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Nuestra historia, a modo de presentación

lunes, 17 de mayo de 2021

Forjando el acero: las primeras luchas en Aceros Roldán

Los derechos no caen del cielo. Se luchan, se negocian, se conquistan y se defienden. Eso es una máxima del sindicalismo de clase. En la actualidad (mayo de 2021) los trabajadores de Aceros Roldán se encuentran inmersos en una huelga indefinida. No es la primera, posiblemente tampoco la última. La jornada de 8 horas, la seguridad, la salud o el descanso dominical son derechos que costó mucho sacrificio a los obreros de la acería de Santo Tomás de las Ollas. Fue durante el franquismo cuando se puso en marcha la factoría y, con muchas dificultades, cuando sus trabajadores comenzaron a organizarse.

A partir de 1957, la siderúrgica Roldán sería la única unidad de transformación industrial de relevancia que existía en una comarca dominada por el sistema minero-energético, que exportaba riquezas “a granel” para la industrialización del resto del país.

Las dificultades para organizarse en un contexto como el de la dictadura son múltiples, a la falta de tradición de lucha en un nuevo sector se le une la ausencia de libertades. A finales de los 60, procedente de la emigración en Alemania, llega Daniel Fernández Taladriz. Este metalúrgico de la Bustarga milita en el PCE y había participado en cursillos de la escuela de la CGT francesa.

Taladriz entra a trabajar en Roldán y poco a poco trata de sembrar la semilla reivindicativa en la fábrica, impulsa las Comisiones Obreras, la infiltración en el Sindicato Vertical y la movilización.

Las navidades de 1969 se desarrollan en un contexto de conflictividad creciente. En Fabero se vive un gran movimiento huelguístico que, además, coincide con otro en Asturias. En enero del 70, el PCE trata de extender la movilización a diferentes puntos de Laciana y El Bierzo y siembra octavillas llamando a la movilización. Señalan que “las huelgas son económicas en tanto que se piden mejoras salariales; políticas en tanto que encuentran la negativa a sus demandas por parte del gobierno.”

El Gobierno Civil reacciona organizando un programa de actividades, dada la tensión existente en estas comarcas. En la factoría Roldán prende el llamamiento comunista y se produce un conflicto. Los obreros organizados reparten octavillas denunciando las condiciones laborales y llamando a la huelga.

Denuncian cambios en la forma de trabajo sin consultarles y jornadas de 12 horas diarias, sin descanso dominical. A los altos ritmos de trabajo, se les une el ambiente nocivo de “polvo y gases tóxicos”.
Las octavillas recogen que las condiciones son “un grave atentado a nuestra salud física y mental, es un peligro para los accidentes”. Los trabajadores se quejan de las dificultades para conciliar la vida laboral y familiar, pues esa situación destruye los “vínculos humanos, sociales y familiares”. Además, se preguntan: “¿cuántas horas podemos dedicar a nuestros hijos, a nuestra familia? ¿Cuántas horas dedicamos a nuestro descanso, para coger fuerzas, o a nuestra educación?”.
 

Los siderúrgicos exigen una jornada de 8 horas con un salario “digno" de 300 pts. y el pago integro de las horas extraordinarias y los domingos y festivos al 200%. Las octavillas hacen un llamamiento a la unión para vencer a la empresa, ROLDAN, S.A., que les “explota”, pues afirman que “suyos son los derechos.”

Derechos que se irán consiguiendo en muy duras condiciones en años posteriores.

En las elecciones al Sindicato Vertical de 1971 y 1975 los trabajadores de Roldán respaldarán las candidaturas que las ilegales Comisiones Obreras promueven. Un movimiento que vivirá un impulso en la factoría a raíz de la campaña de solidaridad con el proceso 1001 contra Marcelino Camacho y otros dirigentes de las CCOO. Daniel Fernández Taladriz llega a ser Vocal Provincial del Sindicato del Metal. Aprovecha su posición y los encuentros con otros enlaces para “ir mentalizando a la gente”. Los militantes establecen contacto especialmente con aquellos obreros que tienen “una mentalidad sindical libre y democrática”. Sus luchas van contribuyendo a la conquista de las libertades.

Para concluir volvemos al principio. Aquella octavilla de la movilización de 1970 lanzaba una consigna que apelaba a la unidad de la plantilla: “Unidos conseguiremos defender nuestros derechos. La lucha es de todos, para todos y nadie debe de eludir su responsabilidad, con ello se perjudica y perjudica  a los demás.”

1 comentario:

  1. Nunca se consiguió nada sin lucha. Aún recuerdo la cara demacrada de mi padre en un encierro en los años 80 en esa factoría que hoy es la mía. Ahora me toca a mi, nos toca a nosotros y yo no estoy dispuesto a defraudarle.

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