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martes, 25 de julio de 2023

El jornadismo en El Bierzo y Laciana, los intentos de Huelgas Nacionales del PCE en 1958 y 59


A comienzos de los años cincuenta la oposición a la dictadura franquista en Laciana y El Bierzo vive un momento de reflujo. Las guerrillas se han desmantelado y la oposición es netamente política, sustentada sobre las débiles estructuras del PCE. Sin embargo, la dura represión y las dificultades de la clandestinidad impiden una conexión amplia con la población.

1957 supone un impasse en la organización, consolidación y extensión del PCE en El Bierzo y Laciana. Ese mismo año el lillego José María Martínez abre un Laboratorio de análisis clínicos en Ponferrada desde donde impulsa la actividad comunista. Durante su periodo al frente de la organización, hasta 1962, se desarrollan varias células en centros de trabajo de las cuencas mineras, en Endesa y en la construcción.

Las relaciones personales previas, de confianza, de amistad, de prestigio laboral, son factores claves para minimizar los riesgos. En la cuenca de Fabero juega un papel destacado Andrés González, primo de Martínez. En Villablino, Ramiro Pol, amigo de la familia de toda la vida, que ingresa en el PCE en 1957.

En estos años en el resto de España se desarrollan algunas protestas en las principales ciudades industriales del país. Tras una serie de huelgas en el país Vasco, Franco declara como sediciosos a los trabajadores huelguistas: 

"el país es una plaza fuerte sitiada por el enemigo (…) la huelga no es lícita y no puede ser proclamada como tal, más cuando el principio de la lucha de clases es aceptado en la legislación pero cuando la lucha de clases está proscrita por qué significa la ruina de la patria... La huelga es un arma revolucionaria, la huelga es criminal."

Lo cierto es que durante estos años bisagra que supondrán el final de la década de los 50 y los comienzos de los 60 la oposición obrera ensayará diferentes tácticas de lucha para recomponerse. Un proceso de ensayo y error que irá puliendo con la práctica. Muchos trabajadores se convierten en criminales, participan en huelgas a pesar de lo que supone.

En marzo de 1958 coincidiendo con la primera huelga de envergadura en la minería asturiana en Bembibre, Fabero y Villabino se realizan diversas actividades de protesta, bajo rendimiento, reparto de octavillas y discusiones en la casa de aseo, pero la huelga no se llega a producir.

Otro ensayo será el llamado jornadismo, convocatorias de lucha lanzadas por el PCE a fecha fija. Una práctica que bebe del “voluntarismo” y que aunque consigue una notable agitación es tremendamente arriesgada y se salda con sendos fracasos.

“¡Mineros, trabajadores y pueblo de Ponferrada y Comarca!”, se puede leer en las octavillas que se reparten con motivo de la Jornada de Reconciliación Nacional convocada para el 5 de mayo de 1958 (y que ilustra el cartel de este artículo). El paro sólo se materializa en el trabajo lento de unos 2.000 mineros en Fabero, según Mundo Obrero.

Lo mismo ocurrió con la Huelga Nacional Pacífica del 18 de junio de 1959. También se prepara minuciosamente extendiendo panfletos por los poblados obreros y centros de trabajo, especialmente en minas y grupos de Endesa.

En los barrios obreros de Ponferrada, como el poblado de Compostilla o Columbrianos, Félix Santos y Arsenio Marcos se afanan en tan arriesgada operación. En Villablino Ramiro Pol es el encargado de sembrar los pasquines por la escalinata de la iglesia, el barrio Pérez Vega (Las Portiechas) y el poblado de Colominas. Además del buzón de Correos de la Plaza del Ayuntamiento. Andrés García y el grupo de comunistas de Fabero, harán lo suyo en las cercanías de las minas de la cuenca del Cua y Daniel García en la zona de Bembibre y la cuenca del Bierzo Alto. Tal y cómo detalla su expediente de detención 4 años después.

En Fabero y Villablino los comunistas aprovechan las ondas de La Pirenaica para denunciar los sistemas de cronometraje, el despotismo de los mandos de MSP y las rebajas de categorías a trabajadores con silicosis.

 El objetivo del PCE es la huelga general. La concibe “como la generalización de una serie de conflictos parciales, que pueden empezar por una empresa, rama o localidad e irse extendiendo como una mancha de aceite por todo el país.” Sin embargo, estas convocatorias a fecha fija, cuando el partido carecía de músculo, no se muestran como el medio más idóneo, como pudieron constatar con el escaso seguimiento que tuvo en El Bierzo y Laciana. Pronto la táctica del jornadismo, como se le denominó de forma peyorativa, será desechada por alejada de la realidad y cargada de voluntarismo. Incluso por lo peligroso de la acción, al dejar expuestos a las detenciones a los militantes.

A partir de 1958 el PCE impulsa la “Oposición Sindical Obrera”. La OSO no trata de ser una sigla nueva, sino agrupar experiencias de huelgas, comisiones y enlaces honestos, que surgen en distintos puntos de España. Cómo los que van surgiendo en los plantes que protagonizan los trabajadores de Minex, en Bembibre en 1958 y a finales de 1959 y comienzos de 1960 en otras minas de la comarca berciana cuando con el Plan de Estabilización la crisis en el sector minero se agudice. 

En 1959 la OSO comienza a publicar Lucha Obrera, “Portavoz de la Oposición Sindical” que años después pasará a ser el “Boletín de apoyo a CCOO”. Un mes después de la jornada del 18 de junio, el periódico no deja pasar la ocasión para reflejar que mientras la crisis económica golpea a los trabajadores, “la oligarquía financiero monopolista, bancos y grandes empresas obtienen grandes beneficios. La MSP pasa de 55 millones en 1954 a 143 en 1958”.

En estos conflictos de forma espontánea surgen comisiones de obreros que se crean y disuelven una vez planteadas las reivindicaciones. El PCE presta una temprana atención al fenómeno, analiza su potencial y define una estrategia flexible respecto a las mismas.

Tras un periodo de ensayo-error, el Partido impulsa el desarrollo de la oposición política a través de la movilización sociolaboral. A partir de la huelgona de 1962 encontrará un nuevo impulso en el que el movimiento obrero se reinventará a través de nuevas formas y códigos de organización y movilización. A pesar de sus errores estos militantes acertarán en mantener vivo el hilo rojo de la historia en un momento en el que todo parecía perdido.

 

                                     

 

 

 

 

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