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Nuestra historia, a modo de presentación

viernes, 18 de diciembre de 2020

La red clandestina de emigración de Fabero

Este viernes 18 de diciembre se celebra el Día Internacional del Migrante 2020. A raíz de la crisis económica de 2008 recordamos que España había sido tradicionalmente un país de emigrantes y recuperamos tal condición, volvimos a hacer las maletas con destino a Europa. Muchos son los mantras que se han vertido en relación a este fenómeno durante la década de los 60, entre ellos que la población española lo hacía exclusivamente de forma legal.

En El Bierzo el Plan de Estabilización de 1959 se tradujo en  bajadas salariales, el aumento del paro y la emigración ilegal. Las autoridades reconocían la incapacidad de sus políticas para la mejora de las condiciones de vida, lo que invierte el flujo migratorio. Si hasta ahora El Bierzo había recibido a miles de inmigrantes durante los años de postguerra, ahora va a emitir emigración de nuevo. Hasta 1975, la comarca Berciana perderá 15.000 habitantes netos, siendo 30.000 los emigrantes que desde aquí saldrán a otras zonas.

Los trámites legales para la emigración son complicados, largos y tediosos, incluso para quienes dirigen el Sindicato Vertical. Son numerosas las cartas que Gonzalo Ramos de la OSE de Fabero envía, en tono desesperado, a la provincial durante años. Dificultades que incentivaban la emigración irregular, especialmente a Bélgica. La emigración a este país se inicia por un hecho coyuntural, la marcha de los trabajadores italianos de las cuencas de Lieja, Mons y Limburgo que será sustituida por mineros de las cuencas españolas, cuyas mujeres se emplearían en el servicio doméstico.

La mayoría de los emigrantes españoles lo hacen con pasaporte de turista, no por los cauces oficiales. El PCE tenía una organización que facilitaba la emigración clandestina a quienes buscaban una vida mejor. Una de ellas tenía sede en Fabero.

“Palencia, 29. - La policía de esta capital ha descubierto y desarticulado una organización clandestina dedicada al reclutamiento de personal minero para trabajar en Lieja (Bélgica).” Con estas palabras comenzaba un reporte de prensa de la Agencia Oficial Cifra cuando a finales de noviembre de 1962 la policía palentina desarticula una red que ayudaba a mineros de El Bierzo y Laciana a emigrar.

Se registran 4 detenciones, entre ellas la de Antonio Álvarez, El Asturiano. A los detenidos se les incautan “veintitrés contratos de trabajo para las minas belgas, a nombre de otros tantos mineros de Fabero, billetes de ferrocarril y recibos en blanco de 1.000 pesetas para firmar por los trabajadores clandestinamente contratados, así como insignias de una agencia belga de viajes.”

Antonio Álvarez, minero de Antracitas de Fabero, era descrito por las autoridades del sindicato vertical como el “sempiterno cabecilla de todas las revueltas laborales y políticas en Fabero” y “uno de los detractores sistemáticos de la política sindical”. También se le acusa de ser el enlace faberense con la Pirenaica y de pertenecer a la célula del PCE que estaba “envenenando las relaciones laborales y planteando constantes conflictos”. Las autoridades sospechan de la existencia de una “red clandestina de enlaces con el extranjero, habida cuenta con la extraordinaria prontitud con que cualquier noticia se pasaba, deformada, por los micrófonos de `` Radio España Independiente´´”.

Sin embargo, la principal sorpresa de la Delegación Sindical de León, es que El Asturiano había sido uno de los trabajadores que había participado en una reunión con el Ministro de Trabajo en el mes de octubre tras el despido de 5 trabajadores de AFSA. La Delegación Provincial había intercedido para que a los mineros que habían estado en huelga se les pagase los salarios no percibidos durante el tiempo de despido, y poner fin así, a un pulso laboral que se prolongaba demasiado. La empresa no cumple el trato y tras distintas asambleas y hasta una carta a Franco, una comisión de obreros viaja a Madrid para reunirse con el ministerio de Trabajo. En la delegación también participa Guillermo Díaz, el Presidente de la Sección Social local.

Tras la detención de Antonio Álvarez, la OSE leonesa pone en marcha una investigación para desarticular la célula comunista de Fabero. A pesar de que no lo consigue, su apresamiento va a ser una ficha clave que provocará una reacción en cadena. El primero será Emilio de la Calzada, inspector médico acusado de cobrar a cambio del reconocimiento y retiro por silicosis de los mineros. Junto a él, caerá José María Martínez, farmaceutico de Lillo del Bierzo asentado en Ponferrada. No será la única pieza, a comienzos de 1963, la dirección del PCE en El Bierzo y Laciana será encarcelada.

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