Tomé apuntes, fotografié algunos materiales y entre ellos los referidos a la huelga de mineros de 2012. La épica batalla que todos y todas tenemos en mente en nuestras retinas. Basta una breve pausa para recordar aquel caluroso verano de recortes y movilizaciones, de huelgas y barricadas, de cargas y solidaridades. Y precisamente, en estas últimas nos vamos a detener. En concreto en algo que tiene que ver con las solidaridades de clase.
En 1984 los ojos
de los mineros del mundo estaban puestos en Gran Bretaña, la primera gran
batalla frente al cierre de las minas en Reino Unido. La primera gran batalla
del liberalismo renovado de los 80, bajo la mano dura de la Dama de Hierro, Margaret
Thatcher. Entonces se crearon cajas de solidaridad desde las cuencas mineras
leonesas y de toda España, pero los mineros de entonces estaban lejos de
apreciar el alcance de aquel duro pulso que quedó reflejado en la novela de David
Peace GB 84.
En su prólogo
Daniel Bernabé afirma que aquellos cierres en Reino Unido, como los acaecidos
en España, “no era una cuestión de rentabilidad y eficacia, en último termino,
sino una cuestión de clase, la de eliminar a los mineros de suelo inglés, uno
de los batallones pesados del proletariado, y a su sindicato, el NUM (National
Union Mineworkers), uno de los más combativos”.
Y volvemos los
ojos de la Inglaterra del 84 a la España de 2012, porque seguramente todos y
todas recordemos la solidaridades cosechadas por los mineros en todos los
puntos por donde pasaba la marcha negra, también el macrorecibimiento en Madrid
o, incluso las concentraciones en puntos de la geografía nacional que poco o
nada tenían que ver con el negro mineral. Pero seguramente desconozcamos el
alcance que tuvo más allá de nuestras fronteras.
Seguramente
algunos recuerden como las movilizaciones obreras frente a los violentos
recortes del gobierno dieron lugar a titulares en medios como La Razón que
llegó a titular “El manual del «terrorismo callejero» guía a los mineros”. Sin
embargo, menos conocido fueron los destellos de solidaridad en trabajadores de
medio mundo y cuyas letras de ánimos llegaban a pequeñas sedes sindicales como
las de Fabero. Hoy vamos a hacer un breve repaso a esta intrahistoria menos
conocida, pero que hace honor a aquella frase del movimiento obrero que la
solidaridad es la ternura de los pueblos.
A las sedes
sindicales llegan poemas desde Madrid, mensajes de apoyo de incontables comités
de empresa de toda España, pero también declaraciones desde Reino Unido
encabezadas por el ex presidente nacional del NUM, Ian Lavery, que han montado
un “Spanish Miners Solidarity Committee” (Comité de Solidaridad con los Mineros
Españoles) que rememoran su “batalla larga y dura (…) bajo un régimen de terror
por parte del gobierno de Margaret Thatcher y la policía”. del que también
forman parte los "Grupos de Acción de Mujeres" que declaran su
"apoyo total por los mineros de España" y que "admiramos mucho
vuestra lucha y vuestra determinación de NO pagar por la crisis del capitalismo
causada por los financieros y banqueros”.
De los
ferrocarriles británicos también se dirigen a "UGT and CCOO &
Mineworkers of Spain". Nada menos que por boca de Bob Crow, secretario
general del National Union of Rail Maritime & Transport Workers que apoyan
la lucha minera frente a la austeridad, afirmando que son una demostración e
inspiración para todos los trabajadores el mundo.
El Movimiento
Democrático de Mujeres de Portugal saluda "la lucha de los mineros y de
las mujeres de las regiones de Asturias, León y Teruel". Las feministas portuguesas
ensalzan "la inestimable contribución de la combativa participación de las
mujeres y del pueblo español en la lucha de los mineros". Además pone en
valor los encierros o las cortes de carretera para tratar de impedir "la
dominación por las fuerzas de seguridad que han recurrido a diversas formas de
violencia para poner fin a la resistencia de los mineros". El MDM aprovecha
para denunciar y saludar las luchas frente a los recortes de la Troika o el ataque
a derechos como la Interrupción Voluntaria del Embarazo. Concluyendo con un
contundente "RESISTIR ES LA MANERA".
El secretario
general de la rama de "Énergíe e Mines" de Fuerza Obrera de Francia
(FO) traslada desde Nantes un saludo aprobado en su congreso federal. Y apela
al gobierno español a crear “las condiciones de un diálogo social que
responda favorablemente a las legítimas reivindicaciones de los mineros para la
continuidad de la actividad del carbón en España."
La todopoderosa Industrial
All European Trade Union que agrupa a sindicatos del sector industrial
de toda Europa, con 7 millones de trabajadores afiliados señala: “Recortar la
ayuda estatal (…) para facilitar el cierre de las minas no competitivas hasta
2018, sería económicamente contraproducente y socialmente injusto”. Como declaró
el secretario general de industriAll, Ulrich Eckelmann, “El cierre de minas
dejaría sin trabajo a miles de personas del sector minero y pondría en riesgo a
sus comunidades dependientes. Pedir recortes ahora en España, donde el
desempleo juvenil supera el 50% y el desempleo general alcanza el 24%, con
pocas perspectivas laborales, es simplemente irresponsable. Las personas
trabajadoras del sector del carbón no deberían ser quienes paguen los errores
cometidos por los bancos.”
Desde el otro lado del charco, Napoleón Gómez
Urrutia secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros,
Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana, envía un
mensaje de “total solidaridad y pleno apoyo a los mineros de España”. Desde el
país azteca lanza unas palabras de aliento “a los mineros en valiente huelga” y
sus sindicatos CCOO y UGT, contra “el cierre de las explotaciones mineras en
Castilla, León, Asturias y Aragón, que supone quitar el empleo a decenas de
miles de trabajadores y el desamparo a sus familias” afirmando que desde la
empatía que supone haber “sufrido una penosa e ilegal represión política
durante los últimos años, nos sentimos profundamente identificados con el movimiento
que hoy llevan adelante los mineros, sus familias y sus organizaciones, y
reiteramos que su lucha es la nuestra”.
Solidaridades de
ida y vuelta, no es casualidad, que en esa sede que, como decía al principio,
había quedado como el último día que por allí pasaron sus delegados y
afiliados, en la sala de reuniones siguiese presidiendo un cuadro con un cartel
que clama solidaridad con los mineros de Chile y su organización, la CUT, ante
el golpe de Estado de Pinochet. Un viejo cartel, de una idea que es
imperecedera, la solidaridad de clase.
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