Durante los años
finales de la dictadura franquista, un grupo de sacerdotes ligados a los
movimientos católicos de la HOAC y la JOC se incorporaron a la lucha frente al
régimen. Álvarez de Paz,
Miguel Rubio, Javier Rodríguez o el propio Beltrán son algunos de quienes se
sumaron al apostolado obrero y al compromiso
temporal. Son pocos, pero influyentes.
Francisco Beltrán, era Provicario del Bierzo y Consiliario Interparroquial de la HOAC, destacaba “por su agresividad”, según las autoridades, con el Sindicato Vertical. Beltrán colaboraba con el movimiento antifranquista y apoyaba las movilizaciones de trabajadores. “No dejaban moverse a nadie y nosotros decíamos que no, que había que moverse”, justificaba el propio Francisco.
Durante 1968 las
actividades opositoras fueron en aumento en El Bierzo. Incluso en los medios
católicos se reivindicará el 1º de mayo. Una jornada que había sido prohibida por
su carácter subversivo. Sustituida
por el 18 de Julio, fecha del golpe de Estado, como Fiesta de Exaltación del
Trabajo Nacional, un día de “hermandad entre empresarios y obreros”. No será
hasta 1955 cuando Pio XII instaurará la
fiesta de San José Artesano, que pasará a ser festivo laboral en España.
El de 1968 será un “San
José Artesano” diferente, Beltrán ya se había negado a dar misa para el
Sindicato Vertical el año anterior alegando compromisos previos. Ahora, el
militante la Acción Católica ponferradina denuncia en un artículo del periódico
eclesiástico Día 7 el papel de la jerarquía de la iglesia y su connivencia con
el régimen, una de las causas de la “descristianización de los trabajadores”. Afirma
que “en los obreros hay una profunda desilusión ante el testimonio que han
recibido de los distintos estamentos de la Iglesia”. El texto vierte duras
críticas contra el sistema, destacando que “el auténtico obrero no se incorporó
ni se incorporará jamás a una Iglesia demasiado humana, en maridaje con el
capitalismo y con la política sostenedora de una sociedad de la que se siente
desplazado o marginado, muda ante la injusticia y sorda a sus voces.”
Las líneas del
sacerdote, además de cargar contra el paro, la congelación salarial, la
inflación o las pensiones, son un alegato del Día del Trabajo:
“La fecha del 1º de
mayo constituye en la Historia del Movimiento obrero el punto álgido de las
aspiraciones, de los dolores, de las angustias y de sus miserias. (...)
Cualquier persona medianamente informada, sabe que la clase obrera española
vive a estas alturas un momento especialmente difícil y preocupante en todos
los órdenes.”
Sin embargo, no se
quedará ahí y realiza una crítica abiertamente política al régimen, la falta de
democracia, de libertades de expresión y organización o la represión:
“Del lado social y
político, la ausencia total de órganos de expresión, de prensa obrera, (…) la
carencia del derecho de reunión, del derecho de huelga, la ineficiencia del
derecho de asociación (...) la represión directa o indirecta de todos aquellos
que se significan por la defensa de los derechos y aspiraciones de la clase
obrera, la ausencia de cauces directos y eficaces para una participación activa
y leal en la vida pública.”
El artículo, como era
de esperar, levanta ampollas entre las autoridades franquistas. El Consejo del
Movimiento de Ponferrada presiona para cesar a Beltrán como asesor de la
Delegación Sindical. Los jerarcas argumentan su “orientación y asesoramiento”
durante las últimas huelgas a los mineros de Fabero y Matarrosa a través de “sacerdotes activistas y progresistas”.
Las gestiones habían
llegado al máximo nivel. El Delegado Nacional de Sindicatos traslada sus quejas
al Asesor Nacional de la Organización Sindical, el Obispo de León. Además, el
nombre de Beltrán formaba parte de una lista presentada al Consejo Provincial
del Movimiento en abril que señalaba la “actuación de algunos sacerdotes”. También
acusan al cura hoacista de promover
publicaciones clandestinas, aunque reconocían no tener pruebas. La represión frente
al movimiento antifranquista irá subiendo, con detenciones en Villablino de
militantes de las Comisiones Obreras y un incremento de la presión sobre Javier
Rodríguez, y los métodos reivindicativos de sus homilías en la parroquia de
Matarrosa del Sil.
El 18 de septiembre de
2019 fallecía, a los 90 años, Francisco Beltrán, aquel aventajado alumno de
Manuel Fraga y del Cardenal Herrera Oria, que sin embargo, les salió “rana”, en
palabras de “su otra mitad”, José
Álvarez de Paz.
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