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miércoles, 9 de octubre de 2024

1994, crisis y movilizaciones en El Bierzo Alto

1994 comenzaba con la recolocación de los mineros de la cuenca Fabero-Sil tras las protestas del otoño de 1993. Un segundo match, tras la Marcha Negra que se había vivido en 1992 en Laciana. Precisamente en junio de ese año, la MSP salía de la quiebra, aunque Endesa y Fenosa ya denunciaban las argucias de su nuevo propietario, Victorino Alonso, con fraudes en el suministro de carbón a térmica.

El sector minero deja a lo largo del año numerosos titulares. Al triste, y tradicional, reguero de accidentes mortales, se le añade el encierro y conflicto de los trabajadores de Carlenor, también propiedad del grupo Alonso, que ya es el principal empresario minero del país.

A finales de septiembre el diario El País recoge un titular demoledor “Industria rechaza un nuevo aplazamiento de la reconversión minera”. Diversas empresas de El Bierzo Alto entran en crisis, sus deudas con Hacienda son multimillonarias y corren el riesgo de desaparecer. Las reuniones entre los sindicatos y la Dirección General de Minas se suceden, también con la Junta de Castilla y León, los ayuntamientos o el empresariado.

La situación que se vive en El Bierzo Alto comienza a ser agónica. Y no únicamente por el largo rescate que se vivió para recuperar el cuerpo de Andrés Vega en Mina Casilda (Igüeña) a finales de octubre y que se prolongó durante 40 largas horas, durante fin de semana del 21 y el 23 de octubre.

Empresas como Virgilio Riesco adeudan dos nóminas y su futuro era el del “cierre total e inminente”, junto a otras diez minas del Bierzo Alto. El 27 de octubre, tras una asamblea, José Antonio González (“Pardal”), José Luis Morán (“Selo”), José Luis Moreno “Fran”, Juan Carlos Seijas, Esteban Fernández, Manolo Frechilla, Marino Jardino y Joaquín Castro (“Quintero) se convertirán en “los 8 de Virgilio Riesco” al comenzar un encierro en el pozo Mariángela. En el exterior van apareciendo pancartas que explican el conflicto: “mantenimiento de los puestos de trabajo de la comarca minera”, “los mineros queremos puestos de trabajo, no estar parados” y “nuestro futuro no es la primitiva”. 

2 días después, los delegados de CCOO y UGT en las mineras de El Bierzo Alto anuncian una huelga en todas las empresas para el jueves 3 de noviembre.

Las movilizaciones dan pequeños resultados, pero insuficientes. El 11 de noviembre tras una concentración ante la sede del Instituto Nacional de la Seguridad Social de la capital leonesa el organismo decide levantar parte del embargo a «Virgilio Riesco» para que cobren los mineros. La Dirección General de Minas propone a los sindicatos la recolocación de 70 de los 150 mineros de esta empresa en otras explotaciones mineras, el resto, irían al paro o podrán acogerse a planes de jubilación anticipada. Lo rechazan porque consideran que la empresa tiene producción para 20 años.

Al día siguiente el vicepresidente del gobierno, Narcís Serra, es recibido con una sonora petardada por mineros cuando acude a inaugurar el Hospital del Bierzo.

El martes 15 de noviembre comienza una huelga de 2 semanas en El Bierzo Alto. En la primera jornada tiene un seguimiento del 100% en los trabajadores (más de 2000) y la actividad del resto de sectores queda paralizada (25.000 habitantes de la zona). Las protestas se suceden. 4000 personas se concentran en la Plaza Santa Bárbara de Bembibre, tras lo cual vecinos y mineros cortan la N-VI a la altura del km 364.

Isaac Maurín, secretario de minería de CCOO, dice mostrarse esperanzado ante la reunión con Alberto Carbajo, Director General de Minas. Esperanzas que se frustran pronto y, con ellas, también las de los encerrados. “Cuando los compañeros que estaban fuera negociando volvían de Madrid con malas noticias y decían que había que seguir, todo se hacía un poco más cuesta arriba”, recuerda Juan Carlos Seijas.

Concentraciones, manifestaciones, cortes de la N-VI se suceden entre Ponferrada y el Manzanal, con especial incidencia en las inmediaciones de Bembibre y en los ferrocarriles. El día 17 una asamblea en la capital del Bierzo Alto con 1000 personas decide continuar con los cortes pero piden a los encerrados del Pozo María Ángela, que ya cumplen 21 días de encierro, que salgan y se incorporen a las protestas. Otra asamblea todavía más multitudinaria en Ponferrada acuerda endurecer las medidas y huelga general en las comarcas mineras de León para el 23-N. CCOO y UGT solicitan la dimisión de Carbajo por su postura "intransigente". La represión se ceba con los manifestantes con 7 detenidos y numerosos heridos.

Anatolio Díaz, de FIA UGT, explica en prensa que el endurecimiento de medidas de presión se debe al “fracaso” de la reunión que los representantes de los trabajadores mantuvieron el 16 con el director general de Minas. Esto supondría la pérdida de 300 puestos de trabajos, por lo que el sindicalista afirma: “me resisto a pensar que  actuaciones de este tipo estén sustentadas por un gobierno socialista”.

Los enfrentamientos, heridos y detenidos se suceden jornada tras jornada. Las batallas campales en la localidad de Bembibre se prolongan hasta la madrugada. 800 trabajadores y 14 minas penden de un hilo, informa El País.

La intransigencia del ejecutivo socialista fuerza la situación. La Ejecutiva Provincial del PSOE de León amenaza con pedir la dimisión del director general de Minas del Ministerio de Industria, Alberto Carbajo.

Mineros y vecinos defienden las barricadas. Se sirven de cócteles molotov, bolas de acero tiradas con tirachinas y voladores para contener la presión de los antidisturbios. La fuerza pública penetra hasta el casco urbano de Bembibre. Manuel López, de UGT, denuncia que 7 personas recibieron "una panadera" en un coche de la Guardia Civil tras ser detenidas y esposadas. El alcalde de Bembibre, Jesús Esteban, negoció el repliegue con los mandos de antidisturbios. Sin embargo, los vecinos no están conformes ante lo que consideran un "estado de sitio" y 600 personas se concentran ante su vivienda. El gobierno está convirtiendo un conflicto social en uno de orden público.

CCOO y UGT buscan reanudar el diálogo con Industria para una solución ordenada de empleos, cupos y viabilidad de los pozos. El 21 de noviembre unas 3000 personas participan en una marcha desde Bembibre a Ponferrada, que ya había sido aplazada por el temporal.

Sin solución de continuidad, las expresiones de malestar obrero continúan al día siguiente en forma de nuevos cortes de vías de comunicación y el miércoles 23 de noviembre más de 70 autobuses llegan a Madrid para manifestarse ante la sede del Ministerio de Industria. Ese día se vive una huelga general en toda la minería de León. El coordinador general de IU-CyL, Antonio Herreros, propone la convocatoria de una huelga general en la provincia de León, incluso en toda la comunidad autónoma, que no se llega a desarrollar.

La protesta transcurre pacíficamente bajo el lema “la reconversión minera destruye el Bierzo” y gritos de “la próxima visita será con dinamita” o "Felipe pelota, el Bierzo no te vota”. Consiguen arrancar el compromiso de reanudación de las negociaciones para el jueves. Con cierta división sindical. Anatolio Diez de UGT califica de paripé esta primera reunión. Ambas centrales, CCOO y UGT, anuncian la continuación de las movilizaciones.

Alberto Carbajo, lanza una propuesta de reordenación. La cifra en 7.000 millones de pesetas, 2.000 menos que los previstos inicialmente. Considera que se han "suavizado", hasta el límite de la "prudencia" los efectos negativos del "ajuste" y "consolidación" de las empresas del Bierzo Alto. 8 explotaciones de 15 que se encuentran en situación de "quiebra técnica" se acogerían al cierre. Los sindicatos exigen compromisos de mantenimiento de cupos, reducción de actividad, recolocaciones, prejubilaciones y el menor número posible de bajas incentivadas. La medida afectaría un 1000 de los 2.500 trabajadores del Bierzo Alto.

Finalmente, tras intensas negociaciones, en la madrugada del 23 al 24 de noviembre se alcanza un acuerdo y se desconvocan las movilizaciones. El ajuste supone 150 bajas incentivadas, 250 prejubilaciones, el mismo número de recolocaciones y una reducción de 150.000 toneladas de cupo. 5 de las 11 empresas destinadas al cierre podrán continuar (Virgilio Riesco, Campomanes Hermanos y Antracitas Matarrosa, reduciendo su producción. Carbones San Antonio y Mile deberán esperar una consultoría externa). Antracitas de Almagarinos, del Charcón, de Filgueira, de Lillo, Frelán y Vencove se cierran y se comprometen 3.000 millones de pesetas, hasta diciembre de 1995, para la creación de empleo alternativo, más otros 400 de la Junta. Además, se destinarían otros 3.000 en diez años para prejubilaciones. Ayudas al sector, que deberán ir reduciéndose por exigencias de la UE hasta 1997.

En una asamblea en Bembibre los dirigentes sindicales explica lo que consideran "logros posibles" de un acuerdo global, no empresa por empresa. Algunos trabajadores cuestionan los “escasos avances” o que no evitará la pérdida a futuro.

Tras el acuerdo, el 25 de noviembre, a las 13.05 horas, los 6 mineros que cumplían 29 días de encierro en María Ángela, abandonan la medida de fuerza. Son recibidos entre llantos, aplausos, vítores, cohetes y el repique de las campanas de la iglesia de Santa Marina de Torre.

Una victoria parcial pero global, lograda con gran sufrimiento, pero que permite que el lunes 28, los 2.200 mineros de las 30 explotaciones del Bierzo Alto vuelvan al trabajo a la espera de ir negociando empresa por empresa las bajas incentivadas, las prejubilaciones y recolocaciones.

Raúl Blanco, sindicalista de CCOO en Alto Bierzo explica así la importancia del mismo: “se consigue un acuerdo histórico que permite recolocar a la mayoría de los trabajadores de empresas que cierran o reducen actividad en 6 empresas de la comarca, a la par que se refuerzan estas 6 empresas al asignarles unos cupos de carbón que permiten que mejoren sus resultados”.

La vuelta al trabajo también supuso la vuelta a esa negra rutina, la del accidente, la de la crisis permanente y la necesidad de nuevas luchas. El 7 de diciembre un picador pierde la vida en Mina Adelida, en Cerezal de Tremor, su hermano, también picador, la había perdido apenas 6 meses antes en otro accidente.

A finales de diciembre Carbones San Antonio, denuncia ante la Comisión Europea la política minera española. Manifiesta un agravio frente a HUNOSA y que el fin de año sea el de la explotación. El 24 de enero de 1995 nueve mineros de Carbones San Antonio se encierran en el Ayuntamiento de Bembibre. Exigen ser incluidos en el acuerdo, pues han sido excluidos por los despidos disciplinarios impuestos por la empresa.

En enero de 1995 se celebra el juicio por la denuncia de Victorino Alonso contra el juez Ireneo García por presunto chantaje. Al mes siguiente, suma y sigue, nueva denuncia por fraude en las entregas a térmica y paraliza la ampliación de capital social que lo convertiría en el mayor socio de MSP por contradiciones con la CNMV y algunos accionistas.

El mes de enero termina con el anuncio de las obras de la planta de desulfuración en Compostilla II surgida del acuerdo del año previo en la cuenca de Fabero. Un claro en un panorama oscuro. El 3 de febrero nuevos cortes en la N-VI y un trabajador herido es el resultado de un enfrentamiento desigual. En abril serán los trabajadores de Coto Minero del Sil y de Antracitas de Matarrosa. En unas fechas marcadas por la previa de las elecciones y la Semana Santa vuelve la conflictividad. La prensa lo expresa así: "Las carreteras del Bierzo están ya acostumbradas a la presencia de tanquetas de la Guardia Civil, que se abren paso entre los mineros".

Un suma y sigue de luchas de empresa, que poco a poco van tomando un carácter de sector. Un precedente del primer plan del carbón, que vendría a dar una estabilidad en la agonía. Isaac Maurín, secretario provincial de minería de CCOO, haciendo balance de los efectos de las decisiones gubernamentales de los comienzos de los 90 que abocan al sector al cierre y la respuesta sindical dada, realiza la siguiente reflexión:

“Las primeras órdenes ministeriales se abordaron muy mal. Hubo un rechazo total de la federación (Estatal Minera de CCOO), pero sin presentar ningún tipo de alternativa y con un resultado de cierres de empresa y la pérdida de empleo. (…) En Fabero, ya se cambió incluso una norma de ley para que pasaran los silicóticos de una empresa a otra, no quedó ningún excedente en la calle (…) en definitiva, la cuenca del Sil, se salvó cuando estaban en una situación totalmente de crisis y de quiebra.

En El Bierzo Alto se tomó como referente lo que se había hecho en Fabero-Sil. Mejoraron la situación de las empresas (…) los cupos de algunas, se sostuvo el empleo y, en realidad, la situación se mejoró.”

La experiencia sindical acumulada permitió una salida a lo que iba a ser un goteo de quiebres y cierres de empresas del fragmentado sector de la antracita en El Bierzo Alto. Una derrota dulce, o una victoria amarga.

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