Recordemos que la huelga estalla el 5 de mayo en
Laciana y el 14 de mayo llegan a la cuenca de Fabero y acto seguido se extienden por la
comarca de El Bierzo, convirtiéndose rápidamente en general en ambas zonas, y prologándose
hasta las primeras semanas de junio.
Las privaciones se dejaron sentir pronto pues muchas familias vivían al día. La memoria de la dureza del momento perduró tiempo después, los testimonios orales son de entrevistas que realizamos en 2018.
Las mujeres son quienes primero notan esta
situación. Josefa Guerra de Berlanga del Bierzo, mujer de Amando Martínez, picador en Antracitas de
Fabero, recuerda las estrecheces que la huelga supuso para muchas familias: “un
mes enterito sin trabajar, (…) Estuvo la empresa entera, el grupo entero de
Valdeguiza, estuvieron todos sin trabajar (…) [y] algunos no tenían un duro”.
Especialmente duro fue en Matarrosa. Días antes
de que estalle la huelga, el 8 de mayo, era San Miguel
Arcángel, fiesta local. El párroco Javier Rodríguez
Sotuela rememora que “la gente venga fiesta (…) ya sabes
cómo eran los mineros, cuando había dinero… después surgió la huelga y hubo
gente que lo pasó muy mal.”
Un elemento clave en el
sostenimiento del paro fue la solidaridad de comerciantes, la población no minera o con explotaciones
agropecuarias. En los pueblos estaba extendida la práctica de la libreta, en el
que se apuntaban lo que iba gastando, y se pagaba mensualmente, una vez cobrado el sueldo.
En Fabero Juan Freire
recuerda que los comerciantes les dijeron
que “mientras que a ellos les dieran comestibles, nosotros no tendríamos
problemas para comer”. En Matarrosa incluso Manolín,
el falangista, les dijo a algunos mineros que “mientras yo esté aquí podéis
venir a comprar lo que queráis”. En
Berlanga, encontramos un testimonio de solidaridad horizontal, Josefa recordaba
que poco antes de la huelga habían vendido las vacas que “estaban machorras,
y compramos otras que prestonos 2000
pesetas Lorenzo y luego, como no cobraban,
nun quería que se las diéramos.
Dijo, ``déjalas que igual te hacen falta´´”. En Laciana, además de la
solidaridad comercial, los mineros de las pedanías, que tenían ganado, daban
leche para los niños de sus compañeros.
A
nivel internacional se recaudan millones de pesetas procedentes de sindicatos,
partidos y asociaciones solidarias. A pesar de la gran cantidad de dinero, este
llega tarde, una vez pasada la huelga. Las dificultades que supone su
recolección, custodia, envío y reparto no eran pocas. A El Bierzo y Laciana
concluida la huelga llegan 150.000 pts. que las células del PCE distribuyen
entre los más necesitados, según explica Teo, el instructor clandestino en la
zona, en un informe clandestino que remite tiempo después a Paris. 60.000 se reparten en la zona de Ponferrada
y los pueblos de minería metálica, 50.000 para Villablino y 40.000 a Fabero. Significativo será el gesto de los mineros
de la cuenca de Decazeville, en Francia,
quienes tras protagonizar una huelga de meses, harán una recolecta que llegará
directamente a estas comarcas.
Cobertura
económica a la que contribuyeron la HOAC y Cáritas. Los párrocos, aprovechaban
las homilías y su posición sacerdotal, para recolectar dinero para los huelguistas.
Tarea que no les debió resultar difícil, pues según Freire, “ya estaban
acostumbrados a pedir”. En Ponferrada antes de que estallase la
huelga, el consiliario interparroquial de Cáritas y diocesano de la HOAC,
Francisco Beltrán, había recaudado dinero para sostener a los mineros
asturianos en la huelga. También actuando como impulsores con la hoja
parroquial Mano Abierta.
El movimiento va a
encontrar el apoyo de la intelectualidad española, del interior y del exterior,
del estudiantado y las organizaciones sociales y políticas. Incluso algunos
gobiernos van a realizar manifestaciones de apoyo de lo más variopinto.
En el interior 200
intelectuales firman un manifiesto, encabezado por Ramón Mendendez Pidal,
presidente de la RAE, promovido por miembros del Frente Cultural del PCE, como
el novelista Armando López Salinas. El texto, basándose en el derecho de
petición, recoge un apoyo a la huelga y exige información veraz y dialogo,
evitando la violencia contra los huelguistas. Una insurrección firmada, que no sentó muy bien al régimen.
La solidaridad
internacional de organizaciones obreras se extenderá por los 5 continentes. La
presión sindical internacional a raíz de las huelgas se intensifica en la OIT.
La solidaridad obrera se extenderá con boicots a barcos con destino España.
También estudiantes o intelectuales, desde universitarios hasta Pablo Neruda,
participarán en los cientos de manifestaciones, colectas y mítines de
solidaridad en multitud de países. La cuestión española volvía a situarse en primer
plano. Hablando de las huelgas el diario francés Le Monde titulaba “España se
mueve”. Lo cierto era que, como completó el historiador Tuñón de Lara, aún
vivía España “no pudieron asesinarla toda entera.”
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