueva. Para entonces ya se han hecho públicos los informes de
UGT y CCOO que apuntan claramente a la explosión de grisú.
El documento oficial echa balones fuera. Insiste en
las hipótesis ofrecidas desde un principio por el Ministerio de Industria y
descarta la explosión de grisú e indica que fue un desprendimiento de carbón que, a su vez,
originó una fuga de gases inflamables cuando todos los indicios apuntan en la
dirección contraria. También
niega las
posibles infracciones de seguridad y del Reglamento de Policía Minera por parte
de la empresa, aunque reconoce que la máquina “no es idónea para arrastre en
este tipo de galerías”.
El 29 de
noviembre el Comité de
Empresa se reúne con el Delegado de Industria Miguel Casanueva Viedma sin
llegar a un acuerdo y anuncia que presentará su propio informe al juez. Los
representantes de los trabajadores consideran que el dossier del
Ministerio de Industria “no ofrece datos verídicos sobre las causas del
accidente”. Responsabilizan a MSP y a Jefatura de Minas del accidente por
incumplimiento de la normativa de seguridad y señalan que los técnicos del
Ministerio han elaborado “su informe sobre datos superficiales”.
El tributo de
muerte que pagan los mineros de María iría acompañado de un menudeo de muertos
que en este 1979 sumará 74 en toda España. En
1978 fueron 121, 15 solamente en la provincia de León. En todo momento empresa
y autoridades ocultan los hechos para prevenir posibles responsabilidades
derivadas de la inacción. No hubo condena
judicial para los responsables.
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