sábado, 18 de septiembre de 2021

Muchos escolares y pocas escuelas. Toreno, 1960.

Este mes de septiembre es el de la vuelta al cole. En Laciana y El Bierzo, especialmente en las cuencas mineras y el medio rural, estos colegios han perdido alumnado, fruto de la emigración y el envejecimiento poblacional, pero no siempre fue así.

A modo de ejemplo nos centraremos en el municipio de Toreno. En este curso 2021-22 la matrícula escolar está en torno al centenar de alumnos/as en Toreno y apenas una docena en Matarrosa del Sil, contando con los niños y niñas de 3 a 6 años. Pero, insistimos, “no siempre fue así”. Hagamos un viaje en el tiempo y situémonos en 1960, por entonces las cuencas mineras todavía recibían población.

La villa del Sil cuenta con 6.046 habitantes en 1960, doblando la población de una década atrás. A pesar del crecimiento que experimentan los pueblos mineros, este no va parejo a la creación de servicios públicos para absorber las nuevas demandas. Ejemplo de ello serán los ámbitos educativo o sanitario. Las demandas de las autoridades políticas y sindicales locales van a ser constantes, también las denuncias y reivindicaciones por parte de la oposición, a través de la Pirenaica o de las reivindicaciones de las comisiones obreras en huelgas y escritos.

En Toreno hay 873 niños y niñas de entre 6 y 12 años (sin contar todos los pueblos que conforman actualmente el municipio) que se hacinan en unas unidades educativas. Son “locales totalmente inadecuados, insalubres y de condiciones higiénicas muy deficientes”. Por localidades Toreno, cabeza de municipio, cuenta con  375 niños y niñas entre 6 y 12 años, Librán con 62, Matarrosa del Sil con 258, Santa Leocadia con 25, Santa Marina con 75 y Villar de las Traviesas con 78.

El jefe local del Movimiento y alcalde José Valladares Rodríguez en una carta al Ministro de Educación se queja de la dejación gubernamental y empresarial a pesar de las obligaciones legales y las “realizaciones de gran interés nacional” que se desarrollan en esta “zona minera de primer orden”. El municipio cuenta con una “estructura social eminentemente obrera” que sigue incrementándose.

Los ayuntamientos mineros se ven desbordados y recuerdan la “obligatoriedad para las empresas de solucionar el problema escolar por ellas originado”. La legislación establecía que aquellas compañías que cuenten con más de 30 niños/as entre sus trabajadores tendrán que construir  escuelas y viviendas para maestros. Sin embargo, en Toreno ni construyen sus propias escuelas, ni colaboran de otra forma con el ayuntamiento.

El ayuntamiento expone en un informe: “para que quede claro que el gravísimo problema de que nos ocupamos ha sido originado por el crecimiento de la población minera hemos efectuado un recuento”. 502 escolares son hijos e hijas de obreros de Antracitas de Gaiztarro, MSP y Ocejo y García S.A., frente a los 371 de otros vecinos.

El consistorio toreniense reclama un “amplio plan de construcciones escolares” para hacer frente al “amplísimo problema de Enseñanza primaria”, que cifran en 16 unidades, para un ratio de 40 alumnos/as por aula. Un hecho que consideran fundamental para “suplir así la educación que en numerosos casos no reciben los niños, como sería de desear, en el seno de la familia”.

En 1960, tres años después de la primera petición, los resultados prácticos eran nulos. La corporación esgrime los problemas que genera esta situación. En una carta al Ministro piden la construcción de estas unidades educativas para “evitar la pérdida de las subvenciones” ya concedidas, e “incidencias siempre enojosas y lamentables”, es decir, protestas sociales.

 

 

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