Nos encontramos
en 1932, en un contexto de enfrentamiento entre las centrales sindicales, y al
interior de la más numerosa de todas, la Confederación Nacional del Trabajo
(CNT). En 1931 se había lanzado el “Manifiesto de los Treinta”. Un texto en el
que 30 sindicalistas de la CNT, entre los que se encuentra Ángel Pestaña,
abogan por una acción menos voluntarista y más pedagógica en la preparación de
la revolución social. Apuestan por acciones menos de grupo y más de masas. Sus
detractores los acusarán de posibilistas, moderados o reformistas.
En la primavera de 1932 Ángel Pestaña acude a El Bierzo para dar una conferencia que lo llevaría a Ponferrada y al importante núcleo anarcosindicalista de Fabero. Sin embargo, Pestaña tras haber dado el mitin en Ponferrada, acabará suspendiendo el de la villa minera.
La crónica aparecida en el periódico El Luchador del 30 de junio de 1932 es clara al respecto. Pestaña prefiere no arriesgarse a ser detenido y los faberenses se oponen duramente a sus planteamientos sindicales. La crónica de prensa bebe de una carta, que cuenta con el sello del Sindicato Único Minero de Fabero, firmada por Mariano Álvarez, Clemente Aparicio, Manuel Miguelez e Inocente Grande, que proponía la expulsión para los “traidores”.Los
anarcosindicalistas de la cuenca del Cua señalan a Ángel Pestaña como “halagador
de la burguesía y engaña cándidos e ingenuos trabajadores” en un duro alegato,
que más que comentar, vamos a reproducir íntegro a continuación.
“TAL COMO VIENE
Pestaña
no es digno de pertenecer a la C. N. del T.
Nuestro diario
«Solidaridad Obrera» no» trae la noticia de que Pestaña se paseaba de madrugada
con un ilustre enchufista de la Generalidad, y nosotros podemos comprobar que
la noche del 24 del próximo pasado, fecha que dió una Conferencia en
Ponferrada, se codeaba con los burgueses de aquella localidad cual un verdadero
renegado.
Nada hubiéramos dicho
de tal Conferencia, a pesar que de ella sacamos la impresión unánime que el
célebre ex sindicalista libertario, es un halagador de la burguesía y un engaña
cándidos e ingenuos trabajadores. La noche del 24 de agosto fue saludada, en
este Fabero, explotado y tiranizado en grado superlativo, por un autobús de
trabajadores, que en el trayecto de Fabero a Ponferrada, gozosos lanzaban vivas
a la C. N. T., a la F. A. I. y a la Revolución Social. Teóricamente ya
estábamos convencidos de que el conferenciante era un retrógrado, pero
queríamos una muestra más auténtica y verídica. ¡Y ya la tenemos!
Sépanlo, pues, todos
los confederados, que Pestaña, como sindicalista libertario no existe más para
nosotros. Después de ver cómo los burgueses de Ponferrada le saludaban y le
estrechaban la mano felicitándole; después de observar que en su astuta
peroración no tuvo una palabra de recriminación para el Gobierno dictatorial que
padecemos por su cruenta y bárbara represión; después de ver que no mencionó
para nada la C. N. T. siquiera para que aquellos trabajadores ingresaran en
ella; y después de haber mencionado que ya tenía voto la mujer y no combatirle
por ineficaz a su total liberación, y poniéndose él a tono con los postulados
apolíticos y libertarios. ¿Podemos permitir que continúe entre nosotros?
Todo cuanto habló lo
hizo de una forma velada cual hace todo político, anhelando ouedar bien con las
dos clases antagónicas. Por ello su Conferencia sólo pudo reducirse a cuatro
narraciones anecdóticas, como la de que «España, según había dicho cierto
personaje, tenía la forma de la piel de un toro y por ello éramos tan
aficionados a toreros los españoles».
Tanto insistía repitiendo
sistemáticamente que por la cultura se elevaban los pueblos, que había que
elevar ésta, sin explicar qué clase de cultura era, que tentados estuvimos de
preguntarle si era quizá esa cultura pornográfica que a diario nos sirve la
burguesía, y a la que tan veladamente habló para que ella le aplaudiera y
felicitara. ¡Oh! Quizá pensó el muy astuto que en Ponferrada no habían hombres
consecuentes y capaces de aquilatar el alcance de su conferencia y la
inconsecuencia de ésta con los postulados confederales y libertarios?
Pero aún hay más: Los
camaradas de Ponferrada nos escribieron precipitadamente que en aquélla daba
una Conferencia Pestaña y que habían recabado de él que subiera al día siguiente
a hablar aquí. Vamos a concretar. Desde luego que en principio nos dijo que si
era de mucha urgencia, subiría; pero entre otras cosas y después de hacernos
nosotros responsables de todo lo que ocurriera, nos soltó esta frase histórica
: «No estoy dispuesto en estos momentos a ser detenido, me reclaman cosas
urgentes en otra parte.»
Entonces optamos por
darle la razón más tarde, pero volviendo de regreso en nuestro autobús e
igualmente repleto de optimismo lanzando vivas al comunismo libertario y a la
anarquía, nos convencimos una vez más que era un retrógrado, que había salido
para siempre de nuestro corazón la estima de que él fuera un sindicalista
libertario y nuestra razón fué de que no subiera.
¡Cómo íbamos a estimar
que subiera a hablar a Fabero si su oratoria nos decepcionó hasta la saciedad!
En síntesis todo lo que dijo es una negación rotunda del ideario confederal.
Faltaba en él esa savia anárquica de los hombres íntegros, de los que cuando
hablan al pueblo oprimido y expoliado, ponen el sentimiento en el corazón y
emoción en los labios; muestras auténticas de que no le engañan ni le
traicionan ni le venden jamás.
Cuando ya casi ningún
trabajador cree en vuestra honra ni dignidad; cuando en general sois tildados
por moderados y escisionistas y cuando os dejáis sobornar por esa cretina
burguesía, ¿qué puede esperarse ya para echaros, y qué puede esperar la clase
de los oprimidos de vosotros? El Sindicato al cual pertenecemos, ya tiene
ultimados sus acuerdos: Que a los traidores y perturbadores se les expulse
radicalmente de nuestra amada C. N. T. Que nuestras aspiraciones son comunistas
anárquicas, y que sólo y únicamente esta aspiración es capaz de suprimir la explotación
política y económica, a la cual hemos de unirnos todos los explotados si queremos
vencer al enemigo común: el capital, símbolo de las castas egoístas y
adineradas.
Queremos que los
trabajadores se convenzan y todos juntos hagamos justicia.
Y nosotros seguimos
considerando que Ángel Pestaña no es digno de pertenecer a nuestra amada C. N.
del T.
Mariano Álvarez. — Clemente
Aparicio. — Manuel Miguelez- — Inocente Grande.
(Hay un sello que dice:
Sindicato Minero de Fabero (León).)”
No hay comentarios:
Publicar un comentario