¿Qué es Carbón Negro? Según su presentación “Un proceso performativo que cartografía la realidad de la minería en la provincia de León a través de las palabras de mujeres relacionadas con la industria del carbón”. Según quienes la hemos visto, una obra de teatro que muestra la historia y la memoria de la mina, las cuencas, las luchas y la desindustrialización. La pieza no engaña, pronto rebela su verdadero objetivo “Hablar de la minería desde la voz de las mujeres.” Una representación que combina testimonios con música en directo y una cuidadísima puesta en escena.
Álvaro forma parte de una generación de jóvenes que se niegan a que el derrabe de la historia, el cierre de la memoria y la transición hacia no se sabe dónde impidan en el futuro conocer las luchas, los sufrimientos, las victorias y derrotas de los mineros, las mujeres mineras y las cuencas de Laciana, El Bierzo y el resto de la provincia. Pertenece a esa generación bisagra que vio los últimos coletazos de vida y lucha del sector y su cierre y desmantelamiento. Y pretende contarlo a través de lo que mejor sabe hacer, la interpretación.
La obra está dividida
en dos partes, la primera dedicada al accidente minero, un acompañante tan poco
deseado como fiel para los trabajadores de la mina y sus familias. Los
fatídicos hechos del Pozo María en Caboalles de Abajo (1979) y el del Grupo Río de Combustibles Fabero (1984) interpretados por él y contados por protagonistas
directas de los sucesos.
La segunda habla de las
últimas luchas y de la incertidumbre ante el futuro que viven las cuencas. “Un
ejercicio de homenaje y resilencia a partir del testimonio de las mujeres del
carbón.”
La cantante Cia
Campillo acompaña a Álvaro en la performance con su voz, bajo los acordes del
“Santa Bárbara Bendita”, entre otros.
La obra comienza
diciendo que “``Poner el cuerpo´´ es una decisión ética que abre una acción
política.”. Está claro que Caboalles con su obra está abriendo una
acción política. Denuncia el sufrimiento de las cuencas, el olvido de las
mujeres del carbón, el abandono de las comarcas mineras.
Una acción que comienza
cuando suena la alarma de su móvil en su casa de Madrid para emprender un viaje
a Ponferrada. Un viaje al pasado, al presente y al futuro incierto de las
comarcas mineras. Un viaje que invita a la acción y a la reflexión.
Carbón Negro, además, y
por si fuese poco, pretende ser un viaje por los pueblos de la comarca minera,
en el que explica cómo vas descubriendo paisaje
“detrás de cada curva” y con su actuación, también el paisanaje.
El proceso de creación
tiene detrás un proceso de investigación. Comienza cuando enciende la grabadora
y recoge los testimonios de las mujeres del accidente de COFASA. Son
historias de “engaño, de dolor, de lucha, de hambre, de pobreza…” pero también
de “fuerza y orgullo”. Nos sumerge en el frío helador de la sirena a deshora en
la cuenca minera, en Fabero en este caso, pero podría ser en cualquiera.
Las dudas y las
incertidumbres, que no aparecen en la historia oficial, se pueden ver y casi
tocar en la obra. El miedo de las hijas y las noches sin descanso también para
las mujeres. La muerte que visita la mina y la responsabilidad no asumida por
las empresas. Y el “nunca os olvidaremos rapaces” cuando se produce el fatal
desenlace.
Si habla de accidentes
cercanos en el espacio, pero más alejados en el tiempo, también lo hace con el
último gran accidente de la minería leonesa, el del Pozo Emilio del Valle de la
Hullera Vasco Leonesa. Testimonios
que reflejan la realidad más allá del mito que se quiere construir una vez
cerrado el sector:
“La
muerte en la mina no son tantos accidentes como lo denominan sino como
negligencias. Falta de seguridad muchas
veces y las empresas no reconocen lo que
han hecho mal y entonces
se tapa todo como si hubiera sido un accidente. Y se deja.”
Partes de las piezas
llevan por título “el pueblo y la revuelta” o “Marchas Negras”, narrando los
episodios más destacados de las luchas frente al cierre del sector. Piezas de una
obra escrita desde lugares emblemáticos como el Pozo Calderón, epicentro de la
primera marcha minera, y otros lugares de la memoria obrera de las cuencas.
Anécdotas y vivencias
de las cuencas y sus luchas, como la mujer que recogía pelotas de colores durante
una carga policial en Madrid porque los niños de su pueblo, Ciñera, ya “tienen
colección de negras y ahora las quieren de colores.”
Por su puesto la obra
tiene una perspectiva de género clara y reivindica, en palabras de una de sus
protagonistas que “No, no somos
mujeres de mineros. Somos las mujeres del carbón.”
Otra de las mujeres
opina que el futuro es “Negro como el carbón. Sin mina las cuencas se mueren.
Ni transición, ni leches. Lo que se necesita es el carbón que es lo que nos da vida y lo que nos da futuro.”
“Quizá esto no haya
sido la historia oficial contada.”, explica Álvaro al final de la actuación.
Quizá no lo haya sido, pero hay que contarla, interpretarla y sentirla. Quizá
haya que agradecer a Álvaro Caboalles su labor de sumergirse y traernos esta
intrahistoria.
Volviendo al principio
nos volvemos a preguntar ¿Qué es Carbón Negro? Ahora nos responde el guión de
la obra:
“Un talud de carbón
centrado en el espacio.
(…)
Un hombre sepultado por
una montaña de carbón.
(…) La narrativa del pueblo ocultada.
La narrativa del pueblo
en lucha.
Carbón.
Negro.”
La obra se puede ver aquí, y aunque su autor nos advierte que ese día tuvo varios problemas técnicos, es
una muestra que ya forma parte del patrimonio cultural de las cuencas. Si
tenéis ocasión y os enteráis de nuevas representaciones, no dudéis en acudir.
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