Presentación

Nuestra historia, a modo de presentación

viernes, 5 de junio de 2020

La canción protesta en El Bierzo, entre guitarras y sotanas, acordes a la orilla del Sil

Javier Rodríguez Sotuela fue un cura diferente. Nacido en  San Clodio (Orense), se criará en Ponferrada y finalmente tras un breve paso por Dragonte, Cadafresnas, Moral de Valcarce, Fabero y el Barco de Valdeorras, recalará en Matarrosa del Sil. Allí desarrollará su sacerdocio y su compromiso temporal.

Su labor antifranquista vinculada a la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica), colaborando en las huelgas mineras de 1962, 1963 y la gran huelga del verano de 1968 que paralizó la cuenca del Sil o desarrollando un centro social en Matarrosa, era complementada con la canción protesta, que posteriormente lo llevaría a dar recitales por España y el extranjero, llegando a tocar con Ricardo Cantalapiedra.
Su compromiso le supondrá numerosos informes del Gobierno Civil, el acoso de la Guardia Civil y el enfrentamiento con las Personas de orden de Matarrosa que en 1964 llegaron a manifestar al Gobernador Civil que cuando salían de la iglesia parecía “que más bien salían de un centro comunista que de oír la Santa Misa”, por lo que el régimen lo catalogaba como peligroso político y exigían el cierre del centro social temiendo la subversión. [1] Un compromiso que casi le cuesta un procesamiento por propaganda ilegal en 1968 cuando en una procesión se exhiben pancartas con lemas como “Jesucristo expulsó del templo a los mercaderes” o “Dios abre los ojos al ciego con la verdad”. Cuestiones estas en las que profundizaremos en próximos artículos.


Su primera canción, No puedo vivir con la mentira o Libertad, coincide con la indignación por el referéndum que Franco convoca para legitimar su Ley Orgánica del Estado en 1966. El plebiscito que se convoca con el binomio “Franco sí, comunismo No”, sale adelante con el 98,01% de los votos.
El evidente amaño de las votaciones era denunciado también en las páginas de Mundo Obrero que aseguraba que en Ponferrada muchos trabajadores habían votado NO y en Villablino no votaron. La manipulación del régimen llega al extremo que en muchos colegios las actas del escrutinio estaban listas antes de haberse cerrado la votación.[2]

La indignación de Sotuela, que no vota, le lleva a  denunciar en misa que era un asco y blasfemia hablar de paz en España, ya que no había justicia. El párroco consideraba que todavía estamos en viernes santo, pues “hay mucha gente crucificada, que lo está pasando mal”, por eso la canción dice “Cuando un hombre pasa hambre prefiere guerra y no paz”.[3]
El proceso de elaboración de la canción surge de la indignación por la maniobra de la dictadura y animado por sus compañeros hoacistas decide continuar, llegando a ser llamado el cura protesta, por periódicos de tirada nacional. “Pasé por donde las escuelas y estaba la gente votando y fui a casa e hice esta canción. La canté en una semana de la HOAC y me dijeron y  ¿Por qué no haces más? Y entonces hacemos recitales y después coloquios, y así fue”.

En la primera imagen que acompaña este texto podéis encontrar la partitura y letra original y aquí a Javier Rodríguez cantándola en un recital de 2018.

La letra es toda una declaración de intenciones, en ella nos encontramos

“No, yo no puedo vivir con la mentira,
no, yo no puedo callar con la verdad,
la justicia del mundo es fantasía,
es el hambre y las guerras realidad.

Las riquezas y el poder son tiranía,
las palabras y promesas no dan pan.
Epulón al pobre Lázaro esclaviza
y le priva de la humana libertad.

Cuando un hombre pasa hambre
prefiere guerra y no paz,
pues la paz ya la dio todo
y la guerra puede dar.

Las aves comen y cantan,
son felices en su afán,
un hombre grita angustiado
¡Mis hijos no tienen pan!”


Haciendo balance de todo aquello, conmovido, con la voz entrecortada, entre la modestia y la reflexión, Javier Rodríguez Sotuela,  afirma hoy en día (junio de 2020):
“En el fondo ahora miro para atrás y creo que fui feliz, porque creo que he hecho lo que debía de hacer, sin mérito ninguno por mi parte, (…) la gente era muy solidaria”.




[1] LUIS AMEIJIDE AGUIAR, “Carta del gobernador provincial al Obispo de Astorga”, León, abril de 1964, Archivo personal de Javier Rodríguez Sotuela.
[2] Mundo Obrero, enero de 1967, Nº 4.                                                   
[3] Entrevista a Javier Rodríguez Sotuela: 20 de agosto de 2018.

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