Presentación

Nuestra historia, a modo de presentación

miércoles, 30 de octubre de 2024

Piquetes femeninos en la minería durante el franquismo: Fabero, 1962 y 1963

El lunes 14 de mayo la huelga de la primavera antifranquista de 1962 llega a Fabero. En Laciana llevan más de una semana y en Asturias un mes. En El Bierzo se habían producido diferentes conatos y huelgas de celo pero el miedo a ser acusado de incitador impedía que fructificasen. Finalmente el grupo de Valdeguiza de Antracitas de Fabero comenzará con los paros que se extenderán ese mismo día al pozo Julia. Mientras, en Atenas, con el patrocinio del régimen, se casaban Juan Carlos y Sofía, futuros reyes de España. La Pirenaica, entre informaciones sobre la huelga, llevaba días anunciando esas “Bodas principescas…al compas del chachachá”, pues, sarcásticamente afirmaban: “nadie como estos próceres para sacrificarse por el pueblo” .

Al día siguiente se paraliza Valdesalguedo, la Reguera y la Jarrina en Lillo. La información llega a los trabajadores de los talleres de AFSA situados en el Pozo Viejo. Un camionero les avisa que los mineros están concentrados en el Pozo Julia. Inmediatamente cesan el trabajo y van andando por las tierras hasta el pozo vertical.

La dirección de la compañía se persona en el grupo. Intentan una doble maniobra, el palo y la zanahoria. La propuesta es un aumento del 25% en el sueldo y un millón de pesetas a repartir entre la plantilla. Según la REI, la empresa les llega “a suplicar que no dejen de trabajar”. Sin embargo, los trabajadores no aceptan la postura patronal y exigen un sueldo base de 150 pesetas, la mejora de las condiciones higiénicas y avances sociales como derecho a huelga o sindicatos libres.

El ingeniero Don Ricardo y dos vigilantes, Domingo Robles, y Ramón, El porto, intentaban entrar al trabajo para que los demás hiciesen lo mismo. Tratan de meter para la jaula a los reclamaos, los mineros que estaban evitando la mili. Estos se resistían, pero los mandos intentan obligarlos a empujones.

La tensión es máxima. La plaza del pozo está rodeada de guardias civiles. Allí se encuentran concentrados los mineros de diferentes grupos, La Jarrina, Valdesalguedo, o del propio pozo vertical. Forcejean con la benemérita y los mandos tratando de evitar el esquirolaje. De repente, desde la sala de compresores aparece un grupo de mujeres que empiezan a tirar piedras y maderas. José García, mecánico en las instalaciones del Pozo Viejo de AFSA, lo describe así:

“los del taller, fuimos p´al Pozo Julia y había un montón de madera de la que metían pa´ postear y eso. Estábamos todos los del taller sentados encima de las maderas… cuando las mujeres empezaron a tirar allí a donde la jaulal... pum, pum, pum... Y nosotros como éramos del taller dijimos, quedamos aquí, pero cuando eso empezaron a zumbarnos a nosotros también y ya tuvimos que largar de allí”.

La benemérita, sobrepasada, llama a la Policia Armada procedente de León. Una decena de mineros son arrestados y posteriormente torturados. La represión es especialmente intensa cuando las calles de Fabero aparecen sembradas de papeles llamando a la güelga. Su carácter indiscriminado llega a una mujer en cinta, interrogada mientras iba a comprar el pan y fuertemente golpeada mientras pedía auxilio. Los gritos le supusieron la detención. Los abusos de autoridad se palpan en todos los rincones del pueblo, también en los bares.

A pesar de la represión y las promesas, en pocos días “como si fuera un reguero de pólvora conflagrada” se extienden por el resto de empresas del Cua. El día 17 se unen Antonio García Simón, Minas de Fabero y Combustibles de Fabero hasta la completa paralización el día 18 al unirse los obreros de las explotaciones de Rafael Alba.

Días después, el 6 de junio, en toda España se podía escuchar la crónica de la Pirenaica, “La única emisora sin censura de Franco”:

“Crónica de León.

-En la cuenca de Fabero estamos asombrados del derroche de valor y de enstusiasmo de las mujeres. Son las que impidieron tenazmente la ruptura d ela huelga por algunos esquiroles y pelotilleros que intentaban entrar al trabajo para que los demás hiciesen lo mismo. En  el gurpo de Antracitas de Fabero y en el Pzoo Verrtical de dicho grupo, fue donde las mujeres iniciaron su valiente lucha. Y tanta era su fuerza y su entusiasmo que los puesteos de la Guarida Civil fueron impotentes para hacerles retroceder por lo que llamaron alarmados a la Policia Armada de León cosa que no se esperaba. La policía Armada en número de unos 40 empezaron a golpear desesperadamente a las honrosas mujeres de Fabero que defendeían con sus maridos e hijos el pan de sus hogares. Las calles se llenaron de Jeeps. Trataron de hacer cundir el pánico. A cualquier persona la paraban, insultaban e incluso abofeteaban. El 25 de mayo la policia Armada aún estaba en Fabero. Pero ninguna de sus violencias han podido romper la volutnad de lucha de los mineros leoneses ni hacer retroceder a sus bravas mujeres dispuestas a no ceder hasta que sus hombres cobren salarios decentes con los que puedan comer en sus hogares. Este espíritu de las mujeres anima a toda la población segura de que manteniendose unida frente a todas las presiones y violencias triunfará.”

En el verano de 1963 se repite la oleada huelguística, también el papel de las mujeres y la represión sufrida por las que se enfrentan a los rompehuelgas. Durante la primavera se suceden los conflictos en AFSA. Cartas a la Pirenaica de mujeres de Fabero alientan las movilizaciones, es un piquete radiado:

“Mientras unos amasan millones, ricos de oro, con el sudor del minero, este no puede alimentar debidamente a sus hijos. Eso, sin ir más lejos, me ocurre a mí y a las mujeres de otros mineros.” Esta mujer reconoce que las huelgas le asustaban, pero que ahora comprende su necesidad. Anima a los trabajadores a unirse, declarar la huelga y “resistir hasta vencer.” Esboza cuales serían las tareas del antifranquismo desde su óptica de mujer de clase trabajadora: “Todo el mundo tiene ganas de cambios. Hay quien dice que los cambios van a venir sin falta. Yo, aunque no entiendo de otra política que la de mi casa, como a la hora de poner el puchero no me alcanza, y así llevo mucho tiempo, creo que los cambios no vendrán como no los traigamos juntos los que tanto los deseamos, que ¡somos muchos!”.

Cuando en Fabero la huelga de celo empieza a remitir tras dos meses y una pequeña victoria, una chispa salta en Asturias. El 5 de julio comienza un paro en Mieres que se extenderá por toda la minería asturiana, primero, y de León, después. Es una movilización discontinua y de intensidad variable según momentos y zonas. El 3 de septiembre se producen los primeros paros en la cuenca del Cua, comenzando por el pozo Alicia de COFASA. En Fabero grupos de mujeres hacen frente a esquiroles y guardia civil.

El 4 de septiembre en un corte radiofónico analizando el papel de las mujeres en las huelgas, la Pirenaica destaca el papel de las de la cuenca del Cua entre las movilizadas en toda España:


“En Fabero hicieron frente con valentía a la G. Civil. Y cuando detuvieron a algunas de ellas, sus amigas y sus maridos fueron en manifestación para exigir a las autoridades su libertad”.

En paralelo a las huelgas, en El Bierzo bajo van a surgir protestas frente a la concentración parcelaria. Las mujeres de Camponaraya se agrupan armadas con palos y herramientas y expulsan de sus tierras a quienes iban a realizar las mediciones, temen que se infravaloren los terrenos y afirman que no estaban dispuestas a “dejarse robar la tierra”. Nuevamente la emisora alienta las movilizaciones: “Campesinos de El Bierzo, no dejéis que hagan lo que quieran. Tomamos ejemplo de las mujeres de Camponaraya”.

El papel destacado que las mujeres de Fabero y Laciana tuvieron en las movilizaciones de 1962 hizo que el reportaje que narraba las huelgas en la provincia de León en el periódico de los exiliados españoles “España Republicana, portavoz del movimiento antifranquista” del 1 de julio de 1962, fuese ilustrado con un la imagen que hemos escogido para este artículo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario