Presentación

Nuestra historia, a modo de presentación

sábado, 12 de abril de 2025

[Pildoras literarias] Benito Pérez Galdós

«hay una ventana en el Castillo de Ponferrada que…, vamos…, no puedo expresar lo que es aquello…»

Benito Pérez Galdós, Fortunata y Jacinta

La cita que hoy presentamos en nuestra sección Píldoras Literarias pertenece a la obra Fortunata y Jacinta. Una muestra de una de las varias referencias que el autor canario afincado en Madrid y autor de los Episodios Nacionales, publicó en su prolífica obra, dedicadas a El Bierzo. Rescatamos el párrafo en el que está ubicada para aportar un poco de contexto y poder conocer otras referencias a la comarca:

“Fueron todos a almorzar y el misterio continuaba. Cuenta Jacinta que nunca como en aquella ocasión sintió ganas de dar a una persona de bofetadas y machacarla contra el suelo. Hubiera destrozado a Federico Ruiz, cuya charla insustancial y mareante, como zumbido de abejón, se interponía entre ella y su marido. El maldito tenía en aquella época la demencia de los castillos; estaba haciendo averiguaciones sobre todos los que en España existen más o menos ruinosos, para escribir una gran obra heráldica, arqueológica y de castrametación sentimental, que aunque estuviese bien hecha no había de servir para nada. Mareaba a Cristo con sus aspavientos por si tales o cuales ruinas eran bizantinas, mudéjares o lombardas con influencia mozárabe y perfiles románicos. «¡ Oh! ¡El castillo de Coca!, ¿pues y el de Turégano?… Pero ninguno llegaba a los del Bierzo… ¡Ah! ¡El Bierzo!… La riqueza que hay en ese país es un asombro». Luego resultaba que la tal riqueza era de muros despedazados, de aleros podridos y de bastiones que se caían piedra a piedra. Ponía los ojos en blanco, las manos en cruz y los hombros a la altura de las orejas para decir: «hay una ventana en el Castillo de Ponferrada que…, vamos…, no puedo expresar lo que es aquello…». Creeríase que por la tal ventana se veía al Padre Eterno y a toda la Corte Celestial. «Caramba con la ventana —pensaba Jacinta, a quien le estaba haciendo daño el almuerzo—. Me gustaría de veras si sirviera para tirarte por ella a la calle con todos tus condenados castillos».”

 

 

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