Poco antes, desde el mismo corazón de la cuenca minera salía una carta para la Radio Pirenaica que se preguntaba “¿Cómo se hizo y porque ha sido posible dos meses de huelga? (…) ¿Cómo ha sido posible volver victoriosos sin despedidos ni represaliados?”. Veámoslo.
En
la mina se denomina atacar a la
acción de preparar y cargar de explosivos en los barrenos perforados para
detonarlos. Podríamos decir, que la labor que los militantes hacen durante los
días previos a una huelga es algo parecido. Reuniones, con mayor o menor
fortuna, cambios de impresiones, conversaciones en el bar entre vino y cartas,
y otras más serias entre en el monte,
entre urces y escobas. Las huelgas surgen espontáneamente, pero no
se improvisan, se han ido preparando minuciosamente.
Durante el invierno diversas
movilizaciones arrancan el transporte gratuito en MSP y exigen participar en la
Ordenanza Laboral de la minería. También reclamaciones con escritos firmados se
apoyan en los enlaces electos, infiltrados en el aparato del vertical. La
tensión es palpable por la subida de precios de productos básicos.
La huelga se lleva preparando durante un
año, asambleas, discusión de documentos, entrevistas con el ministro y debate
en los grupos con una comisión que luego negocia el convenio. Los militantes
habían sacado lecciones de la huelga de la antracita del año anterior que acabó
con despidos por falta de preparación y aprovechamiento de las posibilidades
legales.
El 1 de abril comienza el mes y la huelga,
los obreros son ordenados hasta para eso. 45 trabajadores de Carrasconte paran.
El conflicto surge por el malestar ante las diferencias salariales entre las
mismas categorías en distintos grupos. La gente de exterior decide ir a la
huelga con apoyo de los destajistas. El lunes 3 la semana laboral tampoco
comienza en Lumajo, Servicios Grupo Este y Talleres Mecánicos y Eléctricos de
Villaseca. Ya son 411 huelguistas. La empresa maniobra y mejora a caballistas y
ayudantes mineros, pero no al resto. Trata de dividir. Las negociaciones se
rompen. Al día siguiente una Asamblea de Enlaces en la que participa el
Delegado Provincial del Combustible se reúne en Villablino. Los mineros exigen
70 pts. de aumentos para el personal de interior y 100 para el de exterior.
Los
vocales obreros llevan las peticiones al Jurado de Empresa. La MSP pide normalidad laboral para negociar, lo que
es respondido con un paro general el día 7 que afecta a 2.108 mineros. Esa
tarde se reúne la Unión Local de Trabajadores y Técnicos, presidida por
Benjamín Rubio, con el Vicesecretario Provincial de Ordenación Social. Las
autoridades se sientan con los mineros de Carrasconte y Lumajo y nuevamente
exigen normalidad. A partir del 10 se
va reanudando el trabajo a la espera de la reunión del Jurado el día 17.
La Minero ofrece 40 pts. ligadas a la asistencia y nada para el exterior,
únicamente revisar los salarios de 30 trabajadores. No apaga el fuego, le echa
más carbón. Al día siguiente Carrasconte y Lumajo vuelven a la huelga y el
miércoles 19 se vuelve general en Laciana y Toreno. La empresa rechaza negociar
en situación conflictiva, retira su
oferta y plantea un lock out hasta el
2 de mayo. Los enlaces proponen volver al trabajo para negociar, sin embargo
las asambleas en los distintos grupos lo rechazan hasta que no se acepte su
propuesta. MSP emplea una nueva táctica, utiliza a trabajadores portugueses,
del servicio militar y a vigilantes cómo esquiroles, los obreros de
conservación dicen que si van los portugueses, ellos no entran a la
conservación.
En los siguientes días se producen nuevas
deliberaciones ante la cerrazón de la empresa. Los mineros solicitan una
reunión a Ramón Torre, director de MSP en Ponferrada. Asisten los enlaces
Benjamín Rubio y José Rodríguez. La empresa veta la entrada a Rodríguez. A la
salida Rubio apuesta por “cortar la huelga y plantearla más adelante”. En la
asamblea de Calderón piden explicaciones por lo sucedido, los trabajadores no
están de acuerdo y deciden continuar el paro.
El día 3 en Ponferrada se consigue un
preacuerdo, una postura intermedia que conlleva subidas salariales de 40 pts. y
20 más para el exterior. Sin embargo, el teléfono suena desde Madrid, las
órdenes son claras, “exigencia total de la normalidad, sin condiciones de
ninguna clase y con retirada de sus ofertas”.
Ramón Torre se desdice, los
trabajadores no. La huelga continúa. Al día siguiente la empresa se plantea
cerrar las explotaciones hasta el 16 de mayo, piensa en despidos y sanciones.
Esa
maniobra, sin embargo, favorece a los trabajadores que a pesar de la carestía
de la vida y mientras a la compañía le han subido los precios del carbón es
ella quien se cierra al dialogo. El capitán de la Guardia Civil se opone a la
llegada de refuerzos, dice “comprender la justeza” de las propuestas obreras y
envía informes favorables. Se cae el carácter político que argumenta la MSP para
justificar la represión.
Se
producen nuevas asambleas en las que participa el asesor jurídico, Carro, y más
de 300 mineros representando a los grupos. El primer trabajador en intervenir
propone volver al trabajo, el resto lo abuchean. Se decide continuar la huelga.
El Delegado Provincial de Sindicatos convoca al Comité Ejecutivo provincial, a
la empresa y a la comisión obrera. En algunas bocaminas aparece cebada. MSP
pide que se envíe a la fuerza pública. El sargento se niega, dice que eso se
produce cuando hay esquiroles y no es el caso. Los trabajadores mantienen el
pulso.
A finales de mayo el gobierno toma la
decisión, acuerda la subida. Los enlaces van a los grupos y la explican, en
algunos se apoya de “forma unánime”, en otros, cómo en Villaseca, se vota con
un 85% de votos a favor del acuerdo. Los mineros de Laciana desarrollan
prácticas democráticas en el marco de una asfixiante dictadura, imponen por la
vía de los hechos lo que el franquismo les niega por derecho.
Entre el sábado 3 de junio y el lunes 5 los
2.400 trabajadores de las plantillas de MSP en Laciana y Toreno vuelven al
trabajo. Subida salarial y cero despidos. A pesar de ello, una huelga tan larga
supone un desgaste para los trabajadores, problemas económicos y
enfrentamientos en medio de una situación de máxima tensión. Las Comisiones
Obreras salen fortalecidas en su forma de reivindicar y en los éxitos
cosechados, es una huelga que preparan y dirigen. A pesar de ello se produce
una división en su seno. Para algunos es o “todo o nada”. Otros
valoran que “no se puede ir a cada huelga, como a una batalla final”.
Un
grupo minoritario de mineros radicalizados, vinculados a la organización
católica “Vanguardia Obrera” exige la
dimisión de los enlaces. El PCE los acusa de izquierdistas y estos los tachan
de esquiroles por promover la vuelta al trabajo tras 2 meses. Los comunistas
valoran el “volver al trabajo unidos y con una victoria parcial, pero en el
fondo una victoria”, tienen muy presente la huelga de la antracita del año
anterior.
El aislamiento de esta zona es un hándicap
que no pasará por alto Mundo Obrero que refleja la “admiración” para con “este
valeroso sector de la clase obrera” y llama a la solidaridad activa. En
Bélgica se recaudan 50.000 francos de los españoles residentes en la cuenca
minera de Lieja a través del Club García Lorca.
En 1972 se pierden un millón de horas en
huelgas en la provincia de León y se dejan de percibir 60 millones de pts. en
sueldos. Las movilizaciones van forjando un proceso de unidad de la clase obrera
que se construye en torno al movimiento de las CC.OO. La mayoría de los
conflictos tienen lugar en el combustible (13 de 14). Entre ellos destaca el
conflicto de MSP que supera los dos meses. Una huelga que dejará un poso
organizativo en las Comisiones Obreras, pues según José Rodríguez, que años
después será secretario provincial del sindicato tras la legalización, reconoce
que “a partir de ahí despegamos”.
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