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jueves, 2 de octubre de 2025

La minería y la subcontratación. Testimonios de trabajadores de CMS y MSP en 1997

Desde los años 80, el aumento de los problemas del sector minero se traducen en un intento de las empresas de externalizar costes y riesgos, la subcontratación se convierte en un problema para la seguridad y la salud tan importante como el grisú. La revista Europa Minera (Nº 27) lo aborda en un amplio reportaje en 1997 sobre las dos principales empresas del grupo de Victorino Alonso, la MSP que domina Laciana y Coto Minero del Sil, que hace lo suyo en la cuenca de Fabero-Sil.

Francisco Blanco Robles, representante de los trabajadores por CCOO en el Comité de Seguridad del grupo Escandal, de Coto Minero del Sil, lo describía así: “Las subcontratas son una mala realidad. [...] La subcontrata es un camino por donde puede escapar dinero, por lo menos, es lo que se maneja en el grupo Victorino. Está sirviendo como tapadera del negocio.”

José Luis Álvarez Menéndez, miembro de FIA-UGT en el Comité de Seguridad del Grupo Calderón (MSP) completaba que “Los derechos de los empleados subcontratados están mermados en relación con nosotros. Se está dando un trato bastante despótico por parte de algunos jefes de estas subcontratas a los propios trabajadores aquí en el grupo Calderón.

La situación es bastante precaria en algunas ocasiones.” Este trabajador ponía el foco en los contratos precarios, hasta de fin de obra, la falta de definición de las categorías y de coeficientes reductores, como sí sucedía en las empresas matrices. La desprotección se traduce en medidas represivas, pues añade “Por negarse a hacer cosas que no les pertenecen por categoría al día siguiente es probable que se prescinda de ellos.” El sindicalista reclama que "Los contratos deberían ser indefinidos y debería de tenerse en cuenta todo este asunto con miras a las indemnizaciones futuras.". Afirmando que no todas las empresas operan de las misma forma, admite que hay “subcontratas que trabajan en este grupo cumplen con toda la normativa existente.”

Roberto Fernández García, de CCOO y presidente del Comité de Seguridad del Grupo Calderón, señalaba el miedo y el trato despótico de los mandos: “Actualmente trabaja una subcontrata en labores de preparación controlada por Da Silva, un ciudadano portugués, que tras faltarle al respeto durante 20 minutos a un trabajador, que aguantó un todo tipo de vejaciones, tras la discusión, el encargado le anunció que ese era su último día de trabajo en la empresa. El despido fue fulminante.” También los incumplimientos en materia de jornada, pues la “que figura en su contrato suele ser de ocho horas, pero luego resulta que esa jornada acaba cuando el jefe les manda marchar. Nosotros sabemos que existen subcontratas que están 12 y 14 horas trabajando”, que ponen en peligro la seguridad de los trabajadores.

Incluso el cobro de salarios en negro: “Es posible que se esté fomentando el sobre entre los trabajadores de las subcontratas. Estas personas están al descubierto y esto trae consigo un riesgo para los trabajadores a la hora de las indemnizaciones que suelen ser cantidades mínimas.” Situaciones de indefensión que redundan en despidos discrecionales: “Hace unos días un compañero de una subcontrata que no es de la zona, pinchó por el camino cuando se dirigía a trabajar. Venía de Ponferrada y pinchó en Toreno así no pudo llegar a la hora. Al día siguiente subió a la mina, se cambió, cogió el casco y bajó. El encargado entonces le preguntó por qué no se había cambiado el del día anterior. El chaval cuenta lo del pinchazo y el responsable de la subcontrata le dice que se vuelva a cambiar y que queda despedido.”

Los representantes de los trabajadores tienen que afrontar una difícil situación sin medidas de apoyo por parte de la administración, las desregulación de las relaciones laborales realizada ya durante los gobiernos socialistas se muestra de forma cruda, y encontrándose con hechos que no afectan a la empresa a la que pertenecen, en este caso MSP: “No podemos controlar, pues tampoco podemos llegar hasta el fondo de la cuestión. [...] Apelamos al artículo 24 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, sobre todo en su apartado tercero que habla de la coordinación de actividades empresariales.”

“Este artículo —aclara Roberto Fernández— deja claro que el primer responsable de la seguridad en el trabajo es el empresario y la empresa matriz. Nosotros formamos parte del Comité de Seguridad e Higiene que es un órgano colegiado de esta empresa matriz, en este caso la MSP. Creemos que la Dirección General de Minas es la que tiene que mojarse y la que nos tiene que poner de acuerdo”. Al tiempo reivindican que se establezca un organigrama con personal propio de la MSP que revise las actividades de todos los trabajadores, especialmente en materia de seguridad, higiene, grisú, etc.

Y es que la situación que enfrentan los representantes de los trabajadores es realmente complicada. El representante ugetista José Luis Álvarez hablaba de la doble indefensión, la falta de representación en las pequeñas subcontratas y las dificultades a los de la matriz para fiscalizar las labores, incluso en casos de accidente mortal: “Hace unos dos meses dos miembros del Comité de Seguridad tuvimos que entrar con ropa de calle y sin guantes a ver un accidente que se había producido en este grupo. (…) Le pedimos permiso al facultativo jefe para que nos dejara visitar la zona del accidente. Nos dijo que él no era el responsable sino otro señor, y que por consiguiente quedaba eximido de responsabilidad no solamente él, sino también los demás miembros de la Dirección y del Comité de Seguridad e Higiene (…) Si la MSP dedica globalmente una cantidad al año en prevención de riesgos laborales y en disposiciones internas de cada grupo y así todo es poco, éstas no dedican nada. Es más, ha habido trabajadores que prefieren comprar guantes en las tiendas, antes de pedírselos al jefe porque no se atreven»."

Final del formulario

Armando Álvarez Lozano, delegado de USO en el Comité de Seguridad de Calderón, exponía situaciones que ponen en riesgo la propia salud e integridad de los trabajadores: “Eran las diez y veinte de la noche y finalizaba mi jornada. Yo salía y ellos entraban para preparación de raíl. Estaban con una mesilla, un chaval tuvo un descuido, un fallo, y una rueda le cortó la punta del dedo. El encargado no sólo no le atendió sino que además le dijo que llevaba 20 años en la mina y que aún no sabía trabajar. No le dio papeleta ni observó el parte de accidente que era, sólo se limitó a mandarlo nuevamente para abajo. El chaval no sabía que tenía que ir a curarse, claro está.”

La falta de inversión en seguridad, dificulta la labor de trabajadores excedentes que ven en la subcontratación una vía para volver al sector y, por tanto, encontrar empleo. El representante de CCOO Roberto aclara que en “las subcontratas existen grandes profesionales de la minería. Son barrenistas o picadores que vienen de otras empresas que en su momento cerraron. Pero que sean profesionales no exime a la empresa de invertir en seguridad."

Los peligros no solamente se presentan en el interior, como muestra el testimonio de Emiliano Núñez Sáez, secretario del Comité de Servicios de MSP por CCOO, los servicios son los más expuestos a estas externalizaciones, adelgazando las plantillas de las empresas, como MSP: "en los centros de trabajo de exterior no se están cubriendo las bajas de los trabajadores sobre todo en servicios. Además no debemos olvidar las permanentes prejubilaciones que se están llevando a cabo dentro del sector con ánimo de reducir las plantillas. (…) Están subcontratadas más de 100 personas. En la MSP prefieren contratar los servicios en vez de meter gente a trabajar. Son empresas con un número muy reducido de trabajadores que vienen y se instalan. Por todo esto es casi imposible que los sindicatos puedan intervenir en las contratas y que se formen Comités de Seguridad. Nos es completamente imposible.”

Fernando Hernández Fidalgo también integrante de CCOO en el Comité de Servicios de MSP abunda en las dificultades para romper esa dualidad: “Bastante difícil es hacer cumplir a la empresa lo nuestro como para intentarlo con los subcontratados. [...] Estos compañeros no se pueden mover porque se les rescinde el contrato enseguida.” Incluso el miedo y las situaciones de clandestinidad a la que abocan "Durante el horario laboral la relación que tenemos con ellos es nula. Después, cuando marcha el encargado o el responsable más directo te dicen, te cuentan. De todas formas, están muy pillados."Final del formulario

 

La subcontratación va desde el interior, con el arreglo de rozadoras o el sector eléctrico, asignado a Unitrabel, y especialmente a muchos sectores auxiliares, ubicados también en zonas alejadas de las explotaciones, como Talleres el Rubio de Ponferrada, que se dedica a la reparación de vagones, o Penfil de Transporte, en León, apunta Fernando Hernández. “El problema es que la empresa está abandonando todo el exterior».

La falta de formación, el “ocultismo” existente y la falta de información y formación en materias como la siniestralidad preocupan enormemente a los sindicalistas. Especialmente significativas las dificultades en el caso de los polacos y checos que trabajan con rozadoras o minadores en pozos como Carrasconte, muy preparados porque “en mecanización nos sacan mucho a los de aquí.” Explicaba el barrenista Enrique Freire. Sin embargo, la falta de confianza, de arraigo, el desamparo y la necesidad, se unen con la barrera del idioma, incluso a la hora de acceder a servicios médicos en caso de enfermedad o accidente. Los servicios médicos así lo reconocen.

Volviendo a Coto Minero del Sil, Francisco Robles de CCOO en Fabero hacía un llamamiento a la organización de estos trabajadores para darle la vuelta a la difícil situación y reivindicaba el papel de las organizaciones sindicales, incluso desde los primeros momentos en que surgen estas fórmulas de sobreexplotación “detrás están unas organizaciones sindicales, mejores o peores. No creo que estemos haciendo la vista gorda. En la primera subcontrata que hubo en la desaparecida Antracitas de Gaitzarro nosotros luchamos en este sentido. Se entró con fuerza en ellas. No se pueden encontrar solos. Se trata de entrar en contacto con ellos en las asambleas pero la cosa es muy complicada”.

Robles incluso explica con experiencias concretas de organización a partir de aquellos que tienen mejores condiciones dentro de la propia subcontrata: «En alguna ocasión, el vigilante de turno se ha convertido en el representante de los trabajadores. Puede sonar a paradoja y anécdota, pero es cierto y me ha pasado a mí. El propio vigilante se convierte en víctima y casi en el portavoz de los trabajadores de esa subcontrata».

En definitiva, la subcontratación no fue solo un “problema laboral”, sino una estrategia empresarial avalada por la desregulación estatal. Un mecanismo que degradó derechos, multiplicó riesgos y, sobre todo, fracturó y dividió a la clase trabajadora minera para beneficio de su patronal, en este caso con Victorino Alonso a la cabeza.

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