¿Alguna vez te has preguntado cómo era tu pueblo hace más de 250 años? ¿Qué se producía? ¿Cuántas personas vivían? ¿Qué impuestos pagaban? ¿De quién dependían?
Desde Nuestra Historia,
El Bierzo y Laciana te proponernos que lo descubras por ti mismo/a. Vamos a
realizar un viaje en el tiempo a través del Catastro de Ensenada, que se
desarrolla bajo el reinado de Fernando VI, a mitad del siglo XVIII.
Para ello tienes que
entrar en la web http://pares.mcu.es/Catastro/
Una vez dentro, debemos seleccionar la opción “Buscador de Localidades”, en el mapa pulsamos en la provincia de León y a la derecha escribimos el nombre del pueblo en cuestión y le damos a buscar. A continuación pinchamos en el nombre de la localidad y cuando nos salgan las respuestas digitalizadas, le damos a la cruceta verde que nos aparece. A partir de ahí podemos leerlas on line, descargarlas, cambiar el contraste o imprimirlas. Una forma sencilla de acercarnos a nuestro pasado.
Con la rápida irrupción
de la industrialización a comienzos del siglo XX, El Bierzo y Laciana
experimentaron una revolución económica, demográfica y cultural que cambió todo
en muy poco tiempo.
El Catastro de Ensenada
fue un inventario para conocer la riqueza del país con el objetivo de realizar
una reforma fiscal que diese un impulso a los sectores agropecuarios,
industriales y mercantiles. Un encuestador recorría todos los pueblos y
ciudades realizando preguntas para averiguar la población, los límites
territoriales, las riquezas de sus tierras y ganados y los tributos que pagan.
El estudio, a pesar de
las limitaciones de la época y las posibles ocultaciones nos proporciona datos curiosos.
Y si bien en Nuestra Historia estamos centrados en la historia contemporánea,
el hecho de conocer este periodo nos ayudará a comprender porque la irrupción
de la industria supuso un cambio tan rápido en estas comarcas. Para ello daremos los datos de dos
localidades, Langre, en El Bierzo, y Villablino, en Laciana.
La población en
Villablino en el año 1752 era de veintidós vecinos, contando únicamente a los
“cabezas de familia”, los varones, y excluyendo a mujeres, niños y ancianos. En
todo caso la población de la capital lacianiega no superaba las 200 personas,
distribuidas en un total 29 casas. Muy lejos del aspecto urbano actual y de los
16.000 habitantes que llega a alcanzar en la década de los 90 del siglo pasado.
La economía, de
subsistencia, se basa en la agricultura y la ganadería. Cosechas anuales de
lino, de trigo, centeno o linaza cada seis meses. En el aspecto pecuario en
Villablino destaca el ganado vacuno, lanar, caballar, porcino y cabrío, aunque sus
vecinos "...no saben a punto fijo las cabezas que había de cada
especie...", una ocultación posiblemente interesada.
Entre otras profesiones
Villablino cuenta con tres arrieros, un sastre y una única taberna del pueblo que
sirve vino de El Bierzo.
En la reseña se puede
observar que la capital de la “Laze ana” pertenece al señorío de los Condes de
Luna. Sus habitantes de forma religiosa y anual, pagan el diezmo (décima parte
de la cosecha) a la iglesia. El párroco recibe grano de lino, linaza, trigo y
manteca, terneros, cabritos, corderos y lana
Un hecho que hoy nos
sorprendería es que los informantes destacan que "... no hay minas de
ningún tipo...", desconociendo la riqueza mineral que albergaba su
subsuelo.
La gran evolución de Villablino contrasta con la de
Langre, una pequeña localidad de El Bierzo, también minera, que nunca pasó de
ser poco más que una aldea. Según el padrón de 2019, cuenta
con 85 habitantes censados, pero en 1752 registraba 44 vecinos, el doble de la población de la capital
lacianiega. Un hecho no deja de ser curioso.
Langre pagaba tributos al Arcediano de Ribas del Síl, al Real Monasterio de San Andrés de
Espinareda, del cual dependía y a Nicolás María de Lianas, el cura de la
localidad. En total declaran abonar anualmente 76 fanegas de Trigo, 116 de centeno,
4 carros de hierba, 212 reales del Vellón (RV) del valor del Lino y linaza 22
libras de lana, 4 corderos, 4 cabritos, 2 cerdos, 4 libras de manteca, 20
cuartales de castañas y 32 R.V. en que están regulados “los demás menudos”.
Otros impuestos serían la alcabala,
la primicia y el Boto de Santiago, que se satisfacían al Marqués de Villafranca
y a Joaquín Fernández de la Huerta administrador de Rentas Reales de Ponferrada.
Una imposición menor que la de la vecina, y
actualmente despoblada, localidad de Castellanos, que soporta mayor
carga señorial que Langre. El motivo es que los langreanos disfrutaban del
privilegio de ser hijosdalgo. Por el
contrario, los vecinos de Castellanos declaran que después de hacer frente a
todas las cargas impositivas la mayoría se quedan pobres.
La estructura profesional de Langre la componen 23
Labradores, 9 Jornaleros, 5 mozos mayores de 18 años, 2 Sastres, 1 carpintero,
1 Párroco y 1 Vicario.
Es sabida la importancia que los bienes comunales
tienen durante la Edad Moderna en las sociedades agropecuarias. Llama la
atención que como propiedades del común tuviesen una Taberna, que le
proporciona unos ingresos de 100 R.V procedentes del arriendo.
Ahora es tú turno, entra en la web y conoce
directamente nuestra historia accediendo a sus fuentes originales. Haz un viaje
al pasado y déjanos tus comentarios.
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