En entradas anteriores hemos contado su historia, hoy vamos a escucharla (o leerla y recitarla) a través de la musicalidad de una canción y un poema. La primera dedicada a la insurrección de Fabero de diciembre de 1933 y el segundo a los hechos revolucionarios de 1934 en Laciana.
Canción
a la revolución de Fabero
Esta canción popular está recogida por Luis Miguel
García Fernández en su artículo “Fabero, diciembre de 1933, un día de furia
libertaria”.
“El día once de
diciembre
en el pueblo de Fabero
se proclamó la Anarquía
con muchísimo salero.
Estaba
la ceneté
llena de hombres conscientes,
todos de muy buena fe
con las ‘Star’ ya calientes”
(Star, es un modelo de pistola que fue conocida como
“modelo policía o sindicalista”. Por su pequeño tamaño resultaba ideal para
esconderla y era muy popular entre los sindicalistas armados de la CNT de
Barcelona, quienes las harán llegar al SUM de Fabero.)
Poema
“U.H.P Octubre rojo.”
El segundo es un poema,
no una canción, pero sería perfectamente musicalizable. Está recogido por
Víctor del Reguero en su libro “Laciana. República, Guerra, Represión” (p. 126) y fue compuesto por Antonio Rodríguez Calleja, médico en
Laciana, perteneciente al PSOE y la UGT, detenido en los días posteriores a la
revolución de 1934 y encarcelado en el cuartel de Santocildes, Astorga. El niño
del poema, y protagonista del mismo, es su propio hijo.
1
Octubre
rojo en la cuenca.
Un
aire de romería
desentona
en la oquedad
del
mitin antifascista.
Rojos
pañuelos seccionan
morenos
cuellos de ninfas.
Trotsky,
menudo y local,
una
arenga finaliza:
“…
que sepan que los mineros
somos
la ostia bendita”.
Fulgores
del sol poniente
en
rojo el film iluminan,
mientras
los puños en alto
en
amenzas se agitan.
El
niño levanta el brazo
y
su manita se crispa.
2
Octubre
rojo en la cuenca.
La
noche estaba dormida
y
entre disparos y gritos
se
despertó estremecida.
Mausers
audaces insultan
a
Browings con tos ferina.
La
noche, presa de pánico,
lentamente
se moría
y
un estruendo cataclísmico
precipitó
su agonía;
la
aurora tropezó
yerta,
despeinada y fría.
Postal
bordada a balazos
con
orla de dinamita.
Un
civil despanzurrado
la
mañana dramatiza.
El
niño sueña cowboys
y
gansters, en su camita.
3
Octubre
rojo en la cuenca
en
régimen socialista.
Camaradas
responsables
fuerzan
las multicopistas.
Patrullas
de guardias rojos
-armas
de guardarropía-
establecen
nuevos records
en
los juegos de Utopía.
Masas
de desarrapados
en
el triunfo fraternizan
con
caciques “sanscullotes”
y
banqueros comunistas.
Maúllan
la Internacional
cuarenta
hijas de María
y
un clérigo trabucaire
dice
una misa marxista.
El
niño va en bicicleta
coleccionando
consignas.
4
Octubre
rojo en la cuenca
se
torna negro de ira.
Los
aviones, borrachos,
a
los tejados fusilan
y
avanzan diez batallones
desplegados
en guerrilla.
El
teniente coronel
se
ha ganado una “Cristina”.
Con
guardia de bayonetas
pasan
mineros en filas,
las
muñecas esposadas
y
asombradas las pupilas.
Caminan
hacia el penal
con
una estrella por guía;
sus
cinco puntas agudas
en
oriente se perfilan.
El
niño, con su mecano,
construye
una guillotina.
Antonio
Rodríguez Calleja.
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