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sábado, 7 de junio de 2025

“Una lucha a prueba de hierro” La desconocida historia de los mineros del hierro en El Bierzo durante la huelgona del 62

Laciana y El Bierzo han sido a lo largo del siglo XX un enclave extractivo y energético que se profundiza durante los años de la autarquía. Especialmente destacable por tres elementos: albergaba la mayor producción de antracita de España y una proporción destacada de hulla, era el principal productor de electricidad y poseía las reservas de hierro más grandes del país.

A comienzos de los 50 se comienzan a explotar los cotos férricos Wagner y Vivaldi con una producción orientada a la exportación. Para “el rico Rhur leonés que es El Bierzo”, como lo definía el diario Proa, quedaba reservada una función similar al sector termoeléctrico, la de drenar riqueza en bruto a otras zonas del país.

Si en lo referente a su producción, la minería férrica en El Bierzo ha quedado en un segundo plano, su movimiento obrero todavía más. Sin embargo, tuvieron un papel destacado en la gran huelga general de 1962, “la huelgona” o la “huelga del silencio”.

Siguiendo la estela del resto de obreros bercianos, entre el 14 y el 16 de mayo, en las minas de hierro el Coto Wagner, entre Onamio y Paradasolana, y Vivaldi, en San Miguel de las Dueñas, unos 1.500 mineros “están completamente paralizados”, relatan las crónicas cladestinas de la época.

Además de la solidaridad con el resto de trabajadores, el sindicato vertical analiza que en este sector se da la doble circunstancia de “jornales bajos” y “suficiente oferta de trabajadores”.

El jueves 17 los vocales del Coto Wagner trasladan sus reivindicaciones al Jurado de empresa. Denuncian que su forma de remuneración, el destajo, no cotiza a efectos de Seguros Sociales ni del Mutualismo Laboral, con lo cual se ven perjudicados en caso de baja de enfermedad o jubilación. Los mineros reivindican que se busque la fórmula para su cotización, que se pague por unidades realizadas y se tomen medidas para hacer frente a la “carestía de la vida” como pagas extras y la bajada de los precios de los productos de los economatos por debajo de los del comercio convencional. Además, plantean mejoras sociales como la ampliación de las vacaciones, su gratificación y equiparación con las minas de carbón, o el establecimiento de una consulta médica en el poblado minero de Onamio, situado a 5 km de Molinaseca.

Si los mineros del carbón vieron sus reivindicaciones plasmadas en el BOE y en la nómina, las mejoras sociolaborales también se hicieron palpables en la minería metálica. En los Coto Wagner y Vivaldi consiguen unos salarios de entre 100 y 120 pts. diarias para peones y oficiales del exterior, y de 170 pts. para interior. Al tiempo reivindican mejoras para los oficiales de exterior y se pone en marcha un Convenio Colectivo que equiparase los derechos laborales con la minería del carbón. Además los trabajadores consiguen que las empresas habiliten consultorios médicos en los poblados mineros y la apertura de economatos.

Sin embargo, con la llegada del otoño se presenta un expediente de crisis por el Coto Vivaldi por las inundaciones del pantano de Bárcena que se une a una crisis en la industria nacional de hierro, que dificultó la colocación de las producciones. La demanda se reduce y los precios ofertados por las siderúrgicas bajan. Circunstancia a las que se le añade unos transportes a Vigo, Coruña y Gijón caros, y el invierno centro-europeo, que con la congelación de muchos puertos, se impiden las exportaciones.

La empresa Coto Vivaldi presenta un expediente de crisis para 200 operarios. El propio sindicato Vertical se ve obligado a intervenir para intentar que la empresa mantenga “parte” de los “beneficios acordados durante los conflictos laborales” e intenta evitar la huelga que los trabajadores amenazan ante la incertidumbre laboral. Las empresas entran en una crisis en las que aun produciendo por debajo de su capacidad, van acumulando stocks.

Las posibilidad de establecer un convenio se desvanece, ante tal situación la OSE lo descarta y la incertidumbre se apodera del sector. Los trabajadores trasladan al Delegado Provincial la necesidad de instalación en El Bierzo de una fábrica siderúrgica como única posibilidad de mantener la actividad, absorber la producción y mantener el empleo. Unos obreros que plantean planes industriales y de desarrollo, como hemos visto en otras ocasiones, que se ven frustrados por los intereses de los capitalistas y gobernantes ajenos a los intereses de la comarca.

Entre El Bierzo y Laciana en torno a 20.000 obreros llegan a intervenir en el movimiento huelguístico de 1962. Una oleada que supuso el impulso a la oposición antifranquista que ahora se renueva con nuevas generaciones y métodos de lucha y construirán estructuras que harán inviable un franquismo sin Franco cuando el dictador fallezca en 1975. Entre ellos hay que poner en valor a los 1.500 mineros del sector férrico que protagonizan luchas a “prueba de hierro”.

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