Presentación

Nuestra historia, a modo de presentación

martes, 29 de marzo de 2022

Entrevista a José Manuel Buján Álvarez: “ser pesimista resta capacidad transformadora”


Este sábado 2 de abril de 2022, en la Casa de Cultura de Toreno tendrá lugar un homenaje a José Manuel Buján Álvarez, coincidiendo con el décimo aniversario de su fallecimiento. Comisiones Obreras y el Ayuntamiento de Toreno, su pueblo y su sindicato, le rendirán homenaje al abogado laboralista que llegó a miembro del Tribunal Superior de Justicia de Asturias.

El acto, que se desarrollará en la Casa de Cultura a partir de las 12’30, servirá para dar el nombre de José Manuel Buján Álvarez a la Casa de la Cultura municipal.

Coincidiendo con esta actividad, desde Nuestra Historia, queremos recuperar un artículo-entrevista realizado por Juan Cidacos. Corresponde al número 9 de la revista “Resistencia. Memoria del colectivo de resistentes antifranquistas en León” publicada en Junio de 2007 y que transcribimos en su totalidad a continuación:

Aproximaciones a la Historia de la Resistencia

JOSÉ MANUEL BUJÁN ÁLVAREZ: SER PESIMISTA RESTA CAPACIDAD TRANSFORMADORA

Nació en Toreno del Sil (León) el 18 de Marzo de 1949. Su padre, Delfín Buján, era de Lugo y fue picador en las minas de Antracitas de Diego Pérez, en Fabero, en la MSP del Grupo Toreno y finalmente en Antracitas Gaiztarro, también en Toreno. Murió de silicosis en 1994, enfermedad que le había obligado a retirarse a la edad de 48 años.

Su madre, Honorina Álvarez Colinas, de Toreno, fallecida en 2000, se casó con Delfín siendo viuda de José Mallo, con quien había tenido una hija, Leonor, hoy la única hermana de José Manuel. Cuando tenía 27 años y la niña dos, al comienzo de la guerra civil, José Mallo fue “paseado”, en el paraje conocido como “Pozo Malpelo,” por una partida de falangistas que quisieron justificar su crimen con la acusación, nunca demostrada, de que formaba parte de un grupo de mineros que había saqueado una tienda de comestibles de Matarrosa del Sil durante la reolución de 1934. José Manuel reserva para sí los nombres de los asesinos, que siempre ha conocido.

Comenta que el cura de Toreno no permitió que la familia enterrara el cadáver de José en el cementerio, con el pretexto de que había sido comunista. Su madre guardó luto y amargura durante toda su vida por aquel asesinato. Estas circunstancias condicionaron el ambiente familiar y pesaron en la forma de ser de José Manuel.

A pesar del miedo con el que su madre vivió siempre, recuerda que, teniendo él 5 o 6 años, cuando ya en su casa habían dejado de alumbrarse con el candil de carburo que su padre usaba en la mina y disponían de electricidad, todas las noches se producía un extraño ritual cuyo sentido comprendió años después: con sigilo iban apareciendo en su casa algunos vecinos (no ha olvidado a los más asiduos, Pedro Rodríguez “Bacalao” y Catalina) a escuchar la radio. Cuando habían llegado todos, cerraban las puertas y sintonizaban entre interferencias, hasta que oían un anuncio: “Aquí Radio España Independiente, Estación Pirenaica, la única emisora de España sin censura de Franco“. Con brillo en sus ojos recuerda a Pedro, a quien los falangistas habían ido a buscar el día de las Candelas para enterrarlo vivo, pero que avisado por un vecino tuvo tiempo de esconderse. Desde entonces siempre se emborrachaba ese día, para celebrar “su segundo nacimiento”. Catalina también había estado algunas noches oculta en el vaso de una noria.

Con 10 años, José (como es conocido en Toreno) terminó la escuela. Fue monaguillo porque su casa estaba al lado de la Iglesia y recibió clases particulares de un maestro muy querido en Toreno, don Manolo, al que en su día se tributó un homenaje. Por influencia del cura y como tantos niños cuyos padres querían que se libraran del duro oficio de minero, fue al Seminario. Al de Astorga desde 1959 hasta 1963, luego al de La Bañeza y de nuevo al de Astorga hasta 1966. En ese año abandonó el Seminario y se matriculó en el Instituto Padre Isla de León, cursando 6º, Reválida, Preuniversitario y Pruebas de Madurez.


Para esa fecha ya reconoce que había adquirido conciencia política: la sitúa en las conversaciones que sostenía con los jóvenes universitarios que acudían a los campos de trabajo del Bierzo, en 1964 y en sus contactos con Javier Sotuela, el cura de Matarrosa, Miguel Rubio cura de Flores del Sil, Francisco Beltrán, cura de San Antonio de Ponferrada y Pepe Álvarez de Paz (“Chumbi”) posteriormente diputado socialista, cura también en Ponferrada. Después conoció al dirigente minero Benjamín Rubio, al que considera un excelente amigo y para el que en breve quiere prologar su libro de Memorias.

En septiembre de 1966 se trasladó a Madrid para estudiar Ciencias Políticas, que terminó en 1971. Allí tuvo relación con la FUDE (Federación Universitaria Democrática de Estudiantes) y con el SDEUM (Sindicato Democrático de Estudiantes de la Universidad de Madrid). En los veranos colaboraba con el Partido Comunista en Fabero y Lillo,.

En 1968 sufrió un episodio represivo: aludió a los Derechos Humanos en la charla de homenaje al maestro don Manolo y fue detenido por la Guardia Civil de Toreno por orden directa del entonces Gobernador Civil de León, Luis Ameijide Aguiar (“don Cenón”). Gracias a la ayuda de algunos vecinos, entre ellos el panadero Andrés Rodríguez (cuyo padre, Luis, había sido militante socialista en Toreno “y que tanta hambre quitó a los vecinos durante la guerra civil”, dice), todo se quedó en un susto.

Cuando terminó Políticas le tocó ir a la “mili”. Ante el agobio que le producía la perspectiva de perder 18 meses, un amigo le aconsejó que se matriculara en otra carrera y él eligió Derecho, “que no me gustaba, me parecía una carrera muy aburrida”. Pero obtuvo la licenciatura en 3 años. En 1974 ya era abogado.

Al principio siguió en Madrid, sobreviviendo con clases de latín y colaborando con Comisiones Obreras y con el PCE. En 1975 desarrollaba gran actividad con Comisiones Obreras de Fabero y Lillo: recuerda con afecto a Valerio de la Sierra, que tenía un bar en Lillo, a Octavio Quiroga, a Primitivo y Henar. En 1976, Benjamín Rubio le propuso que ejerciera como abogado para CC.OO. y el Partido. Entonces el responsable de CC.OO. en el Bierzo era Daniel Fernández Taladriz. José evoca nuevos nombres de los camaradas de entonces: el psiquiatra Conrado Vidal, Ramiro Pol, Pepe el Tapicero, Ramón de Endesa, Julio de Feve...

En 1977, estando en CC.OO. de Ponferrada, en las primeras elecciones democráticas participó en mítines al lado de los dirigentes comunistas de entonces, como Roberto Merino, Manuel Azcárate y Benjamín Rubio. Al año siguiente se trasladó a León para seguir trabajando en Comisiones en un ámbito provincial. Recuerda a Justino Salas, Casimiro González, Ángel Villa, Ángel Laguna, a los abogados Azucena y Fernando de los Mozos, a Luis Simarro y María Jesús, a David López, Emeterio Morán, Arturo Sabio, Gerardo Pertejo y a Víctor Bayón.

El 24 de julio de 1978, estando en León, se casó con Maite Coladas, leonesa, con quien convive en Oviedo, adonde se trasladó en 1979. En 1981 tuvieron un hijo, Sergio, que estudia Comunicación Audiovisual y Periodismo en Salamanca. Siguió trabajando como abogado, siendo el responsable de los servicios jurídicos del Sindicato en Asturias. Trató con Horacio Fernández Igüanzo (“El Paisano”), Gerardo Iglesias, con quien sigue manteniendo estrecha amistad, más tarde con Gaspar Llamazares... y ostentó cargos orgánicos tanto en el PCA como en CC.OO. hasta que en 2000, a propuesta de Izquierda Unida ratificada por el Parlamento Regional del Principado de Asturias, fue elegido, como jurista de reconocido prestigio, Magistrado del Tribunal Superior de Justicia de Asturias por el Consejo General del Poder Judicial, cometido que continúa ejerciendo y que por imperativos legales le impide mantener militancia alguna.

Desde que en 2000 ingresó en la Judicatura pertenece a la Asociación JUECES PARA LA DEMOCRACIA (JpD), en la que ha sido miembro del Secretariado Nacional y actualmente es coordinador en Asturias.

“No milito pero sigo fiel a mis principios”, defiende. Y lo demuestra cuando se le pregunta su visión de la situación política actual. Entonces su respuesta es la de un hombre de acción: “ser pesimista resta capacidad transformadora”. Es optimista porque piensa que aún se puede cambiar la sociedad, hacer que sea más humana, más solidaria, más igualitaria, algo que, dice, ”sólo se conseguirá con la unidad de las izquierdas”.

JUAN CIDACOS”

No hay comentarios:

Publicar un comentario