El año pasado publicábamos el artículo “La Revolución de 1933 en El Bierzo” en el que explicábamos la insurrección que tuvo como epicentro a la cuenca de Fabero. Hoy traemos dos crónicas de la época que narran los sucesos desde dos ópticas contrapuestas.
Por un lado, el artículo “Los graves sucesos de Vega de Espinareda” publicado
en el periódico ABC el 14 de diciembre de 1933.
Por otro, el reportaje “Fabero de León”, un texto del suplemento de la
revista Tierra y Libertad, aparecido enero de 1934.
El contraste de fuentes
es fundamental para el conocimiento histórico y aprovechar la rica información
que nos aportan los periódicos también. Las diferencias entre ambos textos
vienen dadas por la visión y procedencia de cada medio. El ABC es un periódico
monárquico y conservador. Tierra y Libertad, la revista de la CNT, ofrece la
visión de un sindicato obrero anarcosindicalista. Ambos los reproducimos íntegramente
al final del texto.
Los datos en general coinciden, los enfoques no. Y por supuesto en los matices, más o menos sutiles, es donde encontramos la verdadera sustancia de los textos.
El diario ABC trata de
mostrar una visión negativa de los hechos y enfrentar al lector con los mismos,
promoviendo una situación de alarmismo que justifique toda represión o cree el
caldo de cultivo para legitimar gobiernos autoritarios como los que estaban implantándose
en otras partes de la Europa de la época.
Frases como: “El alcalde de Vega de Espinareda dio orden de que se
cerraran todas las casas para evitar que pudieran resultar heridos las mujeres
y los niños”, da a entender que los mineros irían contra mujeres y
niños.
“El pueblo ardía en fuego”, sería otra que trata de ofrecer una visión
apocalíptica, cuando el único edificio que ardió fue el cuartel. Habla de que “Se temió que los asesinaran [a los guardias]”,
cuando en realidad, los testimonios de la época nos muestran un trato
correcto.
Otras expresiones como
“dirigían sus pasos”, “acorralando”, “avalancha” u “objeto de groseros insultos”, tratan de dar una visión de sospecha o
rechazo. Términos cómo “individuos” o “cabecilla”,
de carácter peyorativo, refuerzan
esta visión. Enfoque que queda a las claras tanto por lo que dicen, cómo por lo
que obvian. Por ejemplo el bombardeo de aviones militares contra los
trabajadores en su retirada, en los montes de Cueto, Arganza y San Juan de
Mata. Por supuesto, no se recoge el punto de vista de los trabajadores que
protagonizan la insurrección.
Al contrario, el
periódico Tierra y Libertad, no es un periódico al uso, es un órgano de parte,
del sindicato que protagoniza la revolución. El carácter sensacionalista de
términos cómo el movimiento alcanza un “carácter grandioso”, lo denota desde el
principio.
El rotativo
anarcosindicalista trata de ofrecer una visión de revolución espontánea con
frases cómo, al entrar al trabajo “se rumoreó que en España se había proclamado
el comunismo libertario”, cuando en realidad se llevaba meses organizándola.
Las expresiones que
relatan cómo los trabajadores se dirigieron a Arganza en “cruzada libertaria”,
utiliza términos del lenguaje anarcosindicalista que reproduce un lenguaje redentor que nos recuerda al
cristianismo. Lo mismo se puede apreciar en las expresiones “visión dantesca de
una tragedia humana, insuperada hasta nuestros días” o “el blanco sudario de la
nieve”, que mezclan épica, heroísmo y mesianismo. La épica revolucionaria se
deja a las claras con expresiones como “ejemplo de heroísmo y de grandeza en la
lucha por la liberación humana” o cuando afirma que estos pueblos entrarán en
“la Historia de las revoluciones”.
Acudir a las fuentes
originales de la época nos permite ver cómo eran percibidos los acontecimientos
en el momento y también, con el bisturí de la crítica, tratar de comprender que
hay detrás de los lenguajes, que no son neutros, y poder leer críticamente los
medios de comunicación.
A continuación
reproducimos ambos textos:
ABC,
14
de diciembre de 1933.
“Los graves sucesos de Vega de Espinareda
León 13, 4 tarde. A las diez de la mañana del lunes, sorprendieron al pueblo de
Vega de Espinareda los mineros, que habían proclamado ya el comunismo
libertario en Fabero. Casi sin que el pueblo se diera cuenta le cercaron y
primeramente se apoderaron del polvorín, situado en un altozano. Inmediatamente
se vio que dirigían sus pasos contra el cuartel de la Guardia civil, al que
iban acorralando por todas partes. Los guardias se dieron cuenta de que no
podían resistir mucho tiempo la avalancha e intentaron salir algunos en
automóviles para pedir refuerzos, mientras los réstenles defendían el cuartel,
pero no fue posible, porque las carreteras estaban tomadas. A las diez y cuarto
apareció por la carretera de Faberó la bandera roja y negra. El alcalde de Vega
de Espinareda dio orden de que se cerraran todas las casas para evitar que
pudieran resultar heridos las mujeres y los niños.
Por
momentos el cerco de los revolucionarios al cuartel de la Benemérita se iba
estrechando. Desde todas las bocacalles era tiroteado el edificio, El pueblo
ardía en fuego de rifles, pistolas, ametralladoras, escopetas y toda clase de
armas. A las diez y veinte, próximamente, cayó sobre el cuartel la primera
bomba, y desde aquel momento cada pocos minutos caían otras envueltas con
algodón impregnado en materias inflamables. Cuando el edificio estaba enteramente
ardiendo y se había desplomado una gran parte del techo y había dos guardias
heridos, se entregaron los defensores, que fueron objeto de groseros insultos y
befas y los dejaron depositados en casa de uno da los cabecillas que vivía en
el pueblo. Entonces cesó el tiroteo y los revoltosos recorrieron las calles del
pueblo exigiendo que les fueran entregadas todas las armas y municiones.
A la
una y media intentaron sacar a los guardias para conducirles a Fabero. Se temió
que los asesinaran por el camino, y por fin se logró que desistieran de su
propósito. De los comerciantes recabaron prendas de vestir así como gasolina
para los coches que habían quitado a la Compañía, y asaltaron el comercio
titulado Casa García. De una representación de- un Banco se llevaron
ochocientas pesetas.
A las
tres y media salieron para Arganza y Cacabelos dejando en el pueblo, armado con
un rifle y un sable, un cabecilla, que adoptó el título de comisario del pueblo.
Este se dedicó a pasear por las calles del pueblo en compañía de otros
individuos.
La
noche transcurrió tranquila, y en las primeras horas de la mañana del martes se
veía que algunos cabecillas huían en dirección a los montes de Asturias y
Galicia.
A las
diez cíe la mañana del martes, llegó la fuerza enviada desde León, encontrando
él pueblo enteramente tranquilo. Se cree que los principales causantes del
movimiento se habrán fugado antes de caer en poder de las autoridades.
Ayer
por la tarde dejaron abandonados los siete camiones que tenían en su poder y
municiones, bombas, fusiles, pistolas y otras armas.
En
León puede darse por terminada la huelga; revolucionaria, y la población
presenta su aspecto normal.”
…
Suplemento
de la revista Tierra y Libertad, enero de 1934.
“fabero de león
El movimiento
revolucionario del 8 de diciembre alcanzó en esta comarca un carácter
grandioso.
En Fabero, al entrar al
trabajo los obreros, se rumoreó que en toda España se había proclamado el
Comunismo libertario, y todos en masa se dirigieron al Ayuntamiento, quemando
todos los papeles que allí había archivados.
De allí se dirigieron
hacia Vega de Espinareda, sitiando el cuartel e intimando a la Guardia civil
para que se rindiera. Como éstos se negaran rociaron sus puertas con petróleo y
le prendieron fuego, entregándose entonces la Guardia civil, pasando el
armamento a manos de los revolucionarios.
De Vega de Espinareda
se dirigieron los revolucionarios en cruzada libertadora a Arganza, entrando en
el pueblo, tomándolo y quemando todos los documentos polvorientos del archivo.
Unos grupos se dirigieron a Cacabelos y otros a Quilos.
En Cacabelos iniciaron
un formidable tiroteo con las fueras gubernamentales, retumbando las explosiones
en la noche cerrada.
En Cacabelos los
revolucionarios tuvieron dos muertos y ya entrada la noche abandonaron el
pueblo, internándose en la montaña. En los picos de la sierra Ucedo, como
visión dantesca de una tragedia humana, insuperada hasta nuestros días,
aparecieron muertos, abrazados en medio de la nieve, dos de los camaradas
heridos en Cacabelos... ¡El blanco sudario de la nieve ha servido de ataúd,
recogiendo los agónicos estertores de los dos camaradas heridos en épica gesta.
Algunos días más tarde otro camarada, llamado Higinio, perecía entre las
nieves, también herido, como los anteriores en la refriega de Cacabelos,
sumando cinco los muertos en estas trágicas condiciones.
Muchos más, que no
caben en las páginas reducidas de esta revista, son los pueblos que han
implantado el Comunismo libertario: Laredo, La Torrasa, Hospitalet, etc. Fué
toda España la que ardió en llamas libertadoras por el triunfo de la Revolución
social, que si no triunfó fué por diversos defectos que otra vez ograremos corregir.
LA REPRESIÓN
La represión que ha
seguido a esos acontecimientos es terrible. El ministro de la Gobernación,
Martínez Barrio, dijo entonces: «Sofocaré el movimiento con energía, pero sin
crueldad.» Eso dijo el ministro; pero los mausers dispararon sin tregua ni
piedad en Bujalance, en Villanueva de la Serena, en Aragón, en la Rioja, en
Fabero de León, en... toda España.
OCHENTA Y SIETE
TRABAJADORES MUERTOS, incontables heridos. Setecientos condenados a presidio.
He ahí el trágico balance.
Pero en la Historia de
las revoluciones el nombre de esos pueblos quedan grabados para siempre, como
ejemplo de heroísmo y de grandeza en la lucha por la liberación humana.”
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