En el marco de una dictadura asfixiante cómo la que vivía la
España de los años 60 es una medida extremadamente arriesgada, muestra de
determinación y lucha, con consecuencias impredecibles que pueden llevar a sus
protagonistas a la cárcel.
En El Bierzo y Laciana esta será una práctica que se convertirá en un clásico del repertorio reivindicativo minero durante la transición y los años de la reconversión, pero que tiene sus orígenes en las movilizaciones durante la dictadura franquista. La primera experiencia en estas comarcas se registra en la cuenca del Cua.
La noche del 1 de febrero de 1966 los mineros del grupo Tiembra de Combustibles de Fabero se la pasan en la mina en protesta por el impago de 25 pts. de complemento salarial que establecía la Ordenanza Laboral de la Minería aprobada apenas dos años antes. La medida desesperada se produce tras una denuncia y sentencia favorable de Magistratura de Trabajo de León, incumplida por la empresa.En el exterior las negociaciones son intensas, finalmente se
alcanza un acuerdo con el Sindicato Comarcal en Ponferrada que pone fin a la
medida de presión. A las 14 horas del día 2 los encerrados verán la luz. El día
3 se hacen efectivos los pagos tras la sentencia de la Delegación
Comarcal de Sindicatos de Ponferrada.
Sin embargo, la tranquilidad durará poco. El conflicto se
reproduce al día siguiente. Los trabajadores de jornal únicamente habían
recibido la mitad de los complementos, como establecía la Ordenanza, pero los
mineros reclaman igualdad salarial para toda la plantilla.
El paro se reproduce, prolongándose hasta el día 9, que se
soluciona temporalmente ante las promesas del capataz. Sin embargo, las
palabras se las lleva el viento y ante el incumplimiento, el día 11 la huelga vuelve
a estallar, a lo que COFASA responde con un cierre patronal de 10 días.
El día que se reabre la mina, los trabajadores se presentan, pero
deciden no entrar sino se retiran las sanciones impuestas y se abona el complemento
salarial, una séptima parte de la mensualidad. El lock
out continúa hasta el uno de marzo.
El conflicto, y el
malestar se extenderán a otras empresas. El grupo Marrón de Antonio García
Simón registra un conflicto por la no
readmisión de cinco despedidos. También el grupo Alicia de COFASA, debido a
discrepancias en la valoración de los destajos y la supresión de la
gratificación a dos ramperos.
Lejos de la imagen
idílica que trata de ofrecer la dictadura, la movilización se va extendiendo
por las cuencas mineras. En un proceso difícil, arriesgado, no exento de
riesgos, sufrimiento y represión, la clase obrera empieza a organizarse. La reivindicación
sociolaboral es el marco privilegiado de desarrollo de la oposición. El
encierro, una de sus medidas más duras.
El 1 de febrero de 1966
será un día histórico en la cuenca antracitera berciana. Un día que debe salir
a la luz, evitando el encierro involuntario que supone el olvido.
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