Presentación

Nuestra historia, a modo de presentación

martes, 11 de febrero de 2025

Ángel Pestaña no es profeta en su tierra (Fabero-Ponferrrada, 1932)

Tras el primer artículo “Ángel Pestaña, el líder sindical anarcosindicalista que da nombre a las piscinas climatizadas del Plantío en Ponferrada” en el que tratábamos de acercarnos a la figura de este dirigente obrero de Santo Tomás de las Ollas, tan importante como desconocido en su patria chica, continuamos con algunos de los hechos que lo acercaron (o alejaron) de la misma.

Nos encontramos en 1932, en un contexto de enfrentamiento entre las centrales sindicales, y al interior de la más numerosa de todas, la Confederación Nacional del Trabajo (CNT). En 1931 se había lanzado el “Manifiesto de los Treinta”. Un texto en el que 30 sindicalistas de la CNT, entre los que se encuentra Ángel Pestaña, abogan por una acción menos voluntarista y más pedagógica en la preparación de la revolución social. Apuestan por acciones menos de grupo y más de masas. Sus detractores los acusarán de posibilistas, moderados o reformistas.

En la primavera de 1932 Ángel Pestaña acude a El Bierzo para dar una conferencia que lo llevaría a Ponferrada y al importante núcleo anarcosindicalista de Fabero. Sin embargo, Pestaña tras haber dado el mitin en Ponferrada, acabará suspendiendo el de la villa minera.

La crónica aparecida en el periódico El Luchador del 30 de junio de 1932 es clara al respecto. Pestaña prefiere no arriesgarse a ser detenido y los faberenses se oponen duramente a sus planteamientos sindicales. La crónica de prensa bebe de una carta, que cuenta con el sello del Sindicato Único Minero de Fabero, firmada por Mariano Álvarez, Clemente Aparicio, Manuel Miguelez e Inocente Grande, que proponía la expulsión para los “traidores”.

Los anarcosindicalistas de la cuenca del Cua señalan a Ángel Pestaña como “halagador de la burguesía y engaña cándidos e ingenuos trabajadores” en un duro alegato, que más que comentar, vamos a reproducir íntegro a continuación.

 

“TAL COMO VIENE

Pestaña no es digno de pertenecer a la C. N. del T.

 

Nuestro diario «Solidaridad Obrera» no» trae la noticia de que Pestaña se paseaba de madrugada con un ilustre enchufista de la Generalidad, y nosotros podemos comprobar que la noche del 24 del próximo pasado, fecha que dió una Conferencia en Ponferrada, se codeaba con los burgueses de aquella localidad cual un verdadero renegado.

Nada hubiéramos dicho de tal Conferencia, a pesar que de ella sacamos la impresión unánime que el célebre ex sindicalista libertario, es un halagador de la burguesía y un engaña cándidos e ingenuos trabajadores. La noche del 24 de agosto fue saludada, en este Fabero, explotado y tiranizado en grado superlativo, por un autobús de trabajadores, que en el trayecto de Fabero a Ponferrada, gozosos lanzaban vivas a la C. N. T., a la F. A. I. y a la Revolución Social. Teóricamente ya estábamos convencidos de que el conferenciante era un retrógrado, pero queríamos una muestra más auténtica y verídica. ¡Y ya la tenemos!

Sépanlo, pues, todos los confederados, que Pestaña, como sindicalista libertario no existe más para nosotros. Después de ver cómo los burgueses de Ponferrada le saludaban y le estrechaban la mano felicitándole; después de observar que en su astuta peroración no tuvo una palabra de recriminación para el Gobierno dictatorial que padecemos por su cruenta y bárbara represión; después de ver que no mencionó para nada la C. N. T. siquiera para que aquellos trabajadores ingresaran en ella; y después de haber mencionado que ya tenía voto la mujer y no combatirle por ineficaz a su total liberación, y poniéndose él a tono con los postulados apolíticos y libertarios. ¿Podemos permitir que continúe entre nosotros?

Todo cuanto habló lo hizo de una forma velada cual hace todo político, anhelando ouedar bien con las dos clases antagónicas. Por ello su Conferencia sólo pudo reducirse a cuatro narraciones anecdóticas, como la de que «España, según había dicho cierto personaje, tenía la forma de la piel de un toro y por ello éramos tan aficionados a toreros los españoles».

Tanto insistía repitiendo sistemáticamente que por la cultura se elevaban los pueblos, que había que elevar ésta, sin explicar qué clase de cultura era, que tentados estuvimos de preguntarle si era quizá esa cultura pornográfica que a diario nos sirve la burguesía, y a la que tan veladamente habló para que ella le aplaudiera y felicitara. ¡Oh! Quizá pensó el muy astuto que en Ponferrada no habían hombres consecuentes y capaces de aquilatar el alcance de su conferencia y la inconsecuencia de ésta con los postulados confederales y libertarios?

Pero aún hay más: Los camaradas de Ponferrada nos escribieron precipitadamente que en aquélla daba una Conferencia Pestaña y que habían recabado de él que subiera al día siguiente a hablar aquí. Vamos a concretar. Desde luego que en principio nos dijo que si era de mucha urgencia, subiría; pero entre otras cosas y después de hacernos nosotros responsables de todo lo que ocurriera, nos soltó esta frase histórica : «No estoy dispuesto en estos momentos a ser detenido, me reclaman cosas urgentes en otra parte.»

Entonces optamos por darle la razón más tarde, pero volviendo de regreso en nuestro autobús e igualmente repleto de optimismo lanzando vivas al comunismo libertario y a la anarquía, nos convencimos una vez más que era un retrógrado, que había salido para siempre de nuestro corazón la estima de que él fuera un sindicalista libertario y nuestra razón fué de que no subiera.

¡Cómo íbamos a estimar que subiera a hablar a Fabero si su oratoria nos decepcionó hasta la saciedad! En síntesis todo lo que dijo es una negación rotunda del ideario confederal. Faltaba en él esa savia anárquica de los hombres íntegros, de los que cuando hablan al pueblo oprimido y expoliado, ponen el sentimiento en el corazón y emoción en los labios; muestras auténticas de que no le engañan ni le traicionan ni le venden jamás.

Cuando ya casi ningún trabajador cree en vuestra honra ni dignidad; cuando en general sois tildados por moderados y escisionistas y cuando os dejáis sobornar por esa cretina burguesía, ¿qué puede esperarse ya para echaros, y qué puede esperar la clase de los oprimidos de vosotros? El Sindicato al cual pertenecemos, ya tiene ultimados sus acuerdos: Que a los traidores y perturbadores se les expulse radicalmente de nuestra amada C. N. T. Que nuestras aspiraciones son comunistas anárquicas, y que sólo y únicamente esta aspiración es capaz de suprimir la explotación política y económica, a la cual hemos de unirnos todos los explotados si queremos vencer al enemigo común: el capital, símbolo de las castas egoístas y adineradas.

Queremos que los trabajadores se convenzan y todos juntos hagamos justicia.

Y nosotros seguimos considerando que Ángel Pestaña no es digno de pertenecer a nuestra amada C. N. del T.

Mariano Álvarez. — Clemente Aparicio. — Manuel Miguelez- — Inocente Grande.

(Hay un sello que dice: Sindicato Minero de Fabero (León).)”

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