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miércoles, 7 de mayo de 2025

Solidaridades en las huelgas del 62 en El Bierzo y Laciana

Las huelgas del 1962 en Laciana y El Bierzo han sido abordadas de varias formas en este blog. Su impacto, su desarrollo, su memoria, la represión sufrida, el papel de las mujeres o sus repercusiones en la cultura. Hoy vamos a centrarnos en la solidaridad que despertaron.

Recordemos que la huelga estalla el 5 de mayo en Laciana y el 14 de mayo llegan a la cuenca de Fabero y acto seguido se extienden por la comarca de El Bierzo, convirtiéndose rápidamente en general en ambas zonas, y prologándose hasta las primeras semanas de junio.

Las privaciones se dejaron sentir pronto pues muchas familias vivían al día. La memoria de la dureza del momento perduró tiempo después, los testimonios orales son de entrevistas que realizamos en 2018.

Las mujeres son quienes primero notan esta situación. Josefa Guerra de Berlanga del Bierzo, mujer de Amando Martínez, picador en Antracitas de Fabero, recuerda las estrecheces que la huelga supuso para muchas familias: “un mes enterito sin trabajar, (…) Estuvo la empresa entera, el grupo entero de Valdeguiza, estuvieron todos sin trabajar (…) [y] algunos no tenían un duro”.

Especialmente duro fue en Matarrosa. Días antes de que estalle la huelga, el 8 de mayo, era San Miguel Arcángel, fiesta local. El párroco Javier Rodríguez Sotuela rememora que “la gente venga fiesta (…) ya sabes cómo eran los mineros, cuando había dinero… después surgió la huelga y hubo gente que lo pasó muy mal.”

Un elemento clave en el sostenimiento del paro fue la solidaridad de comerciantes,  la población no minera o con explotaciones agropecuarias. En los pueblos estaba extendida la práctica de la libreta, en el que se apuntaban lo que iba gastando, y se pagaba  mensualmente, una vez cobrado el sueldo.

En Fabero Juan Freire recuerda que los comerciantes les dijeron  que “mientras que a ellos les dieran comestibles, nosotros no tendríamos problemas para comer”. En Matarrosa incluso Manolín, el falangista, les dijo a algunos mineros que “mientras yo esté aquí podéis venir a comprar lo que queráis”. En Berlanga, encontramos un testimonio de solidaridad horizontal, Josefa recordaba que poco antes de la huelga habían vendido las vacas que “estaban  machorras, y compramos otras que prestonos 2000 pesetas Lorenzo y luego, como no cobraban, nun quería  que se las diéramos. Dijo, ``déjalas que igual te hacen falta´´”. En Laciana, además de la solidaridad comercial, los mineros de las pedanías, que tenían ganado, daban leche para los niños de sus compañeros.

A nivel internacional se recaudan millones de pesetas procedentes de sindicatos, partidos y asociaciones solidarias. A pesar de la gran cantidad de dinero, este llega tarde, una vez pasada la huelga. Las dificultades que supone su recolección, custodia, envío y reparto no eran pocas. A El Bierzo y Laciana concluida la huelga llegan 150.000 pts. que las células del PCE distribuyen entre los más necesitados, según explica Teo, el instructor clandestino en la zona, en un informe clandestino que remite tiempo después a Paris. 60.000 se reparten en la zona de Ponferrada y los pueblos de minería metálica, 50.000 para Villablino y 40.000 a Fabero. Significativo será el gesto de los mineros de la cuenca de Decazeville, en Francia, quienes tras protagonizar una huelga de meses, harán una recolecta que llegará directamente a estas comarcas.

 

Cobertura económica a la que contribuyeron la HOAC y Cáritas. Los párrocos, aprovechaban las homilías y su posición sacerdotal, para recolectar dinero para los huelguistas. Tarea que no les debió resultar difícil, pues según Freire, “ya estaban acostumbrados a pedir”.  En Ponferrada antes de que estallase la huelga, el consiliario interparroquial de Cáritas y diocesano de la HOAC, Francisco Beltrán, había recaudado dinero para sostener a los mineros asturianos en la huelga. También actuando como impulsores con la hoja parroquial Mano Abierta.

 

El movimiento va a encontrar el apoyo de la intelectualidad española, del interior y del exterior, del estudiantado y las organizaciones sociales y políticas. Incluso algunos gobiernos van a realizar manifestaciones de apoyo de lo más variopinto.

En el interior 200 intelectuales firman un manifiesto, encabezado por Ramón Mendendez Pidal, presidente de la RAE, promovido por miembros del Frente Cultural del PCE, como el novelista Armando López Salinas. El texto, basándose en el derecho de petición, recoge un apoyo a la huelga y exige información veraz y dialogo, evitando la violencia contra los huelguistas. Una insurrección firmada, que no sentó muy bien al régimen.

La solidaridad internacional de organizaciones obreras se extenderá por los 5 continentes. La presión sindical internacional a raíz de las huelgas se intensifica en la OIT. La solidaridad obrera se extenderá con boicots a barcos con destino España. También estudiantes o intelectuales, desde universitarios hasta Pablo Neruda, participarán en los cientos de manifestaciones, colectas y mítines de solidaridad en multitud de países. La cuestión española volvía a situarse en primer plano. Hablando de las huelgas el diario francés Le Monde titulaba “España se mueve”. Lo cierto era que, como completó el historiador Tuñón de Lara, aún vivía España “no pudieron asesinarla toda entera.”

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