Javier Rodríguez Sotuela fue un cura diferente. Nacido en San Clodio (Orense), se criará en Ponferrada
y finalmente tras un breve paso por Dragonte, Cadafresnas, Moral de Valcarce,
Fabero y el Barco de Valdeorras, recalará en Matarrosa del Sil. Allí
desarrollará su sacerdocio y su compromiso
temporal.
Su labor antifranquista vinculada a la HOAC (Hermandad Obrera de
Acción Católica), colaborando en las huelgas mineras de 1962, 1963 y la gran
huelga del verano de 1968 que paralizó la cuenca del Sil o desarrollando un
centro social en Matarrosa, era complementada con la canción protesta, que
posteriormente lo llevaría a dar recitales por España y el extranjero, llegando
a tocar con Ricardo Cantalapiedra.
Su compromiso le supondrá numerosos informes del Gobierno Civil,
el acoso de la Guardia Civil y el enfrentamiento con las Personas de orden de Matarrosa que en 1964 llegaron a manifestar al
Gobernador Civil que cuando salían de la iglesia parecía “que más bien salían
de un centro comunista que de oír la Santa Misa”, por lo que el régimen lo
catalogaba como peligroso político y
exigían el cierre del centro social temiendo la subversión. [1] Un compromiso que casi
le cuesta un procesamiento por propaganda ilegal en 1968 cuando en una procesión se exhiben pancartas con lemas como
“Jesucristo
expulsó del templo a los mercaderes” o “Dios abre los ojos al ciego con la
verdad”. Cuestiones estas
en las que profundizaremos en próximos artículos.
Su primera canción, No puedo
vivir con la mentira o Libertad,
coincide con la indignación por el referéndum que Franco convoca para legitimar
su Ley Orgánica del Estado en 1966. El
plebiscito que se convoca con el binomio “Franco sí, comunismo No”, sale
adelante con el 98,01% de los votos.
El evidente amaño de las votaciones era denunciado también en las
páginas de Mundo Obrero que aseguraba que en Ponferrada muchos trabajadores
habían votado NO y en Villablino no votaron. La manipulación del régimen llega
al extremo que en muchos colegios las actas del escrutinio estaban listas antes
de haberse cerrado la votación.[2]
La indignación de Sotuela, que no vota, le lleva a denunciar en misa que era un asco y blasfemia
hablar de paz en España, ya que no había justicia. El párroco consideraba que
todavía estamos en viernes santo, pues “hay
mucha gente crucificada, que lo está pasando mal”, por eso la canción dice
“Cuando un hombre pasa hambre prefiere guerra y no paz”.[3]
El proceso de elaboración de la canción surge de
la indignación por la maniobra de la dictadura y animado por sus compañeros hoacistas decide continuar, llegando a
ser llamado el cura protesta, por
periódicos de tirada nacional. “Pasé por donde las escuelas y estaba la gente
votando y fui a casa e hice esta canción. La canté en una semana de la HOAC y
me dijeron y ¿Por qué no haces más? Y
entonces hacemos recitales y después coloquios, y así fue”.
En la primera imagen que acompaña este texto
podéis encontrar la partitura y letra original y aquí a Javier Rodríguez
cantándola en un recital de 2018.
La letra es toda una declaración de intenciones, en
ella nos encontramos
“No,
yo no puedo vivir con la mentira,
no,
yo no puedo callar con la verdad,
la
justicia del mundo es fantasía,
es
el hambre y las guerras realidad.
Las
riquezas y el poder son tiranía,
las
palabras y promesas no dan pan.
Epulón
al pobre Lázaro esclaviza
y
le priva de la humana libertad.
Cuando
un hombre pasa hambre
prefiere
guerra y no paz,
pues
la paz ya la dio todo
y
la guerra puede dar.
Las
aves comen y cantan,
son
felices en su afán,
un
hombre grita angustiado
¡Mis
hijos no tienen pan!”
Haciendo balance de todo aquello, conmovido, con la voz entrecortada, entre la modestia y la reflexión, Javier Rodríguez Sotuela, afirma hoy en día (junio de 2020):
“En el fondo ahora miro
para atrás y creo que fui feliz, porque creo que he hecho lo que debía de
hacer, sin mérito ninguno por mi parte, (…) la gente era muy solidaria”.
[1] LUIS AMEIJIDE
AGUIAR, “Carta del gobernador provincial al Obispo de Astorga”, León, abril de
1964, Archivo personal de Javier Rodríguez Sotuela.
[2] Mundo Obrero, enero de 1967, Nº 4.
[3] Entrevista a
Javier Rodríguez Sotuela: 20 de agosto de 2018.
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