Los primeros movimientos obreros en la cuenca de Fabero surgen de forma espontánea en los años 20. Huelgas por la aplicación de la jornada de 8 horas o aumentos salariales, pero todavía con poca organización y sin vinculación con las organizaciones obreras. A esta cuenca no llega el sindicalismo católico o las Sociedades de Apoyo Mutuo. Existe un curioso precedente con la creación en 1898 de la efímera Agrupación Socialista de Berlanga del Bierzo, la primera de la comarca, pero sin continuidad.
En 1922 llega a Ponferrada José López Guzmán bibliotecario
perteneciente a la UGT y al PSOE,
comenzando su organización en El Bierzo.
Al año siguiente se crea el Sindicato Minero
Castellano (SMC) que, en palabras de su dirigente Francisco Falagán, “consiguió
apoderarse de los sindicatos católicos” promocionados por la MSP.
A Fabero, sin embargo, llegará con el fin de la década. En 1930 en el final de la dictadura de Primo de Rivera se crea el Comité Paritario de la Minería de la provincia de León. Institución que unirá a patronos y obreros bajo el arbitraje de las autoridades del régimen. La UGT copa estos comités, lo que le permite aumentar su afiliación.
En 1930, a raíz del
proceso movilizador iniciado tras
la ruptura de relaciones entre la UGT y el Directorio militar, según cifras
oficiales, se superan los 500 huelguistas en esta cuenca.
Es precisamente en este
año en el que el SMC alcanza su apogeo. Registrado legalmente el 10 de junio de 1930 con la denominación de
Sindicato Minero Castellano de Fabero su sede social estaba en el número 3 de
la calle Real y su líder será Constantino Prada. Entre sus fines están “establecer corrientes
de fraternidad y compañerismo entre los mineros”. El sindicato experimenta un
crecimiento intenso. En menos de un año cuenta con más de 500
afiliados a pesar de los problemas internos con que se desenvolvía.
Poco
después Cayetano Redondo,
director del periódico El Socialista, realiza una gira para consolidar las
estructuras del SMC-UGT en El Bierzo que lo lleva a Vega de Espinareda y Fabero
el 18 de agosto de 1930. Tras el mitin escribirá una crónica en
la que se hacen eco del atraso económico y social de la localidad y denuncia el
trabajo infantil. De estos pequeños mineros intuye que “vivirán
poco y morirán sin haber gozado de la inefable alegría de ser niños”. Aunque confía
en la “organización obrera” para salvarlos “del trabajo de esclavos a que están
sometidos”.
A partir de entonces,
Fabero irá apareciendo en las páginas del diario El Socialista para denunciar
la alianza del cura con los poderes establecidos o la primera boda civil que
une a los militantes Domingo Vázquez y Leonides Pérez.
Sin embargo, a partir
del año siguiente la mala gestión interna, las deudas con los órganos
superiores y la llegada de dirigentes anarcosindicalistas, “un hombre llamado
Iglesias” según Francisco Falagán, impulsó la adscripción del sindicato de Fabero
a la CNT. Desde entonces y hasta la revolución de 1933, Fabero desaparece de
las páginas de El Socialista como reflejo de la desarticulación del PSOE y
SMC-UGT en la localidad.
En los primeros años
treinta, la rivalidad con el sindicato UGT se traduce en una lucha fratricida
para conseguir militantes y ampliar su base de influencia. Conflictos que en
ocasiones acaban en muertos, detenidos o disputas en los que intervendrán
incluso las estructuras superiores del sindicato, de los que la CNT saldrá ganadora.
Dónde sí resiste es en
la vecina localidad de Vega de Espinareda, cuyo sindicato se legaliza en mayo
de 1932 coincidiendo con un movimiento huelguístico que acabará en duros
enfrentamientos.
El 11 de abril las empresas habían cerrado sus explotaciones
con el beneplácito de las autoridades provinciales. La crispación irá en
aumento y la CNT se negará a la rebaja salarial planteada. En torno a mil
mineros van a la huelga en medio de una gran división obrera. Las empresas
reaccionan organizando una sección sindical afecta a la UGT en Vega, que
aceptará entrar a trabajar. Maniobra que cuenta con la oposición de la
dirección provincial del sindicato socialista y del SUM de
Fabero (Sindicato Único Minero, ligado a la CNT).
El periódico “El Luchador” denuncia que la “mano negra
socialista apoyada por la fuerza, trata de rebajar los salarios”
y tacha a los mineros ugetistas de “enchufistas” y “traidores al proletariado”.
La situación estalla el 11 de mayo cuando el empresario
Miguel Huertas contrata a un grupo de trabajadores en la vecina Vega de
Espinareda, incumpliendo la Ley de Huelga. Los esquiroles
escoltados por la guardia civil llegan a la plaza de Fabero, donde el SUM-CNT
había convocado una concentración. Un grupo de mineros les impide el paso y varias mujeres lanzan piedras
contra el camión y la benemérita.
Miguel Huertas agrede a Bonifacio Durruti y la situación desemboca en una
refriega y un
fuerte tiroteo entre los trabajadores y la Guardia Civil, en el que fallece uno
de los obreros, José Tejedo Trabada y es herida una de las mujeres, Germana
Fernández, que estaba embarazada. La batalla se salda con catorce detenidos.
Para el SMC, y el
movimiento socialista, supondrá su desarticulación. Únicamente podremos ver
presencia del sindicalismo socialista en la convocatoria del verano de 1933
frente a la negativa empresarial de aportar para la “Caja de jubilaciones” y
que supondrá una huelga general que llega hasta octubre. A partir de entonces
Fabero se convertirá en la única cuenca minera de España de hegemonía
anarcosindicalista.
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