1993 se despierta en España con la resaca de la Expo de Sevilla y los Juegos Olímpicos de Barcelona. Con los restos de Curro y Covi llenando las papeleras, España entró en recesión primero y en una crisis económica, que elevó el paro del 16% al 24%, después. Las cuencas mineras de León vivían la resaca de la orden Ministerial de finales de 1990 por la que comienza la “reconversión”, el cierre traumático de Sabero en el 91 y la histórica lucha que salvó a la MSP y Laciana en 1992.
Con estas coordenadas el año nuevo comienza con la situación financiera de las empresas mineras de la cuenca Fabero Sil en grave riesgo de quiebra. En enero Juan José Lucas, presidente de la Junta de Castilla y León, se compromete con la Coordinadora faberense en defensa de la Cuenca, a financiar un “plan de industrialización” para el municipio y a estudiar la construcción de una autovía a Asturias por Fabero y otra de Villablino a Ponferrada, así como a buscar solución a las escombreras que llevan 2 años encendidas.
El mes de mayo comienza
con el encierro de 4 trabajadores de Combustibles de Fabero (COFASA) en huelga
de hambre en el Ayuntamiento de Fabero, una huelga general en la cuenca, otros
encierros en Caja España (que tenía embargada la empresa), cortes de carreteras
y la paralización de los cielos abiertos.
En octubre 50 mujeres
de mineros Antracitas de Marrón se encierran en el Ayuntamiento de Fabero
exigiendo pagos de salarios. Desde el 20 de septiembre 90 trabajadores de esta
empresa se habían encerrado en la compañía y otros 12 en las dependencias de Minas
de la Junta en Ponferrada. En Antracitas de Matarrosa ocurre una situación
similar con un encierro de 80 trabajadores que impide el cierre del grupo Las
Solanas.
La situación no mejora
y la conflictivad no decae. El 27 de octubre se produce una nueva huelga
general en la cuenca. IU pide ligar las ayudas de la Junta a la entrada en el accionariado
de las empresas. El 14 de noviembre el Consejero de economía de la Junta Bécker
muestra su rechazo a la concentración de empresas y el traslado de excedentes
laborales en una reunión con representantes sindicales.
Por entonces, el Comité
de Antracitas del Bierzo decide acampar ante el Ministerio desde del día 10 de
noviembre. La situación se radicaliza y los trabajadores comienzan a cortar la N
VI, la N 632, el ferrocarril, y los accesos a Compostilla ,en nuevas jornadas
de huelga tras el fracaso de las negociaciones con el Director General de Minas,
Alberto Carbajosa, que se muestra inflexible en la necesidad de eliminar 160
puestos de trabajo.
El 18 de noviembre una
nueva huelga general es respaldada masivamente por los 20.000 habitantes de los
municipios de la cuenca Fabero-Sil. En Ponferrada se produce una manifestación
con pancartas portadas por mujeres en las que se puede leer "Carbajo vete
al carajo" o "Carbajo. La
cuenca del Sil y Fabero se salva con el Coto Minero". Durante la marcha se
viven momentos de tensión cuando arrojan huevos ante la sede del PSOE.
En la segunda jornada
de huelga, el 24 de noviembre se producen 2 detenciones por cortes de la N-VI
en Brañuelas. Finalmente el 27 de noviembre 7 representantes sindicales se
encierran en el Pozo Alicia. Son 2 de AFSA, 2 de COFASA, 2 de AGSA y 1 de
Marrón. Manuel López, Pio Cachón, José Luis Quiroga, Jesús Guerra, Tomás
Abella, Domiciano López y Francisco Blanco. Este hecho plantea que no se trata
de una movilización parcial, sino que demanda soluciones globales para la
cuenca y la crisis de la antracita frente a los recortes de los cupos de
carbón. A partir del 29 el paro es indefinido en Fabero.
Por entonces, Ángel Villalba,
de Caja España, anuncia que la crisis de MSP está próxima a solucionarse. En
ese momento se convoca manifestación en Madrid y huelga general en la minería para
el 2 de diciembre que afecta a toda la provincia (8000 trabajadores). Los
mineros de las cuencas de Fabero y el Sil que ya han conseguido el apoyo del
territorio, buscan el del sector. En paralelo unas 500 personas dan apoyo desde
la plaza del pozo a “los 7 de Alicia”. Por su parte las mujeres de Antracitas
del Bierzo se encierran en el ayuntamiento de Toreno.
El pulso laboral y social empieza a hacer variar
las posiciones de las autoridades. El consejero de la
Junta comienza a hablar de una "explotación racional" y el mantenimiento
del empleo. Béker culpa a la UE de la situación, además el Ministerio empieza a
contemplar la construcción de la planta de desulfuración por parte de Endesa. También
se plantea la recolocación del 75% de los despedidos de COFASA y Marrón y buscar
una solución para Antracitas del Bierzo.
El día 2-D, 6000
personas arropan en Madrid a los representantes de CCOO y UGT que se reúnen con
el secretario general de Energía, Luis Atienza. En la manifestación participa
Marcelino Camacho, presidente de CCOO, que rechaza la política del gobierno
socialista de comprar carbón extranjero a bajo precio.
De la reunión sale un principio
de acuerdo que se rubricará el 7 de diciembre. Contempla el mantenimiento de la
totalidad del empleo en la cuenca (601 puestos de trabajo), la planta de
desulfuración y la financiación de los carbones almacenados. Así como un cupo de
120.000 tm para esas empresas. Por otro lado, el Estado condona los 1.415
millones de pts. de las empresas de la cuenca, adelantados desde junio para el
pago de salarios. Sin embargo, los trabajadores de Rey (Antracitas del Bierzo)
no se mueven hasta que "salgan papeles firmados" del Ministerio,
tampoco los 7 de Alicia.
El día 8 los
trabajadores refrendan en asambleas los acuerdos. 1000 vecinos reciben a los 7
de Alicia entre aplausos. Los encerrados, que empezaban a presentar cuadros de
conjuntivitis y bronquitis, firman un escrito en el que agradecen el apoyo y
llaman a "no bajar la guardia" ante futuras negociaciones y
cumplimientos. Isaac Maurín (CCOO) y José Antonio Silva (UGT) se dirigen a los
presentes para explicar lo conseguido.
Los acuerdos para la
reordenación de la cuenca de Fabero-Sil fueron firmados el 30 de diciembre del
93. Las negociaciones para las recolocaciones empezaron con el nuevo año 94. El
5 de enero EFE anuncia que entre el 17 y el 24 de enero comenzarán las
recolocaciones en Victoriano González. Los primeros los 130 de Rey. Y después les seguirían Marrón
y COFASA, unos 400 en total.
Antracitas de Marrón,
del Bierzo y COFASA cierran, trasladando sus trabajadores y cupos a Victoriano
González, que ya era propiedad de Victorino Alonso. Los mineros de COFASA se
recolocan en el grupo Escandal de AGSA, los de Antracitas del Bierzo van a
Caleyo y los de Marrón a Santa Cruz. Con
ellos portan la “mochila”, un porcentaje del cupo de carbón (y ayudas) que le
correspondía a su empresa de procedencia. AFSA continúa como empresa
independiente, y aunque en el 97 pasa a formar parte del grupo Alonso, no
desaparecerá como tal hasta el 99.
En paralelo 20 mineros
de COFASA se encierran en la Delegación del INSS por el complemento salarial a
los enfermos de silicosis, unas 180.000 pts al mes y que en Victoriano González
no garantizan por el momento. Sus presiones dan frutos y finalmente conseguirán
una modificación legislativa para que los trabajadores silicosos puedan
conservar sus complementos específicos en sus nuevos destinos. Los acuerdos
tienen que ser peleados centímetro a centímetro. A pesar de todo las
movilizaciones no cesan. El 17 de octubre de 1994 una nueva huelga, comienza la
lucha por un convenio único para el coto minero del sil.
Con el acuerdo, se
consigue el mantenimiento del empleo y una salida que dista mucho de la
traumática de Sabero. Un hecho que se tomará de ejemplo a la hora de la
restructuración que sufrirá la cuenca de El Bierzo Alto al año siguiente.
Cuando esto se produce, los mineros de la cuenca faberense y del Sil habían
conseguido asentar un nuevo modelo basado en las recolocaciones, la “mochila” y
la agrupación empresarial para dar viabilidad a las cuencas y que la
administración se ve obligada a asumir. Laciana
92 y Fabero-Sil 93 son el precedente de los planes del carbón.
Los trabajadores de
Fabero-Sil comprendieron que o luchaban juntos o los despedirían por separado.
Sin embargo, estas movilizaciones han permanecido en un segundo plano, fuera de
la memoria colectiva. Una lucha que cuando todo parecía abocado al cierre
permitió que dos generaciones de mineros continuasen con el sector. Un balón de
oxígeno a unas cuencas que ya contaban con el primero de silicosis.
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