El origen de las
primeras comisiones de obreros es multifocal. De forma espontanea, en diversos
puntos de España, entre ellos en la mina de La Camocha (Gijón), surgen
comisiones que se crean y disuelven para un conflicto concreto o simplemente
para plantear algunas reivindicaciones. Por ejemplo en el año 60, tras el Plan
de Estabilización, son numerosas las que surgen en la antracita berciana. La estabilidad de estas comisiones es un
objetivo del PCE, para darle un impulso al movimiento. Un proceso complejo que desde
la espontaneidad inicial, dará origen al movimiento sindical de las Comisiones
Obreras, el movimiento social de oposición al franquismo más importante.
En algunas
publicaciones se apunta, con acierto bajo mi punto de vista, el origen de las
CCOO en el Valle de Laciana (León), en la empresa Minero Siderúrgica de
Ponferrada, pues es la primera que logra dar estabilidad al movimiento espontaneo.
Durante la
oleada huelguística de la primavera de 1962, los trabajadores de Villablino,
eligen en una asamblea una Comisión Obrera y proclaman sus reivindicaciones a
la MSP. La reunión, la primera de carácter democrático desde 1936, es impulsada
por Benjamín Rubio y otros trabajadores y autorizada por la Guardia Civil.
Entre las demandas está la destitución del Jurado de Empresa. No se lo
conceden, pero a cambio, consiguen elegir a 12 vocales asesores, el mismo número que el Jurado oficial, hasta las
elecciones de 1963.
Estos 12 vocales asesores, elegidos por los
propios trabajadores, son interlocutores que funcionan al margen del sindicato
vertical franquista. La comisión obrera estaba autorizada y participa en todas
las reuniones del Jurado de Empresa. De facto superaba al aparato vertical.
Quizás sin saberlo, los trabajadores de Laciana habían conseguido lo que el PCE
exhortaba por las ondas de REI: “hay que arrancar la legalización de las
comisiones obreras, elegidas democráticamente” porque afirmaban son “los únicos
y legítimos representantes”.
Al finalizar la
huelga los trabajadores se plantean la continuidad de la Comisión: “Empezó la
primer comisión, que ya no la deshicimos”, apuntaba el minero José Ramón Vega. Esta comisión, de carácter extralegal, acompañaría a la comisión
autorizada, los vocales asesores del
Jurado de Empresa, que trabajaban en
superficie.
El 30 de junio
de 1962, tres semanas después de la vuelta al trabajo tras la huelgona, se celebra la primera reunión
entre los obreros y la empresa. En el encuentro dirigido por el Jurado de
Empresa participan los vocales asesores,
la comisión obrera legal. Una reunión
que por su composición, “no existe antecedente alguno escrito”, como reconocían
algunos de sus componentes en una carta al Ministro de Trabajo en enero de 1963.
En Laciana la
creación de esta comisión permanente y estable no responde a las necesidades
creadas por la lucha, como la vuelta de los desterrados lo fue en el caso
asturiano, sino que es el producto de la plasmación, parcial, de la conquista
de una reivindicación. No es total, porque no consiguen la destitución del Jurado de Empresa, pero si
adquiere la cobertura legal para 12 miembros designados por sus propios
compañeros. Las Comisiones Obreras tienen implantación en Laciana desde 1962,
“lo que la convierte en la más longeva”, según reconoce el actual sindicato
heredero del primer movimiento social en algunas publicaciones cómo el
documental Comisiones Obreras, Laciana, cuna de las Comisiones Obreras.
Las reuniones
del Jurado de MSP, a las que ahora asiste la comisión obrera “son de una
tensión enorme y un desacuerdo sin límites”, en opinión de los verticalistas de
Villablino. El malestar es evidente. Los partes reservados recogen las críticas
al régimen franquista y al sistema capitalista, y, por si fuera poco, hay agitadores y agitación. Existe un problema político en el Valle, reconocen las
autoridades.
A comienzos de
1963, la comisión de trabajadores, en representación de “todos los productores
asalariados de la Empresa”, los 3.000 trabajadores de la MSP en Laciana,
escribe una carta al Ministro de Trabajo a través de la Delegación Sindical de
Villablino. Los firmantes, vocales
asesores del Jurado de Empresa, pertenecen a distintos grupos y categorías
mineras:
“Tomás Gómez Martín, Caballista de 1ª, del
Grupo de Calderón –Villablino
D. Manuel Barrero Blanco, Ayte. Entibador,
del Grupo de Paulina.
D. Aníbal Arias Diez, Picador de 1ª del
Grupo de Orallo
D. Felix Alvarez González, Entibador de 1ª
del Grupo de Carrasconte.-
y D.
Belarmino Diez Flórez, Entibador de 1ª del grupo de María”
El 30 de enero
la tensión se palpa en la Delegación Comarcal del Sindicato Vertical de
Villablino en torno a una mesa. De un lado estarán el Vicesecretario Provincial
de Ordenación Social, Juan Sánchez, y el Jefe de los servicios jurídicos de la
OSE, Arturo Ávila; del otro, la comisión obrera firmante.
Las elecciones de 1963, transcurren
en un clima de avance del movimiento obrero, aunque las estrategias van a
diferir. En Asturias los mineros, a través de comisiones de las diferentes
cuencas reunidas en Mieres, deciden vincular su participación a la vuelta de
los deportados y, por tanto la rechazan. En Laciana, tras acaloradas
discusiones, en las que participa Víctor Bayón, instructor clandestino del PCE,
los militantes obreros deciden participar.
La nueva
táctica, ir al copo del vertical, también
adoptada por la HOAC, se populariza a través de octavillas, como la repartida
en Ponferrada con motivo de las elecciones sindicales: “ANTE LAS PROXIMAS
ELECCIONES SINDICALES LA “OPOSICIÓN” PROPUGNA”, que contiene un programa
sindical genuino.
La
estrategia de boicot a las elecciones por parte de los mineros asturianos
impidió hacer fuerza con los de León y aprovechar el empuje conseguido con las
huelgas de 1962 y 1963. Benjamín Rubio lo planteaba en los siguientes términos:
“Fue un error de los asturianos no ir a las elecciones y por ello no tener
verdaderos representantes.” Años más tarde, Manuel Nevado, primer secretario de
la Federación Estatal Minera de CCOO, le reconoció a Benjamín el error, confesando que “pensaban todavía
en pistolas más que en ir al copo en los sindicatos”, a lo que el minero ancarés
contestó “que el tiempo de las pistolas, que era el 47, ya había pasado.”
Las elecciones
se celebran en la primavera de 1963. En la MSP de Laciana la participación es
del 90%, aunque las cifras oficiales lo reducen al 71% al incluir a cerca de
500 obreros que estaban de baja. Los militantes de las comisiones obreras que
logran presentarse son elegidos. No es un copo generalizado, la empresa todavía mantenía a enlaces afines:
“había gente que era mierda”, según Rubio, pero supone un avance y la estabilización
de la situación. La concreción de un proceso que comenzó con una comisión de
obreros, pasó por una comisión obrera estable y, ahora consigue infiltrarse en
el aparato del Vertical para ir minándolo por dentro.
En algunos lugares se establece la Comisión Obrera del Metal de Madrid en 1964 cómo la primera estable, quizás por desconocimiento, quizás por su dimensión, quizás por la centralidad que tiene Madrid o quizás por la participación de Marcelino Camacho. Lo cierto, es que la Comisión Obrera de Laciana creada en 1962 tiene un carácter estable, como mínimo hasta 1963. Es por eso que lejos de querer desmerecer a otras experiencias importantes (La Camocha, el Marco de Jerez o el metal vasco), y a pesar de que algunos de los herederos de ese movimiento, cómo el minero Javier Rubio, traten de restarle importancia afirmando que “la gente parece que se pega por ser los primeros”, lo cierto es que efectivamente podemos titular a Laciana cómo cuna de las Comisiones Obreras.
En algunos lugares se establece la Comisión Obrera del Metal de Madrid en 1964 cómo la primera estable, quizás por desconocimiento, quizás por su dimensión, quizás por la centralidad que tiene Madrid o quizás por la participación de Marcelino Camacho. Lo cierto, es que la Comisión Obrera de Laciana creada en 1962 tiene un carácter estable, como mínimo hasta 1963. Es por eso que lejos de querer desmerecer a otras experiencias importantes (La Camocha, el Marco de Jerez o el metal vasco), y a pesar de que algunos de los herederos de ese movimiento, cómo el minero Javier Rubio, traten de restarle importancia afirmando que “la gente parece que se pega por ser los primeros”, lo cierto es que efectivamente podemos titular a Laciana cómo cuna de las Comisiones Obreras.
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