La historia de multitud de pueblos de El Bierzo y Laciana está escrita con los minerales que brotan de su rico subsuelo, carbón, hierro, wolframio, galena, plomo u oro. La Estadística Minera de España (EME) contiene la información más completa sobre la producción del sector extractivo. Ofrece numerosos datos y valoraciones acerca de las distintas sustancias, producciones, valor económico, estado de explotación o empleo desde 1861.
El blog Nuestra
Historia pretende divulgar hechos de la historia de estas dos comarcas que son
relevantes o interesantes, pero también presentar recursos para que quienes
seguís la página podáis investigar sobre temas que pueden ser interesantes. Ser
protagonistas activos en la construcción de la historia de El Bierzo y Laciana.
O, por lo menos, contar con herramientas que probablemente no son muy conocidas
para el gran público y así hacer frente a la curiosidad e investigar
directamente con las fuentes históricas originales.
La EME actualmente está digitalizada y sus contenidos colgados en la página de Instituto Geológico y Minero de España, que puede consultarse aquí: http://info.igme.es/estminera/default.aspx .
A ella podemos acceder poniendo los nombres de los pueblos, comarcas o empresas que queremos consultar y nos aparecerá una búsqueda organizada por años. Entrando en los documentos, que están en PDF, podremos buscar la información que nos resulte más interesante. Un truco, para poder rastrear más fácilmente estos informes, es utilizar el comando Crt+F (pulsadas de forma simultánea). Con él se nos abrirá una ventana de búsqueda en la que podemos poner la palabra que deseemos.Si hacemos un
repaso rápido nos encontramos que el informe de 1863 reconoce al “Vierzo” cómo
terreno carbonífero. Recoge información sobre las producciones que se extraen
entre Valdesamario y esta comarca. Apenas
1.756 quintales métricos, con difícil salida hasta que no se concluya el
tendido ferroviario del ferrocarril de Galicia. Pero cómo no solo de carbón se
alimenta el subsuelo berciano, también refleja la producción de hierro en La
Chana, municipio de Borrenes. Sus 20.000 quintales se exportaron hacía las
forjas catalanas instaladas en la vecina provincia de Orense.
En 1872 existen
tres minas de hierro en El “Vierzo”, con curiosos nombres cómo “¿Será Suerte?”,
“Misteriosa” y “Esperanza”, propiedad de Antonio Vega Cadórniga. Todas con una
escasa producción de 3.600 quintales métricos que se envían en carros de bueyes
a Puente Domingo Florez y de ahí a Riodolas, ayuntamiento de Carballeda, Orense.
Un producto que el año anterior se cotizaba a 3,35 pts el quintal puesto a pie
de fábrica. La nomenclatura de minas férricas no deja de asombrarnos, una de
las más significativas es la denominación “Dios protege a quien obra bien”, que
aparece en la EME de 1863.
En 1882 aparece
recogida las posibilidades energéticas del subsuelo de Tremor aunque lamenta
que “pesar de tan variada riqueza, la minería no progresa como debiera, por
falta de espíritu minero, de capitales y de vías de comunicación.” Unas
explotaciones que apenas producen 510 toneladas de antracita con destino a las
“ferrerías de Pombriego y Montes”. Ese mismo anuario también deja constancia de
“la mina de cuarzo aurífero titulada de San Jacinto, en el término de Palacios
del Sil”, aunque improductiva.
De otros
minerales, menos conocidos, nos informa la Estadística de 1887-1888 que recoge
que “Las minas de galena «Jesusín» o y «Eduardo», de los términos municipales
de Candín y Paradaseca, respectivamente, propias de la Sociedad «Cantábrica del
Bierzo», siguen paradas tanto interior como superficialmente, ignorándose la
causa.”
Es conocida la
existencia de otras sustancias cómo el plomo, pero con la misma suerte, pues tampoco
se ponen en explotación, a pesar de las posibilidades que de hacerlo se
abrirían. Así podemos leer en la EME de 1889-90 que “existiendo muchos filones
de galena en la Comarca del Bierzo, sería fácil establecer en Ponferrada una
gran fábrica de fundición de plomo utilizando la hulla de la provincia.”
En ese momento en
“el manchón de Tremor”, en San Vicente, se demarca
la mina «Estrella», a escasos dos kilómetros de la estación de la Granja y a
once de la de Brañuelas, donde también se conocen algunas capas. También refleja
otras de “poca importancia, y [que a su juicio] no merecen mencionarse, como no
sea el del «Fabero», también en una capa de hulla antracitosa y muy distante
del ferrocarril.”
En 1905 nos
encontramos con una de las primeras referencias a la comarca de Laciana. La
publicación refleja que “se han comenzado trabajos en la mina Caboaches, del
término de Villablino.” También al año siguiente anuncia la explotación
inminente de nuevas riquezas antraciteras en El Bierzo Alto: “Comenzará en
breve la explotación de las minas situadas en el arroyo de La Espina, con
salida á la estación de este nombre.” Distinta suerte de la que corrían “las
importantes de Tombrio y Villablino, en aguas vertientes al río Sil.” La cuenca
de Tombrio hace referencia a la de Fabero-Sil. Entre finales del siglo XIX y
hasta la segunda década del XX, encontramos numerosas publicaciones en las que
la cuenca de Fabero viene catalogada como “Tombrio” o “Los Tombrios”. Un hecho
que se repite con la cuenca del Sil que también viene referenciada como “Santa
Cruz y Villamartín” o únicamente “Villamartín”.
Las
posibilidades de las comarcas son enormes y los materiales de lo más variado,
aunque con suerte distinta. En 1911 la EME recoge desde canteras de granito en
San Miguel de las Dueñas, a pizarras en Palacios del Síl, Páramo o Puente
Domingo Florez o de Caliza en Barcena del Rio o Caboalles.
En 1912 refiriéndose
a la “Linea de Galicia” la EME apunta muchas concesiones en La Granja, Cerezal,
Tremor de Abajo, Almagarinos, Pobladura, Tremor de Arriba y Espina, que ante la
ausencia de un poco probable “ferrocarril de 0,60 metros de ancho (…) a lo
largo del valle (…) quedarán por largo tiempo inactivas”. Sin embargo, ya
apunta que en Torre del Bierzo se había hecho un pequeño tren que unía la
estación con la mina Nalona. Único avance a destacar pues las “cuencas del Sil
[que] son exclusivamente la llamada de Tombrio y la de Villablíno, [permanecen]
ambas paradas y en espera de que sé construya algún ferrocarril que haga
posible su explotación.” Pues, cómo reconoce al año siguiente, a pesar de que
en Laciana “algún industrial ha pensado en la adopción de camiones automóviles
para el transporte de carbones hasta Ponferrada, [es un] medio impracticable
económicamente donde la conservación de las carreteras es rudimentaria o nula.”
Con la crisis
producida por la primera guerra mundial, el gobierno trata de intensificar la
producción de carbón para asegurar el suministro del mercado nacional. Las políticas proteccionistas estarán dirigidas por el ministro de
Fomento Francisco Cambó. En diciembre de 1917 se declaran de utilidad pública
las explotaciones hulleras a los efectos de expropiación forzosa de la
superficie. En 1918 por fin la EME puede anunciar la puesta en marcha de las
explotaciones mineras a gran escala. La publicación recogía las nuevas
industrias así: “Los grandes proyectos creados sobre la planície del Bíerzo
(León), donde se levantará un monumento, siderúrgico, unido por vías modernas a
la cuenca hullera de Villablino y a las minas de hierro de San Miguel de
Dueñas, ha de tener salida al mar por este lado de la costa cantábrica,
construyéndose para ello un ferrocarril de Víllafranca a empalmar con el citado
Villaodrid-Ribadeo.”
En apenas 10
meses y medio el ferrocarril de la recién creada MSP verá la luz, inaugurándose
en julio de 1919. A partir de ese
momento, y durante un siglo, la historia de El Bierzo y de Laciana, se
escribirán en tinta negra de carbón. La Estadística Minera así lo reflejará en
sus publicaciones. Pero esos hechos, ya los dejamos para que el lector o la
lectora los pueda buscar por sus propios medios.
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