A comienzos de los años 70 la oposición antifranquista está plenamente asentada en Laciana y El Bierzo. Un hecho que distintas investigaciones y homenajes han puesto de relieve en los últimos años. Los avances de la clase obrera y sus organizaciones, principalmente el PCE y las Comisiones Obreras, se ven reflejados en los informes del régimen que entre 1971 y 1974 reconoce cierta “politización”.
Algunos de sus líderes alcanzarán proyección internacional. Uno de los hechos de mayor trascendencia, y menor conocimiento público, es el papel internacional de esta lucha, cómo el viaje de Benjamín Rubio desde el valle de Laciana a Escocia.
En 1973 la Delegación
Exterior de CCOO (DECO), dirigida por Carlos Elvira, trata de buscar apoyos
económicos, políticos y sindicales para la causa de los trabajadores españoles.
Coincidiendo con el proceso 1001 frente a la dirección del movimiento sindical
dirigido por Marcelino Camacho y el debate sobre el reconocimiento de los
sindicatos españoles en la Organización Internacional del Trabajo (OIT), los
mineros escoceses realizan una colecta para los de León. Sin embargo, presiones
de UGT y el PSOE hacen que ese dinero no llegue. Las Trade Unions (sindicatos)
buscan conocer la situación de primera mano a través de un minero español. Rodolfo
Llopis, del PSOE, trata de desprestigiar a las Comisiones acusándolas de ser
una máscara del PCE.
Las CCOO cuentan con el
apoyo del sindicato minero escocés. La DECO solicita mineros del interior para
asistir al Congreso Anual de las Trade Unions. El minero Víctor Bayón, instructor
clandestino del PCE en León, propone que el más indicado para ir es Benjamín
Rubio, de quien afirma es el “alma” de las CCOO de Villablino y tiene grandes
capacidades sindicales.
A pesar de las
reticencias iniciales, Benjamín acepta. Viaja a París donde Carlos Elvira y Ángel Rozas le dan las instrucciones y le
asignan una traductora, Encarnación, y un seudónimo, Pedro. Le explican que no saben sin podrán defender a
las CCOO, y que si pueden hablen de los represaliados del 1001.
En su intervención Rubio explica las condiciones de trabajo
que se viven en España, la persecución al movimiento obrero y el
intento del sindicato vertical de ser reconocido por la OIT. A petición McGahey,
del sindicato minero, habla de Comisiones Obreras y explica que “es
la lucha obrera unitaria”. El
presidente del sindicato de los técnicos le dice “tú no eres un trabajador
minero, eres un propagandista”. Benjamín enfadado saca el carnet de identidad. El
resto de sindicalistas conscientes del riesgo se lo impiden. “Si tengo
que identificarme con mi propio nombre estoy dispuesto a hacerlo, a pesar de
que sabía lo que ocurriría al volver a España”, recordó en sus memorias. Un sindicalista católico le pide que explique la vinculación de la
iglesia y el nuevo movimiento obrero.
Posteriormente le confiesan que le habían creído, pero que fuerzan
la situación para que se explique y así convencer a todos los sindicatos del
país. Cuando terminan le hacen un corro y acaban gritando “viva
Comisiones Obreras”.
El Congreso
anual de las Trade Unions de Escocia de 1973 publica una resolución unánime en
la que expresa "su pleno apoyo a las Comisiones Obreras en sus esfuerzos
por establecer Sindicatos libres e independientes para sustituir a los
sindicatos al servicio del Gobierno". La DECO de CCOO felicita a Benjamín Rubio
y Víctor Bayón reconoce que “dejó alto el pabellón de los mineros e hizo un
gran trabajo sindical y político”.
En enero de 1974 la OIT
admite a CCOO, UGT y USO como representantes de los trabajadores españoles.
Carlos Elvira es incluido, junto a Miguel Sánchez-Mazas de UGT, en el Grupo de
Trabajadores de la Conferencia Regional Europea de la OIT, a pesar de la
oposición del sindicato vertical franquista. Es el comienzo del desprestigio
internacional de la OSE ante unas CCOO que habían ganado popularidad por la
denuncia del proceso 1001.
El periplo internacional de Benjamín Rubio continúa en 1975. En esta ocasión viaja de nuevo a la capital gala. En Paris Rubio participa en una reunión de cuadros obreros del PCE. El régimen se tambalea y el partido está pensando en lanzar la huelga general y quiere calibrar las fuerzas. “Aquí era una zona que si hay ambiente a nivel nacional posiblemente la hubiera (…) pero otras fuerzas no estaban por esa labor” y finalmente se desestima.
La
relación entre los mineros escoceses, esos trabajadores que reconocían que sólo
veían el sol en verano y en Mallorca, perdurará. Años después
“ese vínculo solidario” se mantiene. En 1987 cuando Antonio Gutiérrez es
elegido secretario General de CCOO recuerda que su homólogo de las Trade Unions
“tenía el recuerdo de los que habían venido de la minería de León”.
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