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Nuestra historia, a modo de presentación

miércoles, 22 de octubre de 2025

“Éxitos de CC.OO” en las elecciones sindicales de 1971 en Laciana y El Bierzo


Las elecciones sindicales de
1963 y 1966 habían supuesto un cambio (como analizamos en anteriores entradas de esta serie de artículos de Nuestra Historia, El Bierzo y Laciana. Del boicot a un avance significativo de la oposición obrera liderada por las Comisiones Obreras. Las elecciones sindicales de 1969 se habían retrasado hasta 1971 y sólo se elegirá al 50% de los enlaces. Un repliegue defensivo del régimen que teme perder el control ante el avance del nuevo movimiento obrero. Desde Villablino los trabajadores envían una carta al Vicepresidente del gobierno y Ministro de Relaciones Sindicales para que las elecciones a celebrar sean totales y no parciales.

 En febrero entra en vigor la reforma de la Ley Sindical que sustituye a la de 1940. Un texto continuista que se aleja de los postulados renovadores ante el miedo al desbordamiento por parte de los movimientos opositores. La dictadura había constatado que las CCOO no eran asimilables.

El régimen se prepara concienzudamente. Envían instrucciones precisas para preservar la “paz social” y el orden público dada la “peligrosidad” de las Comisiones. Explicita que no deben autorizarse las asambleas de trabajadores, aunque de facto no logrará impedirlas. El leonés Rodolfo Martín Villa solicita listados de las empresas más conflictivas para “cuidar al máximo las próximas Elecciones Sindicales”, es decir, promover candidaturas empresariales y evitar que las candidaturas democráticas avancen.

 

En la provincia de León llevan desde el año anterior con sondeos e informes en los que muestran su preocupación por la intervención de la oposición en las elecciones. Señalan a las CCOO cómo los “principales animadores” del proceso y algunos de sus integrantes, “con cierto prestigio sobre la base”, como “franco-tiradores” citando a Benjamín Rubio. Otro sector es el de los curas comprometidos, Javier Rodríguez, Álvarez de Paz o Beltrán. Los comunistas cuentan con una mayor influencia en las grandes empresas y los católicos en las pequeñas, la Unión Sindical Obrera (USO), sin embargo, no está organizada en estas comarcas.

 

En Combustibles de Fabero, donde tras la dimisión del Jurado de Empresa no se presentó ningún candidato, prevén que continúe la fórmula del boicot. En otras empresas sospechan que habrá pugna entre los miembros de CCOO y los representantes oficiales. Especialmente en las grandes empresas mineras, la MSP, Antracitas de Fabero S.A, y Antracitas Gaiztarro S.A o Campomanes Hermanos. En la mayoría señalan que la abstención será la tónica y desconocen otras cómo Endesa o Roldán.

 

En vistas a las elecciones sindicales de 1971 la Coordinadora General de las CCOO se fija 3 metas, ensanchar su base de apoyo, unir a la clase trabajadora e ir construyendo el sindicalismo que sustituya al vertical. El objetivo es conseguir la máxima representación en las estructuras oficiales.

 

El movimiento de las CCOO cuenta ya con una experiencia de organización. En Laciana y El Bierzo extienden un panfleto llamando a la participación en una “lucha abierta contra el gobierno-patronos y sus lacayos los esbirros del sindicato vertical” y elegir “en cada lugar de trabajo a los mejores compañeros.” El programa reivindicativo recoge subidas de 3.000 pts, jornada de 40 horas o el 100% en caso accidente, reivindica que “a trabajo igual, salario igual” para mujeres y jóvenes. Existe un apartado específico para los mineros, el colectivo más numeroso y donde están más enraizadas. También cuestiones sociales cómo la vivienda o la educación y políticas cómo el derecho a huelga, la amnistía y libertades políticas.

 

Además, los militantes desarrollan una labor boca a boca y aprovechan las posibilidades legales para preparar las elecciones. En Roldán las CCOO cuentan con Alfonso del Valle, Antonio Marqués, Juan Campillo y Daniel Fernández Taladriz que así narra el trabajo: “yo hablaba individualmente con cada persona, vamos a hacer esto, vamos a hacer lo otro y cogíamos el nombre, no era delito, había que poner nombres”.

 

La Comisión Obrera de Laciana se reúne, da unas orientaciones que cada trabajador adapta a su grupo. Los candidatos hacen asambleas en el cuarto de aseo para exponer sus ideas. José Rodríguez del grupo Calderón explica que plantean “cosas muy sencillas, que la gente aplaudía. (…) Reconocían la sinceridad, porque no planteabas grandes retos, porque era imposible”.

 

Las elecciones se realizan en medio de la gran huelga por el convenio colectivo de la antracita que conlleva el aplazamiento en Gaiztarro o COFASA.

 

Dentro del 50% de candidatos elegibles en 1971 sólo el 27% revalidaron su acta de enlace y solo un 40% de Vocales Provinciales de Trabajadores y Técnicos, lo que indica un avance de candidatos jóvenes. El régimen cree que la “acción de las Comisiones Obreras ha estado diluida y sin fuerza operativa” y calcula un 2% de puestos opositores en la provincia.

 

La realidad dista de los informes oficiales. Las elecciones ratifican la representatividad de las CCOO en El Bierzo y Laciana, aunque en un contexto de represión, no son el único medio. Los informes del PCE señalan que salen elegidos quienes “habían destacado como hombres de vanguardia en los anteriores enfrentamientos a nivel de comisión”.

 

En tono eufórico los comunistas califican de “Triunfo de las candidaturas obrerasy “éxito de comisiones pese a estar en paro” en sus informes internos y en octavillas que distribuirán posteriormente en los centros de trabajo. Mundo Obrero rotula “León. Éxitos de CC.OO”.

 

Los triunfos se dan en MSP, Roldán, RENFE y en las principales empresas de Fabero, Matarrosa, Bembibre y Brañuelas. El siderúrgico Daniel Fernandez Taladriz con indisimulado orgullo reconoce que “en las empresas grandes siempre ganábamos nosotros”.

 

En la MSP son muchos los militantes electos. En Ponferrada Julio Díaz Marcos, Ramón (Ramonín), Ángel Cascallana o Emilio “El Asturiano”. Laciana es la zona con un mayor desarrollo. Allí la oposición afirma que han salido todos los candidatos antiverticalistas. Los militantes obreros se felicitan porque en Villablino las maniobras verticalistas no consiguen sus objetivos a pesar de las coacciones policiales y obstáculos legulescos. Benjamín Rubio consigue resarcirse de la engatada de 1966. Del total de especialistas, únicamente “los fascistas de la empresa” no le votan. En Calderón también salen elegidos históricos dirigentes como José Ramón Vega o José Rodríguez.

En 1971 el INI integra las secciones de generación hidráulica y térmica en Endesa, lo que refuerza los vínculos entre los trabajadores. Un ejemplo serán dos enlaces comunistas. Vicente Mirón, que ya formaba parte del Jurado de empresa en Hidroeléctrica de Galicia, y Ramón Acebedo, de Compostilla. Ambos “forman un tándem que duró muchísimos años”. Otros miembros de Comisiones serán Villanueva, Manchón o Rivas.

 

En RENFE, entre otros, es elegido José Leira Regueira a quien la empresa despide, aunque no se hace efectivo porque gana el juicio.

 

En octubre se produce la 7ª Reunión General de las Comisiones Obreras que valora positivamente los resultados de las elecciones sindicales parciales y reitera la huelga general como instrumento de lucha, destacando la “vitalidad” de la clase obrera en algunos territorios como León.

 

Superada la primera fase, el siguiente objetivo es colocar al máximo de militantes en las Secciones Sociales para evitar lo sucedido en 1970 con los trabajadores de Fabero, RENFE o en ese momento con los mineros de la antracita pues “los sindicatos verticales son parte empresa y su papel es confirmar el despido”, constatan desde el PCE, que en sus informes apuntan que los enlaces deben constituirse en el “brazo legal de la CC.OO”.

 

En Laciana entran en la Unión de Trabajadores y Técnicos del Combustible, que preside Benjamín Rubio, en la Junta de Economatos, con José Rodríguez Álvarez y en la Junta de Gobierno de Ambulatorios y el Jurado de Empresa. Daniel Fernández Taladriz de Roldán será nombrado Vocal Provincial del Sindicato del Metal.

 

Las posibilidades legales contribuyen a la coordinación de las CC.OO. La asistencia a cursillos de la Organización Sindical oficial facilita a los enlaces de distintas empresas y ramas de la producción conocerse, entablar discusiones y contactos.

 

Taladriz explica que “en cuanto intervenían, como hablaban, ya sabías quienes eran” y trataban de “ir mentalizando a la gente”. Empezando por aquellos que ya contaban “con una mentalidad de un sindicato libre y democrático”. Además, Benjamín Rubio destaca que “con el enemigo se aprende mucho”. Sin embargo, no podían bajar la guardia pues en estos cursillos acuden policías infiltrados y “había que tener mucho cuidado”.

 

Pronto la presencia de militantes de las Comisiones en los organismos oficiales se nota. En otoño la Junta Local del Combustible de Villablino reivindica incrementos salariales o la jornada de 36 horas semanales, 6 diarias. Exigen participar en la elaboración de la nueva Ordenanza Laboral con un miembro elegido por el pleno de Enlaces, peticiones que no son aceptadas. Una constante son las relacionadas con la salud, enfermedades profesionales e instalaciones sanitarias en el valle.

 

Los mineros fuerzan la legalidad hasta el punto de que una comisión de Villablino intenta reunirse con los Ministros de Relaciones Sindicales, Trabajo y Plan de desarrollo que es denegada por “salirse del cauce”. Los trabajadores se apoyan en los escasos resquicios legales que estudian a fondo. Cuando les prohíben el debate de la Ordenanza, Benjamín Rubio hace constar que se les “coarta la libertad de reunión establecida por la Ley”. Las reivindicaciones políticas están presentes, un ejemplo sería la petición de que “cuando un trabajador sea detenido, una vez cumplida la pena impuesta pueda reintegrarse a su puesto de trabajo con todos los derechos que poseía antes de la detención.”


La patronal mueve ficha y también trata de ganarse con prebendas a algunos dirigentes o difundir bulos sobre otros. El objetivo es desprestigiarlos y desmoralizar a los trabajadores. “¿Veis? todos son iguales, no buscan más que su provecho…” recogía una publicación del PCE en 1965. El partido lo tiene muy presente y por eso exigía que sus militantes fueran referentes en todos los sentidos.

 

Pongamos un ejemplo muy concreto, el grupo calderón de MSP en Laciana. Allí conviven varios dirigentes obreros, militantes comunistas y de CCOO.

 

A José Ramón Vega, entibador, la empresa lo intenta comprar con una categoría superior para acallar sus reivindicaciones. Él se niega y lo explica así: “Yo tengo categoría suficiente, yo quiero un salario digno, que no somos salvajes”.

 

Otro ejemplo es el de José Rodríguez, también entibador en Calderón. Cuando es nombrado para la Junta de Economatos promueve que los enlaces donen sus cestas de navidad a la gente necesitada, ante la incredulidad de otros compañeros. Su testimonio es esclarecedor: “así se rompió con aquella manera de sobornar. Fue muy mal asumido por los tres de Laciana, llevaban muchos años en ella”.

 

Cuando los sobornos no funcionan comienzan los bulos. Una estrategia de división patronal empleada en otras zonas de España y que la MSP utilizará para sembrar dudas sobre Benjamín Rubio: “Benjamín es un tío muy majo, pero tiene un piso en León y otro en Gijón”.

 

Estos militantes como no pueden convencer con la palabra lo hacen con el ejemplo. Durante el antifranquismo se decía qué el puño cerrado de los comunistas se podría abrir con la tranquilidad de que no iba a caer ninguna moneda. Muchos trabajadores no eran activistas pero confiaban en ellos porque eran honestos y anteponen los intereses del colectivo frente a los suyos individuales.

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