Las elecciones sindicales de 1963 y 1966 habían supuesto un cambio (como analizamos en anteriores entradas de esta serie de artículos de Nuestra Historia, El Bierzo y Laciana. Del boicot a un avance significativo de la oposición obrera liderada por las Comisiones Obreras. Las elecciones sindicales de 1969 se habían retrasado hasta 1971 y sólo se elegirá al 50% de los enlaces. Un repliegue defensivo del régimen que teme perder el control ante el avance del nuevo movimiento obrero. Desde Villablino los trabajadores envían una carta al Vicepresidente del gobierno y Ministro de Relaciones Sindicales para que las elecciones a celebrar sean totales y no parciales.
El
régimen se prepara concienzudamente. Envían instrucciones precisas para
preservar la “paz social” y el orden público dada la “peligrosidad” de las Comisiones. Explicita que no deben
autorizarse las asambleas de trabajadores, aunque de facto no logrará
impedirlas. El leonés Rodolfo Martín Villa solicita listados de las empresas
más conflictivas para “cuidar al máximo las próximas Elecciones Sindicales”, es
decir, promover candidaturas empresariales y evitar que las candidaturas
democráticas avancen.
En
la provincia de León llevan desde el año anterior con sondeos e informes en los
que muestran su preocupación por la intervención de la oposición en las
elecciones. Señalan a las CCOO cómo los “principales animadores” del proceso y
algunos de sus integrantes, “con cierto prestigio sobre la base”, como
“franco-tiradores” citando a Benjamín Rubio. Otro sector es el de los curas
comprometidos, Javier Rodríguez, Álvarez de Paz o Beltrán. Los comunistas
cuentan con una mayor influencia en las grandes empresas y los católicos en las
pequeñas, la Unión Sindical Obrera (USO), sin embargo, no está organizada en estas
comarcas.
En
Combustibles de Fabero, donde tras la dimisión del Jurado de Empresa no se
presentó ningún candidato, prevén que continúe la fórmula del boicot. En otras empresas
sospechan que habrá pugna entre los miembros de CCOO y los representantes oficiales. Especialmente en las grandes
empresas mineras, la MSP, Antracitas de Fabero S.A, y Antracitas Gaiztarro S.A
o Campomanes Hermanos. En la mayoría señalan que la abstención será la tónica y
desconocen otras cómo Endesa o Roldán.
En
vistas a las elecciones sindicales de 1971 la Coordinadora General de las CCOO
se fija 3 metas, ensanchar su base de apoyo, unir a la clase trabajadora e ir
construyendo el sindicalismo que sustituya al vertical. El objetivo es
conseguir la máxima representación en las estructuras oficiales.
El
movimiento de las CCOO cuenta ya con una experiencia de organización. En
Laciana y El Bierzo extienden un
panfleto llamando a la participación en una “lucha abierta contra el
gobierno-patronos y sus lacayos los esbirros del sindicato vertical” y elegir
“en cada lugar de trabajo a los mejores compañeros.” El programa reivindicativo
recoge subidas de 3.000 pts, jornada de 40 horas o el 100% en caso accidente,
reivindica que “a trabajo igual, salario igual” para mujeres y jóvenes. Existe
un apartado específico para los mineros, el colectivo más numeroso y donde
están más enraizadas. También cuestiones sociales cómo la vivienda o la
educación y políticas cómo el derecho a huelga, la amnistía y libertades
políticas.
Además,
los militantes desarrollan una labor boca a boca y aprovechan las posibilidades
legales para preparar las elecciones. En Roldán las CCOO cuentan con Alfonso
del Valle, Antonio Marqués, Juan Campillo y Daniel Fernández Taladriz que así
narra el trabajo: “yo hablaba individualmente con cada persona, vamos a hacer
esto, vamos a hacer lo otro y cogíamos el nombre, no era delito, había que
poner nombres”.
La
Comisión Obrera de Laciana se reúne, da unas orientaciones que cada trabajador
adapta a su grupo. Los candidatos hacen asambleas en el cuarto de
aseo para exponer sus ideas. José Rodríguez
del grupo Calderón explica que plantean “cosas muy sencillas, que la gente
aplaudía. (…) Reconocían la sinceridad, porque no planteabas grandes retos,
porque era imposible”.
Las
elecciones se realizan en medio de la gran huelga por el convenio colectivo de
la antracita que conlleva el aplazamiento en Gaiztarro o COFASA.
Dentro
del 50% de candidatos elegibles en 1971 sólo el 27% revalidaron su acta de
enlace y solo un 40% de Vocales Provinciales de Trabajadores y Técnicos, lo que
indica un avance de candidatos jóvenes. El régimen cree que la “acción de las
Comisiones Obreras ha estado diluida y sin fuerza operativa” y calcula un 2% de
puestos opositores en la provincia.
La
realidad dista de los informes oficiales. Las elecciones ratifican la
representatividad de las CCOO en El Bierzo y Laciana, aunque en un contexto de
represión, no son el único medio. Los informes del PCE señalan que salen
elegidos quienes “habían destacado como hombres de vanguardia en los anteriores
enfrentamientos a nivel de comisión”.
En
tono eufórico los comunistas califican de “Triunfo de las candidaturas obreras” y “éxito de
comisiones pese a estar en paro” en
sus informes internos y en octavillas que distribuirán posteriormente en los
centros de trabajo. Mundo Obrero rotula “León. Éxitos de CC.OO”.
Los
triunfos se dan en MSP, Roldán, RENFE y en las principales empresas de Fabero,
Matarrosa, Bembibre y Brañuelas. El siderúrgico Daniel Fernandez Taladriz con
indisimulado orgullo reconoce que “en las empresas grandes siempre ganábamos
nosotros”.
En
la MSP son muchos los militantes electos. En Ponferrada Julio Díaz Marcos,
Ramón (Ramonín), Ángel Cascallana o
Emilio “El Asturiano”. Laciana es la zona con un mayor desarrollo. Allí la
oposición afirma que han salido todos los candidatos antiverticalistas. Los
militantes obreros se felicitan porque en Villablino las maniobras
verticalistas no consiguen sus objetivos a pesar de las coacciones policiales y
obstáculos legulescos. Benjamín Rubio
consigue resarcirse de la engatada de
1966. Del total de especialistas, únicamente “los fascistas de la empresa” no
le votan. En Calderón también salen elegidos históricos dirigentes como José
Ramón Vega o José Rodríguez.
En
1971 el INI integra las secciones de generación hidráulica y térmica en Endesa,
lo que refuerza los vínculos entre los trabajadores. Un ejemplo serán dos
enlaces comunistas. Vicente Mirón, que ya formaba parte del Jurado de empresa
en Hidroeléctrica de Galicia, y Ramón Acebedo, de Compostilla. Ambos “forman un tándem que duró muchísimos
años”. Otros miembros de Comisiones serán Villanueva, Manchón o Rivas.
En RENFE, entre otros, es elegido José
Leira Regueira a quien la empresa despide, aunque no se hace efectivo porque
gana el juicio.
En
octubre se produce la 7ª Reunión General de las Comisiones Obreras que valora
positivamente los resultados de las elecciones sindicales parciales y reitera
la huelga general como instrumento de
lucha, destacando la “vitalidad” de la clase obrera en algunos territorios como
León.
Superada
la primera fase, el siguiente objetivo es colocar al máximo de militantes en
las Secciones Sociales para evitar lo sucedido en 1970 con los trabajadores de
Fabero, RENFE o en ese momento con los mineros de la antracita pues “los
sindicatos verticales son parte empresa y su papel es confirmar el despido”,
constatan desde el PCE, que en sus informes apuntan que los enlaces deben
constituirse en el “brazo legal de la CC.OO”.
En Laciana entran en la Unión de Trabajadores y
Técnicos del Combustible, que preside Benjamín Rubio, en la Junta de Economatos,
con José Rodríguez Álvarez y en la Junta de Gobierno de Ambulatorios y el
Jurado de Empresa. Daniel Fernández Taladriz de Roldán será nombrado Vocal
Provincial del Sindicato del Metal.
Las posibilidades legales contribuyen a la coordinación
de las CC.OO. La asistencia a cursillos de la Organización Sindical oficial
facilita a los enlaces de distintas empresas y ramas de la producción conocerse,
entablar discusiones y contactos.
Taladriz
explica que “en cuanto intervenían, como hablaban, ya sabías quienes eran” y
trataban de “ir mentalizando a la gente”. Empezando por aquellos que ya
contaban “con una mentalidad de un sindicato libre y democrático”. Además,
Benjamín Rubio destaca que “con el enemigo se aprende mucho”. Sin embargo, no podían bajar la guardia pues
en estos cursillos acuden policías infiltrados y “había que tener mucho
cuidado”.
Pronto
la presencia de militantes de las Comisiones en los organismos oficiales se
nota. En otoño la Junta Local del Combustible de Villablino reivindica
incrementos salariales o la jornada de 36 horas semanales, 6 diarias. Exigen
participar en la elaboración de la nueva Ordenanza Laboral con un miembro elegido por el pleno de Enlaces,
peticiones que no son aceptadas. Una
constante son las relacionadas con la salud, enfermedades profesionales e
instalaciones sanitarias en el valle.
Los
mineros fuerzan la legalidad hasta el punto de que una comisión de Villablino
intenta reunirse con los Ministros de Relaciones Sindicales, Trabajo y Plan de
desarrollo que es denegada por “salirse del cauce”. Los trabajadores se apoyan
en los escasos resquicios legales que estudian a fondo. Cuando les prohíben el
debate de la Ordenanza, Benjamín Rubio hace constar que se les “coarta la
libertad de reunión establecida por la Ley”. Las reivindicaciones políticas
están presentes, un ejemplo sería la petición de que “cuando un trabajador sea
detenido, una vez cumplida la pena impuesta pueda reintegrarse a su puesto de
trabajo con todos los derechos que poseía antes de la detención.”
La patronal mueve ficha y también trata de ganarse con prebendas a algunos
dirigentes o difundir bulos sobre otros. El objetivo es desprestigiarlos y desmoralizar
a los trabajadores. “¿Veis? todos son iguales, no buscan más que su provecho…”
recogía una publicación del PCE en 1965. El partido lo tiene muy presente y por
eso exigía que sus militantes fueran referentes en todos los sentidos.
Pongamos un ejemplo muy concreto, el grupo calderón de MSP en
Laciana. Allí conviven varios dirigentes obreros, militantes comunistas y de
CCOO.
A
José Ramón Vega, entibador, la empresa lo intenta comprar con una categoría
superior para acallar sus reivindicaciones. Él se niega y lo explica así: “Yo
tengo categoría suficiente, yo quiero un salario digno, que no somos salvajes”.
Otro
ejemplo es el de José Rodríguez, también entibador en Calderón. Cuando es
nombrado para la Junta de Economatos promueve que los enlaces donen sus cestas
de navidad a la gente necesitada, ante la incredulidad de otros compañeros. Su testimonio es esclarecedor: “así se rompió
con aquella manera de sobornar. Fue muy mal asumido por los tres de Laciana,
llevaban muchos años en ella”.
Cuando
los sobornos no funcionan comienzan los bulos. Una estrategia de división
patronal empleada en otras zonas de España y que la MSP utilizará para sembrar
dudas sobre Benjamín Rubio: “Benjamín es un tío muy majo, pero tiene un piso en
León y otro en Gijón”.
Estos
militantes como no pueden convencer con la palabra lo hacen con el ejemplo. Durante el antifranquismo se decía qué el puño cerrado
de los comunistas se podría abrir con la tranquilidad de que no iba a caer
ninguna moneda. Muchos trabajadores no eran activistas pero confiaban en ellos
porque eran honestos y anteponen los intereses del colectivo frente a los suyos
individuales.
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