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jueves, 15 de septiembre de 2022

Atentados contra los mineros, Torre del Bierzo 1982

1982 está recorrido por una serie de atentados poco claros, y nunca esclarecidos, en la minería de El Bierzo Alto. El 15 de enero 3 kg de dinamita explotan en el cuarto de aseo de la mina Santa Bárbara que Antracitas de Brañuelas tiene en las cercanías de Torre del Bierzo. El vigilante Francisco Enríquez Díaz fallece y, junto a él, doce trabajadores más resultan heridos. CCOO denuncia "que este hecho no es casual", y "que tales hechos son un atentado en toda regla contra los trabajadores, contra la libertad y la democracia”. El sindicato exige esclarecer los sucesos y castigar a los culpables. En señal de duelo los mineros protagonizan una huelga.

Cuando no había transcurrido ni un mes, el 10 de febrero son las oficinas de Antracitas de la Silva, en Torre del Bierzo, quien sufre un nuevo atentando. Esta vez reivindicado por el GRAPO. La nota manuscrita señala: "El GRAPO avisa al ingeniero. Tú serás el próximo". Estos hechos suponen la extensión de las actividades de los GRAPO y el PCE (r) desde Laciana y Fabero, donde habían operado hasta ahora, a la cuenca del Bierzo Alto.

Las pesquisas policiales apuntan a diversas causas, desde las “cortinas de humo” para tapar el atentado de Brañuelas hasta las venganzas frente al ingeniero por sus enfrentamientos con los mineros en Minas de Ventana (donde había trabajado previamente). El empresario Feliciano Abella no se quiere pronunciar, pero no niega que las explosiones pudiesen haber sido con material de la explotación: “para robarte un par de kilos, se la llevan y no te enteras”, declaró. CCOO y UGT apuntan ahora a grupos al margen de los GRAPO para confundir a los trabajadores. Y fuentes de “toda solvencia” informan al El País que investigadores policiales tratan de encontrar a miembros del grupo armado por los pueblos mineros.

En el mes de mayo 20 vecinos de Villaseca de Laciana son detenidos por su vinculación con los GRAPO y el PCE (r), aunque no encuentran relación con los hechos descritos. En junio los "Círculos Obreros de la MSP”, de carácter clandestino, y con vínculos con estas organizaciones ilegales, reparten propaganda en Laciana que llama la atención de la policía. Las octavillas propugnan la disolución de las centrales sindicales y sabotajes contra la empresa. Piden la dimisión de los delegados sindicales, “medidas de escarmiento”  y “mano dura" con ellos, y proponen el boicot a las próximas elecciones sindicales mediante la "destrucción de las urnas".

Manuel Lastra, secretario comarcal de CCOO, declara a la prensa que hasta entonces los panfletos estaban "mal redactados" y aparecían una vez al año. “Sospechosamente” coincidiendo con las elecciones sindicales o la negociación de convenios colectivos, “desapareciendo después”.

Los análisis sobre el terrorismo ocupan un lugar central en los documentos congresuales o de situación en las CCOO de la época. Marcelino Camacho define al GRAPO cómo un “instrumento oscuro de la provocación fascista”. La Confederación cree que el terrorismo tiene un efecto desmovilizador, reduciendo las acciones de masas, destruyen la democracia, generan miedo en unos, impotencia e impaciencia en otros y derechizan a los sectores centristas.

Los sucesos nunca se esclarecieron, sobre ellos cayó un manto de olvido que continúa hasta hoy, 40 años después.

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